Isabel I de Castilla. Imagen de elespañol.es
22 de abril de 2022. Un 22 de abril de 1451, hace 571 años, nacía en Madrigal de las Altas Torres, Isabel, hija del rey Juan II de Castilla y de su segunda esposa Isabel de Avís, que pertenecía a la Casa de Braganza (Portugal). La futura reina de Castilla nació en la tarde del Jueves Santo. La Universidad Isabel I, que lleva su nombre, quiere rendirle homenaje y celebrar su cumpleaños con el repaso a los principales acontecimientos de su vida.
Ese mismo día que nació recibió el título de infanta. Su padre, ausente en su nacimiento, fue avisado por un correo real de la llegada de la nueva infanta.
Isabel es la tercera en la línea de sucesión después de sus hermanos Enrique IV y Alfonso. Crece en un ambiente culto que le permite desarrollar su inteligencia y energía. Las crónicas de la época, no obstante, destacan su piedad religiosa, una cualidad que fue clave en muchas de sus futuras decisiones como reina.
Físicamente, Isabel tiene un asombroso parecido con su bisabuela Felipa de Lancaster. Su apariencia es dulce, su cabello rubio y con su tez blanca.
Su padre fallece cuando Isabel tiene apenas dos años y su madre es alejada de la Corte al producirse el relevo en el Trono. Vivió sus primeros años en Arévalo (Ávila), donde recibió su cuidada educación.
Por circunstancias de la historia, y tras la Guerra de Sucesión de Castilla, Isabel accede al trono castellano en 1474, a la edad de 23 años. Su reinado se prolongará hasta 1504. Gran parte de su mandato lo vive también como reina consorte de Aragón, ya que, en 1469, se casa con Fernando II (entonces príncipe) y futuro rey de Aragón. Su matrimonio, al ser primos segundos, necesitó de una bula papal de dispensa, concedida por Sixto IV. La solidez de sus decisiones y su consenso con su esposo en sus decisiones les acuñó el dicho “Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando” en clara alusión a su co-gobernanza.
La llegada al poder de Isabel I de Castilla origina una verdadera revolución al transitar del final de la Edad Media al Renacimiento. Sus esfuerzos se centran en reorganización del sistema de gobierno y la administración del Estado. Uno de sus primeros pasos como monarca fue su decisión de centralizar las competencias del Estado (que hasta ese momento ostentaban los nobles). Se concretaron en las Cortes de Toledo (1480), determinando el poder real absoluto. Otro de los pilares de sus decisiones regias se orienta hacia una profunda reforma económica para reducir la deuda del reino.
La reina de Castilla gobierna con mano firme y las dos premisas de su reino son: disciplina y fe, ambas son las claves de la unidad de sus súbditos. Solo el Reino de Granada, declarado independiente de la Corona de Castilla, llevó a los monarcas a desencadenar su conquista en 1492.
Los reyes de Castilla y Aragón se implicaron en la defensa del Mediterráneo frente a la amenaza turca, ya que parte del reino de Aragón llegaba hasta Nápoles (Italia). Y en medio de este torbellino de acontecimientos, concedió a Cristóbal Colón la financiación suficiente (1.200.000 maravedíes) para descubrir un nuevo paso hacia el oeste, con la finalidad de llegar a las Indias por un itinerario diferente al portugués, lo que le llevaría al descubrimiento del Continente Americano.
La monarquía de los llamados Reyes Católicos se asentó bajo el principio de que la religión católica era el signo de unidad y la condición indispensable para ser súbdito de la corona. Prácticamente en todos los reinos de Europa se había expulsado a los judíos y el judaísmo en España estaba bajo la protección de la corona. Sin embargo, comenzó a aplicarse la doctrina de invitar a la conversión al cristianismo, para, posteriormente, prohibir la práctica a los que no aceptasen el catolicismo como su religión. Este hecho llevó al exilio a miles de judíos, llamados “sefardíes” hacia Marruecos y otros países árabes a partir del Decreto de 31 de marzo de 1492.
En el plano familiar, Isabel y Fernando tuvieron 5 hijos: Isabel, Juan, Juana, Catalina y María. El único descendiente varón, Juan, que siempre padeció mala salud, falleció el 4 de octubre de 1497 sin descendencia, por lo que Isabel (la hija mayor) fue reconocida como sucesora, pero también falleció al dar a luz a su hijo Miguel. La siguiente en la línea de sucesión fue Juana, casada con Felipe (el hermoso), hijo de Maximiliano de la casa de los Habsburgo. Este matrimonio unió al linaje alemán con los Trastámara para hacer frente al poder de Francia.
Poco antes de morir, con 53 años, el 26 de noviembre de 1504, Isabel I de Castilla elabora un testamento en el que dota a su hija Juana I el reino de Castilla, bajo la mirada de su padre Fernando de Castilla, quien tras la muerte de Isabel pasó a ser regente. Falleció el 23 de enero de 1515 y el siguiente heredero de la corona de Castilla será su nieto Carlos I, el futuro emperador.
Bibliografía
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