31 de mayo de 2015. En esta 'newsletter' de mayo hemos pensado acercarnos a Carlos Javier López, profesor de la Universidad Isabel I que compagina su labor docente en el Grado en Criminología con su cargo como Policía Nacional en la Embajada de España en Roma.
Estas funciones complementarias, que conjugan la docencia online, a golpe de ratón, con la responsabilidad y la autoridad que infiere un uniforme como el del cuerpo de la Policía Nacional, han suscitado nuestro interés por conocer esas anécdotas de pequeñas y grandes intervenciones que hacen los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado a diario.
La vocación es la diferencia entre el agente y el funcionario de Policía
Ui1. ¿Por qué te hiciste policía?
La verdad es que ya desde niño esta profesión me llamó siempre mucho la atención, sobre todo por todo aquello que tiene de ayuda al ciudadano. Siempre he llevado muy mal cuando hacen daño a la gente. Por ejemplo, en el colegio no aceptaba que pegasen a otros compañeros. Así que supongo que tenía algo de vocación y que hacerme policía fue una manera de desarrollarla. De entre los cuerpos policiales, elegí el de Policía Nacional porque me gustaba el ámbito urbano y las competencias que tiene. Recuerdo que oposité también para Guardia Civil, pero finalmente abandoné las pruebas porque conseguí aprobar primero el examen de Policía Nacional.
Ui1. ¿Hasta qué punto es importante que la persona que decide ser policía tenga ciertas cualidades, como por ejemplo ser muy observador o esa vocación por ayudar al ciudadano de la que nos has hablado?
La policía es un reflejo de la sociedad a la que pertenece y por ello los policías son como la sociedad. No todos tienen por qué ser iguales o poseer unas cualidades determinadas, salvo, claro está, las que se exigen en la oposición y en la fase de formación (unos mínimos teóricos, psicológicos y físicos). Hay grandes agentes, con grandes cualidades deductivas, que pueden ser muy útiles para investigación y no ser aptos para tratar con el público; grandes agentes que saben tener una templanza y ser fríos cómo el acero para resolver situaciones complejas y límite, pero que no son válidos para procesar las pruebas de escenas del delito porque no son diestros en policía científica, etc. Por ello, hay que aprovechar las cualidades para el beneficio de la institución y por ende de la sociedad. La vocación es muy importante porque es la diferencia –y lo digo desde mi punto de vista totalmente subjetivo- entre el agente de policía y el funcionario de policía. Hay gente que ve la Policía como una plaza fija, opción tan válida cómo el que siente la profesión como vocación, pero al igual que en las artes plásticas, por ejemplo, la pasión por tu labor profesional, desde luego, aporta un plus.
U1. Nos consta que eres aficionado al cine y la lectura y que entre otros te gusta el género criminal, policial o de suspense. ¿Hasta qué punto se parecen ficción y realidad? Muchos van al cine a desconectar y a olvidarse precisamente del trabajo... ¿Sueles evitar ver este tipo de películas policiacas (o series o libros) o más bien todo lo contrario?
Ficción y realidad, salvo algún caso concreto, no tienen mucho que ver. En la ficción se trata de entretener y resolver los enigmas en un lapso temporal concreto o en una extensión determinada. Bien es cierto que muchas veces se apoyan en grandes expertos que asesoran la creación de la ficción para hacerla creíble. Por ejemplo en CSI: Miami, Horatio, interpretado por David Caruso, es un actor que me gusta cómo actúa, pero su papel en dicha serie sería imposible en la realidad, porque sería a la vez policía científica, policía judicial, experto en varias disciplinas, experto en operaciones especiales... En el caso español, por ejemplo, César Pérez Gellida, con su trilogía "Versos, canciones y trocitos de carne", está muy bien asesorado pero si se ciñese totalmente a la realidad, su asesino hubiese sido arrestado al poco de comenzar la novela, dando al traste con una buena obra. A mí me gusta ir a ver películas de este tipo porque me entretienen. No veo un Will Smith y un Martin Lawrence, extrapolando la película "Dos policías rebeldes II", yendo en Ferrari por Palma y montando un tiroteo en la entrada al centro de la capital mallorquina, viniendo por la autovía desde El Arenal. Libros, por ejemplo, voy a comenzar a leer "El laberinto azul" de Preston y Child, pero no veo a un agente Pendergast como compañero.
Ui1. Cuéntanos entonces algo sobre la realidad. Tendrás muchas anécdotas…
Claro. Te puedo contar una de cuando estaba destinado en la comisaría de Lanzarote. Era una típica noche de un día cualquiera entre semana y no había casi nadie en la calle. Éramos en total tres coches patrulla y habíamos realizado ya varias vueltas la capital, Arrecife, sin ver nada anormal. Todo estaba tranquilo. Decidimos entonces hacer un control policial a la salida del aeropuerto y de repente, casualmente, llegó un coche que acababa de ser robado porque vimos que llevaba el puente hecho. Detuvimos al conductor y lo llevamos rápidamente a comisaria. Ya allí, en la misma puerta, nos encontramos con un señor que nos dice muy sorprendido: “¡Pero si ese es mi coche! Venía a denunciarlo, que me lo acaban de robar. ¿Ya lo habéis encontrado?” El ciudadano quedó realmente impresionado con la rapidez que tuvimos.
U1. ¿Cómo es ejercer de policía español en el extranjero?
Pues lo más sorprendente es quizá que muchas veces la gente no se cree que haya policía española fuera de España. Recuerdo, por ejemplo, cuando estuvimos destinados en Eslovenia, durante la celebración del Europeo de Baloncesto de 2013. Vestíamos un chaleco azul en el que en letras grandes ponía ‘Pólice’, en ingles, y que en lado izquierdo traía bordada una bandera española y en el lado derecho una europea. Estábamos en los alrededores del pabellón y recuerdo que los aficionados españoles que habían ido a ver a la Selección nos preguntaban sorprendidos: “¿Pero vosotros habláis español, sois Policía española?” Les explicábamos entonces que éramos españoles y que estábamos allí como ‘spotters’ (observadores), para ayudarles con cualquier problema que tuviesen. Algo parecido me ha pasado también aquí en Roma, en la embajada.
Ui1. Además de a la lectura y el cine, eres gran aficionado al deporte…
Por supuesto. Me gustan muchos deportes. Estuve federado en tenis, balonmano y fútbol sala, aunque reconozco que no era muy bueno. Pero vamos, que por encima de todo lo que más me gusta es ir a nadar, afición, por cierto, que comparto con la vicerrectora, Olaia Abadía, aunque ella, claro está, es doscientas mil veces mejor que yo… (risas) Pero bueno, en mi caso la verdad es que sobre todo lo hago porque me relaja muchísimo.
U1. ¿Y tú pasión por los San Francisco 49s (equipo estadounidense de fútbol americano), de dónde te viene?
Soy seguidor de los San Francisco 49s desde que era muy pequeño, más o menos desde que estaba en quinto de EGB, cuando La 1 de Televisión Española todavía retransmitía la Super Bowl (partido final por el título). Hace muchos años, claro. Sin embargo, todavía recuerdo perfectamente un partido en el que Joe Montana, quarterback de los San Francisco 49s, realizó una tremenda hazaña cuando faltando dos minutos para el final consiguió hacerle llegar el balón a otro jugador desde casi la línea de gol de su propio campo y con ese larguísimo pase consiguieron el título de campeones. No se me olvidará.
Muchas gracias Carlos Javier López, por compartir estas experiencias con nosotros.