Víctor Rodríguez en el programa Magazine de la 8 Burgos.
5 de febrero de 2021. Víctor Rodríguez, Decano de la Facultad de Criminología de la Universidad Isabel I, ha explicado los modus operandi de algunos de los crímenes múltiples más escabrosos de los últimos años, con el desarrollo de tres casos recientes.
El primero de los casos es el de François Patrick Nogueira, el descuartizador de Pioz, criminal de origen brasileño que asesinó y descuartizó a sus tíos y a sus dos primos, dos niños de 18 meses y 2 años, el 17 de agosto de 2016. Después de asesinar a toda la familia, los descuartizó y metió sus restos en bolsas de basura, tras lo cual, envió un WhatsApp a un amigo de Brasil jactándose de los hechos, e incluso llegó a hacerse fotografías con los cadáveres.
Víctor Rodríguez destacó en el programa que el asesino fue detenido en el aeropuerto cuando intentaba salir de España. Fue el fuerte olor de los cadáveres lo que alertó a los vecinos que avisaron a las autoridades que rastrearon los movimientos del asesino. ‘Es en los interrogatorios cuando se puede saber cuales son las motivaciones que pueden llevar a una persona a conocer qué pulsos le llevaron a cometer un crimen’, explicó el Decano de la Facultad de Criminología.
El profesor universitario señaló en el programa que ‘descuartizar un cuerpo es muy complicado para que sea fácil de transportar. Hay que tener conocimientos de anatomía humana y lo más complicado es el torso’, matiza el criminólogo. No obstante, en la Facultad de Criminología se analizan los motivos que pueden lleva a una persona a convertirse en asesino. El origen pueden ser los celos, razones económicas o un mero accidente por un mal golpe tras una discusión. ‘El temor a ser descubierto o los nervios pueden llevar al autor de las muertes a hacer desaparecer los cadáveres, aunque en muchos casos, no saben qué hacer con ellos. Es el caso del asesino de Pioz, que dejó los cuerpos desmembrados en la vivienda familiar’, explica Víctor Rodríguez.
Otro de los asesinos múltiples recientes es el de Juan Carlos Aguilar, conocido como el Falso Monje Shaolín. El falso monje utilizaba el budismo, el Kárate y el Kung fu para captar mujeres a las que vejaba maltrataba, violaba y humillaba. Dos de sus víctimas fueron asesinadas atrozmente en mayo de 2013. Trató de deshacerse de los restos en el techo de su gimnasio, en las duchas de la escuela o incluso arrojando algunos restos a la ría de Bilbao. En el segundo de los asesinatos, una semana después del primero, una vecina oyó pedir auxilio y llamó a la policía que al entrar en la vivienda se encontró con una escena dantesca. Víctor Rodríguez explicó que ‘el hecho de tirar los restos a la ría de Bilbao, al no tener calado suficiente ni excesivas corrientes, se pudieron recuperar los restos’.
El tercero de los crímenes analizados en el programa fue el de Bruno Hernández Vega, el descuartizador de Majadahonda, que asesinó a dos mujeres y las trituró en una picadora de carne industrial a la que tenía acceso que se encontraba en el sótano de su vivienda. Sus víctimas fueron su tía y la mujer que le había arrendado una habitación. El primer crimen se cometió el 1 de abril de 2015, momento en el que mató a su casera y con posterioridad, asesinó a su tía. Víctor Rodríguez detalló en el programa que ‘no es nada sencillo hacer desaparecer los restos humanos, aunque sean triturados porque hay muchos restos como piel, pelo o sangre que se pueden identificar gracias a productos químicos y aplicación de nuevas tecnologías, así como el uso de unidades caninas de las unidades científicas.
El decano de la Facultad de Criminología de la Universidad Isabel I subrayó que en los 3 casos hay similitudes, no del perfil de la víctima o el asesino, sino en la forma de deshacerse de los cadáveres con desmembramiento o descuartización. El criminólogo estudia ‘el porqué del crimen, el tipo de cortes, que realiza el asesino, si tiene la habilidad o conocimientos previos de anatomía, si siempre hace de los cortes de la misma forma para identificar un patrón y estrechar el cerco que permita resolver el caso’. Según el modus operandi del asesino, la aplicación de las tecnologías recientes y la pericia del criminólogo se pueden llegar a resolver crímenes muy complicados, incluso, años después de haber sido cometidos, concluye Víctor Rodríguez.