La Universidad Isabel I en equipo de investigación.
28 de febrero de 2022. La noche del 7 de junio de 2004, Salvador, Julia y su hijo de 12 años Álvaro fueron asesinados en su piso de Burgos. Solo su hijo mayor, Rodrigo, que estaba interno en un centro de Valladolid (a 80 kilómetros), y que ha sido sospechoso, salvó su vida. Ahora, 17 años después, se ha reactivado el caso buscando nuevas evidencias, gracias a las técnicas forenses más modernas.
El programa Equipo de Investigación de La Sexta emitió el pasado viernes el reportaje ‘El Caso Maldito’, sobre el Triple Crimen de Burgos. En el reportaje, participaron Víctor Rodríguez González, docente del Grado en Criminología, el Grado en Ciencias de la Seguridad y el Máster en Psicología Forense y Milagros del Campo Cámara, docente en el Grado en Psicología y el Máster en Psicología Forense.
El reportaje analiza las pistas e indicios del caso que prescribe en el año 2024. Además de Rodrigo Barrios, el hijo mayor, las pesquisas se han volcado en Ángel Ruiz, un vecino de La Parte de Bureba, localidad de la que era alcalde Salvador, el padre fallecido.
Víctor Rodríguez en la reconstrucción de los hechos.
Víctor Rodríguez destacó en una reconstrucción de los hechos que la puerta no estaba forzada, ni el marco, ni la cerradura, (lo que indica que el atacante entró con una copia de la llave de la casa) y las persianas estaban bajadas. Los interruptores de la luz estaban limpios, por lo que el agresor se movió por el piso a oscuras o con ayuda de una linterna, y podía conocer el piso. En la cocina hay signos de lucha y el cuerpo de Salvador, con múltiples pisadas alrededor, de una zapatilla deportiva del número 44. Eliminado el padre de familia, se puede cometer el resto de los asesinatos, sin defensas. Por lo que se dirige a la habitación del matrimonio, donde acaba con la vida de Julia.
Víctor Rodríguez explica que hay un bolso tirado en el suelo y un pantalón con los bolsillos dados la vuelta, síntoma de que ha sido registrado buscando algo. En el cuarto también hay ropa de mujer con manchas de sangre, que ha sido revuelta buscando objetos de valor o dinero.
El bolso revuelto en el suelo. Prueba del caso.
El agresor abrió la puerta de la habitación del niño de una patada, que se había escondido bajo la cama y había dado el pestillo de su cuarto. El niño es arrastrado hasta el pasillo donde los investigadores encuentran su cuerpo.
El criminólogo de la Universidad Isabel I destacó que el primero en morir fue Salvador, que tenía 50 cuchilladas, después Julia, con 17 y un golpe en la cabeza, y por último, Álvaro, que sufrió 32 puñaladas. “se puede decir que el asesino se ensañó con el pequeño, al que sacó de debajo de la cama, donde se encontraba escondido, y tenía la cabeza orientada hacia la habitación de los padres”, explicó Víctor Rodríguez.
Cama del matrimonio. Prueba real.
A continuación, el asesino se dirigió a la habitación del hermano mayor para comprobar si se encontraba en su cuarto. “El autor sabe que son cuatro los miembros de la familia. Está claro que el autor quería acabar con la vida de toda la familia”, explica el profesor Rodríguez González.
Los investigadores no encontraron huellas ni en el portal ni en la calle, por lo que, el agresor pudo cambiarse de ropa antes de salir del piso.
Víctor Rodríguez recreó en el laboratorio de la Universidad Isabel I algunas de las pruebas o indicios analizados por los investigadores como las huellas de pisada o el tipo de arma utilizada para cometer los asesinatos, un cuchillo de grandes dimensiones.
Huella de pisada del caso.
Al análisis de los indicios sobre este crimen tan complejo, se suma el informe pericial de uno de los sospechosos, Ángel Ruiz, el vecino sospechoso del triple crimen. Milagros del Campo, docente de la Universidad Isabel I, es la encargada de realizar el informe. En el reportaje de Equipo de Investigación, la docente explica que “lo que más nos llama la atención es su actitud defensiva. Es una persona muy fría emocionalmente. Piensa que los demás tienen intenciones de socavar sus intereses, de hacerle daño de alguna manera. Eso le convierte en una persona un poco huraña, un poco resentida”.
Milagros del Campo durante el reportaje.
Milagros del Campo apostilla que “cuando él tiene algún problema suele echar la culpa a los demás y siente que él es la víctima de la situación”, en referencia a un atropello que cometió Ángel Ruiz en su pueblo y que dirigió la investigación del triple crimen hacia este sospechoso.
La experta en psicología forense de la Universidad Isabel I destacó que “vemos que hay un trastorno de personalidad de tipo paranoide. De hecho, los padres de Ángel Ruiz le tenían mucho miedo”.
El reportaje abordó varios puntos de vista del crimen, entre ellos el de parte de la familia de la madre que considera que Rodrigo Barrio, el hijo mayor, podría ser el principal sospechoso al tener demasiado interés por el dinero, portar un anillo que estaba en el piso el día del triple crimen y desapareció o se compraba las zapatillas más grandes que su número de pie (calza un 42).
Igualmente, se expusieron como indicios que Ángel Ruiz tenía numerosas llaves en su poder del pueblo, entre ellas, la del despacho de la alcaldía, y unas zapatillas que coinciden con el modelo de zapatillas y las huellas encontrada en el piso.
De momento, muchas dudas para tratar de esclarecer este crimen.