Trata de personas digital

13 de octubre de 2023. La Revista Jurídica Valenciana publica en su último número un artículo sobre la trata de personas en entornos digitales, elaborado por Ana Fuentes Cano, Directora del Grado en Criminología de la Universidad Isabel I. En el artículo, la profesora Fuentes analiza cómo el uso de las nuevas tecnologías ha supuesto un impacto diferencial en el delito de trata de personas y cómo debe abordarse la detección del delito, la protección de las víctimas y la prevención.

Según la Organización Mundial del Trabajo (OIT), el número de víctimas de trata de personas a nivel internacional hoy en día, supera los 12,3 millones. Este delito está definido como un tipo de esclavitud moderna que priva a millones de personas de su dignidad y constituye uno de los delitos más lucrativos del planeta, después del narcotráfico y el tráfico de armas.

Uso de las nuevas tecnologías

La profesora Fuentes Cano señala que en los últimos cinco años se ha producido un incremento en el número de víctimas de la trata de personas y este aumento podría verse favorecido por el uso de las nuevas tecnologías. “Las nuevas plataformas y redes sociales abren el abanico a nuevos campos de actuación en lo relativo a los delitos organizados, que buscan captar un mayor número de víctimas a una velocidad exponencial. Este incremento delictivo podría ir asociado a la ausencia de legislación en la materia y a la falta de mecanismos que garanticen la seguridad de los usuarios frente al delito de trata en los entornos digitales”, detalla la Directora del Grado en Criminología de la Universidad Isabel I.

El marco normativo más extendido para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas se define como el Protocolo de Palermo, adoptado en el año 2000 por la Organización de Naciones Unidas (ONU) para luchar contra este tipo de crimen organizado. En la actualidad, 173 países han ratificado el Protocolo de Palermo, entre ellos España en 2003. Sin embargo, pese a que más del 90% de los Estados miembros de la ONU han ratificado este protocolo, todavía no se vislumbra una respuesta efectiva que nos acerque a los objetivos perseguidos. Cabe señalar que en este protocolo no se recoge este delito en el ámbito de las nuevas tecnologías.

Para la autora del artículo, la diversidad de factores psicológicos, físicos y/o circunstanciales de la víctima y la falta de una interpretación unitaria al respecto en la legislación vigente, limitan la respuesta de los estados para hacer frente a este delito. “Esta situación entraña un grave riesgo para la detección de víctimas de trata de personas ya que, éstas, al igual que en el caso de muchos inmigrantes ilegales, pueden presentar una situación administrativa irregular y aceptar cualquier trabajo que pueda mejorar sus perspectivas laborales, sin llegar a incluir elementos evidentes de coacción o engaño”, subraya la profesora Fuentes.

Estrategias de hunting y fishing

Internet se ha convertido en una herramienta tremendamente eficaz en la captación y explotación de víctimas de trata, especialmente en aquellos casos de explotación sexual, debido a la disponibilidad, accesibilidad, inmediatez y anonimato que ofrece la red de redes. Muchas víctimas son captadas a través de ofertas de trabajo como modelos, camareras, niñeras, entre otros, en países subdesarrollados o en vías en desarrollo. Lo hacen a través de la estrategia de hunting, con individuos cuyo perfil facilita la captación y aceptación de las ofertas de los tratantes o el fishing, publicando anuncios online y esperando que las víctimas respondan a los mismos. Tras aceptar el empleo se convierten en actividades desarrolladas bajo medios coercitivos en el lugar de destino. Igualmente, los tratantes son capaces de organizarse vía telemática, agilizando sus actividades y expandiendo sus redes criminales.

Las nuevas tecnologías brindan a los tratantes la posibilidad de adaptar técnicas coactivas a su modus operandi a través del uso de cámaras web en directo, la aplicación de videochat de pago o el empleo de aplicaciones de videovigilancia usadas para controlar a las víctimas.

En sus conclusiones, la profesora Fuentes Cano indica que, en un mundo globalizado y con el desarrollo de las nuevas tecnologías, es necesario incrementar los mecanismos necesarios adaptándolos a las nuevas manifestaciones del delito de cara a ofrecer una mejor respuesta. La normativa internacional debe abordar el fenómeno delictivo de la trata de personas con mayor firmeza, adoptando un enfoque multidisciplinar que complemente la convicción de la trata como un delito transnacional y organizado.