Equipo de baloncesto en silla de ruedas en Hamburgo.
20 de enero de 2022. El Comité Paralímpico Internacional cuenta con un código de clasificación de los atletas basado en la evidencia y que se aplica a todos los deportes paralímpicos. Este sistema de clasificación determina qué atletas son elegibles para competir en un deporte y cómo se agrupan los atletas para la competencia, en función de su discapacidad. Así, diferentes deportes requieren que los atletas realicen actividades como impulsar una silla de ruedas, remar, carreras de velocidad o disparar por lo que, como los deportes requieren actividades diferentes, el impacto de la discapacidad varía en cada deporte.
Para que la clasificación minimice el impacto de la discapacidad en el rendimiento deportivo, la clasificación debe ser específica del deporte. A la hora de evaluar a un atleta se deben considerar tres elementos: si el atleta tiene una discapacidad elegible para ese deporte, si la discapacidad elegible reúne un criterio mínimo de discapacidad del deporte y qué clase deportiva describe con mayor precisión la limitación en la actividad del atleta.
Existen 10 tipos de discapacidades elegibles, según el Movimiento Paralímpico, que se definen como: deterioro de la fuerza muscular, deterioro en el rango de movimiento pasivo, discapacidad en las extremidades, diferencia de longitud en las piernas, baja estatura, hipertonía (aumento anormal de la tensión muscular y capacidad del músculo), ataxia (falta de coordinación de los movimientos musculares), atetosis (movimientos involuntarios que impiden mantener una postura simétrica), discapacidad visual y discapacidad intelectual.
El estudio en el que participa Javier Raya González, profesor del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Isabel I, se titula ‘Rango de herramientas de medición de movimiento para evaluar la función del tronco de los atletas en silla de ruedas con deficiencias físicas’. Además, rubrican este artículo los docentes Marta Domínguez Díez, Daniel Castillo, Raúl Reina o José Luis López Elvira.
En esta investigación se analiza el deterioro del movimiento en atletas en silla de ruedas a través de dos herramientas de análisis cinemático: el vídeo en 2D y el inclinómetro de aplicación móvil.
En la investigación participaron un total de 16 atletas en silla de ruedas y 5 no discapacitados. A todos ellos se realizaron las mismas pruebas de medición, relacionadas con la flexión y extensión del tronco en movimiento. Para el Comité Paralímpico Internacional es fundamental “que el proceso de medición arroje medidas objetivas, válidas y fiables, para establecer los criterios de elegibilidad para atletas en sillas de ruedas, para evaluar el deterioro y determinar el impacto de una acción o movimiento deportivo específico”, señalan los autores del estudio. En este sentido, el deterioro del tronco determina la competencia en el equipo de silla de ruedas, afectando a acciones deportivas específicas como la silla basculante, aceleración o sprint.
Hasta ahora, es la opinión del clasificador en la cancha la que determina la evaluación del atleta en silla de ruedas. Esta evaluación incluye la valoración de los movimientos en los planos sagital, coronal y transversal. Según publica el artículo que edita la European Journal of Human Movement, en su número de enero de 2022, tras determinar la fiabilidad de las herramientas de medición y analizar los valores ofrecidos por los atletas, se ha realizado una comparación de los datos en función de las diferencias entre atletas en sillas de ruedas y el origen de su deterioro.
En las conclusiones de su investigación, los autores del artículo señalan que el análisis de vídeo (2D) muestra un alto grado de fiabilidad, mientras que el inclinómetro es más adecuada para medir aquellos deportistas con impedimentos. Igualmente, las herramientas de análisis de vídeo se pueden definir como confiables para evaluar la funcionalidad de los diferentes segmentos de la columna vertebral.