Ludopatía

Juego de la ruleta en un casino.

12 de marzo de 2025. El investigador y profesor del Máster en Psicología Forense de la Universidad Isabel I, Juan Andrés Samaniego Gisbert, ha participado como coautor en un artículo académico publicado recientemente en la obra Avances en Salud: nuevas perspectivas en investigación y práctica, que edita ASUNIVEP. El profesor Samaniego realiza esta publicación junto a Raquel Suriá Martínez, Cintya García Martínez y Nerea Ibáñez Torres, de la Universidad de Alicante.

El artículo, titulado Avances en el tratamiento del juego y perspectiva de género: una revisión bibliográfica ofrece nuevas perspectivas sobre el juego patológico, también conocido como ludopatía, como una conducta adictiva que afecta entre un 1% y un 3% de la población mundial y que, según los autores, “supone un problema de salud pública con importantes efectos negativos”. Esta adicción no solo genera graves consecuencias personales, sociales y económicas, sino que además presenta particularidades diferentes entre hombres y mujeres, lo que evidencia la necesidad de personalizar las intervenciones terapéuticas.

Las personas con adicción al juego presentan un perfil que destaca por la impulsividad, la baja tolerancia a la frustración y la necesidad de gratificación o recompensa inmediata. Además, estudios como el de Dowling señala que existen ciertas comorbilidades respecto al juego patológico como: trastornos de personalidad (47.9%), trastornos del estado de ánimo (23.1%), trastorno por abuso de alcohol (21.2%) o trastorno de ansiedad (17.6%). A ello se suman las consecuencias financieras y familiares de quienes sufren esta patología, que puede llevar a estas personas a padecer trastornos de depresión, ideación suicida o conductas autolíticas, entre otros.

A partir de una revisión exhaustiva de 13 estudios publicados desde 2015, el trabajo de los investigadores destaca que, aunque la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) continúa siendo el tratamiento más efectivo para el juego patológico, los resultados pueden variar en función del género. Tal y como recogen en el artículo, “las mujeres presentan un inicio más tardío que el de los hombres y prefieren juegos de tipo no estratégico, lo que correlaciona con una mayor gravedad del trastorno y, por tanto, peores resultados en las intervenciones”.

Diferencias de género

El estudio perfila las motivaciones para jugar de manera compulsiva como válvula de escape: en los hombres por la búsqueda de emociones o excitación, mientras que las mujeres las razones se centran en estados de ánimo adversos o aburrimiento. De igual manera, los hombres prefieren juegos de estrategia como las apuestas deportivas, las carreras de caballos o el póker y las mujeres tienen mayor tendencia a los juegos de azar como las máquinas tragaperras o el bingo.

Además, los investigadores identifican factores de riesgo específicos en mujeres, como una mayor prevalencia de comorbilidades psiquiátricas y el impacto del estigma social asociado a su rol de género, lo que puede dificultar la búsqueda de ayuda. “Las mujeres con menor nivel educativo presentaban mayores riesgos de recaída cuando ya han iniciado la terapia”, señala también el estudio de Baño, citado en la revisión.

Adaptar los tratamientos al juego patológico

El artículo concluye subrayando la necesidad urgente de adaptar los tratamientos del juego patológico teniendo en cuenta las diferencias de género, así como la importancia de fomentar investigaciones centradas específicamente en la población femenina, hasta ahora infrarepresentada en los estudios sobre ludopatía.

Con este trabajo, Juan Andrés Samaniego y su equipo contribuyen a visibilizar cómo el enfoque de género no solo es relevante en el diagnóstico, sino también en la efectividad del tratamiento. Tras la investigación, los autores consideran necesaria una intervención más inclusiva, equitativa y eficaz frente a una adicción que sigue creciendo a nivel global.