Isabel García García

La profesora Isabel García García, docente del Grado en Logopedia y experta en TEA.

7 de febrero de 2025. Isabel García García, docente del Grado en Logopedia en la Universidad Isabel I y experta en Trastorno del Espectro Autista (TEA), comparte su experiencia en la investigación y tratamiento de este trastorno. Con una amplia trayectoria profesional, la docente incide en la importancia del diagnóstico temprano, la estimulación en los niños desde los primeros años y el papel fundamental de la familia en las terapias. También reflexiona sobre su labor docente y su pasión por formar a futuros logopedas comprometidos con la inclusión y el bienestar de las personas y familias con autismo.

¿Qué te llevó a especializarte en el campo del autismo y cómo ha influido esta especialización en tu carrera profesional?

Mi primer contacto con este campo fue cuando estudié la Maestría en Adicción y Lenguaje. Descubrí el autismo, un poco, por casualidad. En cuanto acabé la carrera me ofrecieron un trabajo un centro ocupacional y centro de día. Era la responsable de la unidad de pacientes con discapacidad profunda. Me encontré con un montón de casos, (todos adultos, con diversidad funcional), pero también tenía varios casos de autismo. Al trabajar con ellos, pude descubrir los entresijos de este trastorno.

Estuve diez años en este trabajo, pero, decidí volví a estudiar, el Grado en Logopedia, y me especialicé en un Máster de Patologías del Habla. En mis trabajos de investigación, tanto mi TFG como mi TFM, se encauzaron a indagar más sobre las personas con autismo. Completé mi formación con un doctorado en Desarrollo Psicológico, Aprendizaje y Salud.

Descubrir cómo funciona la mente de una persona con TEA

¿Qué fue lo que te impactó y te animó a investigar más sobre este tema?

Lo que más me apasiona es su manera única de percibir la vida. Las personas con autismo tienen una perspectiva distinta, y muchas veces, muy lógica. ¡Los demás, nos complicamos tanto! Mientras que ellos simplifican, y ven las cosas tal y como son. Muchas veces, el problema lo tenemos nosotros, por no ser capaces de adaptar nuestra realidad a la de ellos.

Entenderlos y descubrir cómo funciona su mente ha sido una motivación constante para investigar más y seguir aprendiendo.

¿En qué consisten las conductas adaptativas en niños con TEA (Trastorno del Espectro Autista) y cómo influyen en su desarrollo estas conductas?

Las conductas adaptativas son las habilidades sociales que todos necesitamos para convivir. Sin embargo, las personas con autismo no suelen aprenderlas de forma espontánea o por imitación, como ocurre con otros niños. Requieren de ayuda y apoyo para adquirirlas, y la intensidad de este apoyo varía según el grado de autismo.

Por ejemplo, aquellos con autismo en grado 1, necesitan poca ayuda, mientras que en los casos más severos (grado 3) requieren de apoyo constante en todas las áreas de su vida. En general, las habilidades sociales suelen estar afectadas y trabajar en estas conductas adaptativas es fundamental para su desarrollo.

Según tu experiencia, ¿cuáles son las mayores dificultades a la hora de diagnosticar TEA en los niños más pequeños?

Hasta los 3 años es complicado emitir un diagnóstico definitivo. Muchos niños tienen retrasos en el habla o comportamientos hiperactivos que podrían deberse a falta de madurez. La clave está en observar si evolucionan con la estimulación adecuada.

Pero necesitamos la colaboración de todos. Es fundamental el papel de los padres en este proceso, ya que ellos suelen ser los primeros en detectar algo diferente. Sin embargo, el camino hacia el diagnóstico suele ser largo y complicado. Cuando finalmente se confirma el TEA, los padres suelen experimentar una mezcla de alivio y dolor. Es esencial trabajar desde ese momento para ayudar al niño y a su familia.

¿Se conoce el origen del TEA?

A día de hoy, no se conoce el origen exacto del TEA. Sabemos que es un trastorno del neurodesarrollo que afecta al desarrollo de la comunicación social, como de la conducta, con la presencia de comportamientos e intereses restringidos, pero no tenemos una respuesta clara. Hay estudios que sugieren componentes genéticos, como la recurrencia en algunas familias, pero el mecanismo exacto sigue siendo un misterio. Lo que sí sabemos es que la estimulación temprana marca la diferencia en el desarrollo de estos niños, independientemente de su origen.

Evolución del tratamiento

Tú diriges el Centro de Especialidades en Carballo (A Coruña), ¿Cómo ha evolucionado el tratamiento de estos casos en los últimos años?

La evolución es evidente. Los niños que reciben estimulación desde pequeños logran avances significativos en su conducta y desarrollo. Por el contrario, aquellos que no tienen este apoyo temprano suelen arrastrar conductas que, de adultos, son muy difíciles de manejar.

El trabajo desde la infancia permite que muchos niños con TEA puedan aspirar a una vida más autónoma. Sin embargo, esto solo se logra con la colaboración activa de padres, educadores y terapeutas.

Si no estimulas al niño desde pequeñito, no van a aprender de forma espontánea como la mayoría de sus compañeros. Se debe trabajar. Hay niños que consiguen terminar primaria o secundaria y el objetivo es que lleguen a ser adultos autónomos.

¿Cuál es el papel de las familias en el tratamiento del TEA?

Es imprescindible. Los padres son la clave para el progreso de estos niños. Muchas familias llegan buscando soluciones milagrosas, pero hay que entender que el TEA no es una enfermedad, sino un trastorno con el que se vive toda la vida.

La evolución del niño depende de cómo trabajemos en equipo: terapeutas, educadores y, sobre todo, los padres. Si la familia no se implica, el progreso es muy limitado. Pero cuando todos estamos alineados, los avances son sorprendentes.

¿Qué cambios crees que deberían ser necesarios para mejorar el diagnóstico en las mujeres?

La investigación sigue siendo insuficiente. Necesitamos más recursos y financiación para avanzar en este campo.

En el caso de las mujeres, el diagnóstico suele ser más complicado porque los síntomas se presentan de manera diferente. Según las estadísticas, las mujeres representan uno de cada cinco casos.

Existen algunos artículos, como los de Amaia Hervás, por ejemplo, que tienen una buena muestra en donde especifica que las mujeres tienen unas características diferentes a los hombres. Su diagnóstico es más difícil de identificar y pasan más desapercibidas hasta la edad adulta, en síntomas como los problemas de ansiedad o las depresiones. En ocasiones, cuando no funciona la medicación o la terapia para estos síntomas, puede aflorar el diagnóstico del trastorno.

Participas en varios proyectos de investigación con varias universidades…

Esta semana, de hecho, estoy en la Universidad de Murcia, en la UMU, trabajando con un grupo de investigación. Estamos analizando la importancia de la familia en las terapias, para comprobar la fluidez de la comunicación que existe entre la escuela, los padres y los terapeutas. Es un trabajo muy interesante que destaca la necesidad de un enfoque colaborativo para lograr resultados positivos.

Su trabajo en la Universidad Isabel I

¿Qué te motivó incorporarte como docente a la Universidad Isabel I y un poco cómo ha sido tu experiencia en este primer año?

Siempre me ha gustado la investigación y el mundo académico, especialmente en temas de discapacidad. Cuando surgió la oportunidad de trabajar en la Universidad Isabel I en este campo, me decidí. Está siendo una experiencia muy enriquecedora. Estoy muy contenta de poder aportar mi experiencia práctica a la formación de futuros logopedas.

¿Qué asignaturas son las que impartes?

Imparto las asignaturas de Anatomía y fisiología del lenguaje y la audición y Procesos de aprendizaje y adquisición del lenguaje. Ambas asignaturas son fundamentales para entender el desarrollo del lenguaje y cómo trabajar con trastornos como el TEA.

Isabel García García

Isabel García García con su traje de doctora en la Graduación de la promoción de 2024 de la Universidad Isabel I.

¿Qué aspectos consideras fundamentales en la formación de los futuros logopedas que trabajan con niños con estos trastornos?

Lo primero es tener vocación. Te tiene que gustar mucho tu trabajo, si no, no lo vas a hacer bien, es imposible. También, ganas de aprender y de ayudar. El currículum se va haciendo poco a poco y la experiencia se va cogiendo con los años. Pero si una persona tiene aptitud y quiere, puede hacer mucho.

Y también, la empatía. No valorarle desde tu conocimiento como profesional, sino desde la isla del niño o la niña, o el adulto. Muchas veces tienes que ponerte en los zapatos de la familia y eso es complicado.

¿Cómo integras tu experiencia práctica en la enseñanza universitaria? ¿Qué impacto crees que tiene tu trabajo?

Creo firmemente que teoría y práctica deben ir de la mano. Los alumnos no solo deben estudiar los conceptos, sino también entender cómo aplicarlos en la realidad. A veces, en las universidades nos centramos demasiado en la teoría y olvidamos que el trabajo práctico es lo que realmente impacta en el bienestar de las personas. Mi objetivo es ofrecer una formación equilibrada para preparar a los futuros logopedas para los desafíos del mundo real.

Perspectiva humana y profesional

Isabel García nos ofrece una perspectiva profundamente humana y profesional sobre el trabajo con personas con autismo. La docente e investigadora subraya cómo su experiencia práctica y su pasión por la investigación han moldeado su enfoque docente, destacando la necesidad de equilibrar teoría y práctica en la formación de los futuros logopedas. Asimismo, resalta los desafíos en la detección temprana del TEA, especialmente en mujeres, y la urgente necesidad de invertir más recursos en investigación.

Con una carrera dedicada a entender y apoyar a personas con autismo, Isabel nos deja una lección fundamental: la importancia de adaptar nuestra mirada para aprender de quienes ven el mundo de una manera única.