Archivos secretos del Servicio Vasco de Inteligencia.
13 de junio de 2022. David Mota Zurdo, coordinador del Grado en Historia, Geografía e Historia del Arte de la Universidad Isabel I, ha sido entrevistado en El Confidencial por sus investigaciones para conocer los movimientos de los espías vascos durante la Segunda Guerra Mundial. En especial, la trayectoria de José Laradogoitia Menchaca, un pastor vizcaíno, conocido como Joe Larado en Estados Unidos, y que, como agente doble, tuvo dos alias: Gernika y Bromo.
El historiador e investigador de la Universidad Isabel I ha seguido los pasos de Laradogoitia desde 2013. Ya entonces constató que éste había nacido en 1913 en Urduliz, un pueblo vizcaíno cuya principal actividad era al pastoreo. Posteriormente, Laradogoitia emigró a Estados Unidos en busca de fortuna, pero fue arrestado y expulsado del país por extender cheques sin fondos e incumplir la normativa federal para inmigrantes. En su viaje de retorno a España conoció a Valeriano Peña, uno de los muchos informadores pro-fascistas de los que dispuso el franquismo durante la Segunda Guerra Mundial. Al observar su inclinación política, fingió afinidad ideológica con él. Peña era, en realidad, un agente infiltrado del régimen franquista, que estaba conectado con la red nazi en España. Gracias a esta circunstancia, Laradogoitia entró en contacto con Georg Helmut Lang, el jefe del servicio de Inteligencia Militar alemán (la Abwehr) en el País Vasco.
El instinto de supervivencia, su dominio del inglés y la aparente “falta de escrúpulos” de José Laradogoitia, así como sus vínculos con el exilio vasco en América, hicieron de este hombre un agente perfecto para trabajar al servicio de los nazis, que le instruyeron en códigos y métodos de los servicios secretos y le pusieron el nombre de “G”: el Agente Gernika.
En 1942 lo enviaron en barco a Brasil en su primera misión. El objetivo era introducirse como espía en Estados Unidos, pero tuvo que abortar su misión debido a las dificultades para encontrar la forma de llegar al norte del continente. Casi un año más tarde, volvió a intentarlo. Esta vez sí lo consiguió. Llegó a Filadelfia con órdenes de los nazis para crear y coordinar una red de espionaje que comunicara Latinoamérica, Estados Unidos y Europa. Pero una vez que pisó suelo norteamericano, se entregó a las autoridades y compartió los detalles de las operaciones alemanas. Pasó así de ser el Agente Gernika al Agente Bromo, dedicándose a servir a los Aliados a través del FBI y de la OSS, el antecedente de la CIA.
David Mota ha investigado a Laradogoitia revisando documentos del Servicio Vasco de Información, una agencia que colaboró con los servicios secretos estadounidenses, ingleses y franceses a la espera de que estos países ayudaran al Gobierno Vasco en el exilio, dirigido entonces por José Antonio Aguirre, para luchar contra la dictadura de Franco. En el marco de la Política de Buena Vecindad del presidente norteamericano, Franklin Roosevelt, la inteligencia estadounidense consideró a los nacionalistas vascos unos útiles aliados para contrarrestar la influencia nazi -posteriormente también comunista- en Latinoamérica.
El profesor Mota Zurdo no dudó en rastrear los archivos del Servicio Vasco de Información, la Abwehr y el FBI para seguir los pasos del Agente Bromo. Gracias al informe Basque G Project, desclasificado en 2017, pudo descubrir cuáles fueron las principales tapaderas y operativos del espía en la Gestapo y la Abwehr. Y en el National Archives and Records Administration de College Park, en Maryland (Estados Unidos), pudo identificar alguna de sus misiones como el Agente Bromo, aunque gran parte de los informes de Laradogoitia todavía están clasificados como documentos secretos por el FBI y no se puede acceder a ellos.