Webinar impartido por Aida Tórtola.
15 de junio de 2022. Aida Tórtola, profesora del Grado en Nutrición Humana y Dietética, explicó qué significa la fisiología del ejercicio y qué parte de la aplicación tiene esta especialidad en el desarrollo laboral de los alumnos que estudian este grado en la Universidad Isabel I. Saber cómo funciona el cuerpo humano cuando se realiza actividad física es fundamental para un nutricionista, especialmente, teniendo en cuenta el porcentaje de la población española que sufre alguna enfermedad crónica. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, en una estadística de 2020, más del 50% de la población española padece una enfermedad crónica.
"Los actuales alumnos del Grado en Nutrición Humana y Dietética trabajaréis en un futuro con personas que sufren patologías, a tenor de los datos", explicó la ponente. Aida Tórtola subraya al respecto que los estudiantes deben tener claro qué le ocurre al cuerpo humano cuando padece una patología y se realiza ejercicio físico.
La fisiología clínica del ejercicio analiza qué limitaciones se producen durante la práctica del ejercicio físico en una situación de enfermedad, tanto para prevenir que aumente esa enfermedad como para corregir o reducir los síntomas.
Patologías cardiovasculares
Algunas de las patologías con mayor prevalencia o mortalidad se centran en las enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Las enfermedades cardiovasculares se relacionan con el estilo de vida y la alimentación y el ejercicio físico es una herramienta para prevenirlas.
Es el caso de la hipertensión, que afecta al 20% de la población española y que puede derivar en un ictus o accidente cerebrovascular o un infarto de corazón, cuando la tensión sistólica es superior a 140 mm/Hg o la diastólica es superior a 90mm/Hg. La hipertensión es la fuerza que realiza la sangre contra las arterias y esa tensión depende de las resistencias que haya para el paso de la sangre y del gasto cardíaco, que a su vez, depende de la frecuencia cardíaca y el volumen sistólico. Esta enfermedad suele aparecer con la edad, porque con el paso de los años, los vasos se vuelven más rígidos, el canal para que pase la sangre es más reducida, lo que produce una mayor tensión.
Hacer ejercicio físico aumenta el gasto cardiaco y las resistencias periféricas, por lo que en personas hipertensas, al hacer ejercicio, aumentan la tensión, especialmente, cuando se realiza ejercicio de fuerza. “esto no quiere decir que la persona hipertensa no tenga que hacer ejercicio, sino, todo lo contrario. Una actividad controlada mejora y controla el aumento de tensión y previene otras patologías como la obesidad o el síndrome metabólico”, explicó la profesora Tórtola. Para estas personas, lo recomendable es realizar ejercicios dinámicos (correr, nadar o andar) de intensidad moderada, unos 30 minutos al día, y entre 4 y 7 días por semana. Y se complementaría con actividad física de fuerza, con 3 días a la semana, en días alternos y entre 8 y 10 ejercicios poliarticulares.
Otra patología para abordar es la insuficiencia cardíaca. A través del entrenamiento de resistencia se puede mejorar la insuficiencia o debilidad que puedan tener las paredes del corazón al sufrir esta dolencia. Independientemente del lado del corazón afectado, la persona tendrá fatiga, disnea (insuficiencia respiratoria) y perdida de masa muscular, por una menor actividad física. Por ello, es clave que estos pacientes sigan realizando actividad física aeróbica progresiva y en el trabajo de fuerza, se organizarán circuitos de 1 a 3 series.
Patologías respiratorias
La profesora indicó que los datos revelan que las patologías respiratorias fueron la cuarta causa de muerte en España en 2020. Muchas de estas enfermedades como la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica).
La EPOC es la confluencia de dos enfermedades: la bronquitis crónica donde se produce una inflamación de los bronquios acompañada por una acumulación de moco que provoca tos y falta de capacidad respiratoria; y el enfisema pulmonar, enfermedad que consiste en perder la forma de las paredes alveolares o incluso las rompe, por lo que la capacidad del alveolo de realizar el intercambio de gases (oxígeno y dióxido de carbono) se reduce considerablemente. Estas deficiencias provocan dificultad para respirar, tos crónica, sibilancias, infecciones respiratorias, problemas de circulación o fatiga. Estas patologías limitan la realización del ejercicio, pero “es fundamental que estos pacientes realicen ejercicio físico y existen programas específicos con entrenamiento aeróbico de 2 o 3 sesiones/semana, trabajo de rehabilitación respiratoria (con entrenamiento muscular, control respiratorio…) y actividad física de fuerza, con 2 o 3 sesiones/semana, al menos durante 8 semanas en cada caso.
El asma es un problema prevalente que limita la actividad física, ya que la propia actividad puede provocar un broncoespasmo. Su característica es que las vías respiratorias están reducidas y con mucosidad debido a factores ambientales. El uso de un inhalador con corticoesteroides puede expandir la contracción de la musculatura bronquial, reducir la producción de mucosa y el edema pulmonar. Estas personas deben tener en cuenta que debe realizar calentamiento antes de iniciar ejercicio o evitar el aire frío y seco, realizando ejercicios por intervalos de tiempo.
Otras patologías y consideraciones
El impacto del cáncer sobre la fisiología humana es algo muy extenso, pero tiene un gran impacto en la actividad de realizar actividad física. El cáncer se produce cuando hay un fallo en la replicación celular. Los carcinomas se activan en el organismo por efecto agudo o acumulativo y provocan el crecimiento descontrolado de células de forma aberrante o anormal. Esas aberraciones hacen que sean muy resistentes a la muerte celular y a los tratamientos. El cáncer incluye más de 100 enfermedades distintas que se agrupan en carcinomas, leucemias, linfomas, mielomas o sarcomas.
El paciente se enfrenta a síntomas y efectos secundarios como la sarcopenia, fatiga por la enfermedad, pérdida de la capacidad respiratoria, inflamación sistémica, inmunodepresión o anemia debidos a la enfermedad o los tratamientos. El papel del ejercicio para esta enfermedad es preventivo. Se recomienda al menos 150 minutos de actividad aeróbica moderada y dos días de entrenamiento de fuerza, aunque se adaptará el ejercicio a cada paciente y durante todo el proceso (antes, durante y tras el tratamiento).
Efecto de algunos medicamentos
El profesional de ciencias del deporte que entrenará a una persona con alguna patología deberá conocer la medicación, pero también la respuesta que tendrá el paciente en el momento de realizar alguna actividad pautada como frecuencia cardíaca o la suficiencia respiratoria entre otros parámetros. Aida Tórtola subrayó la importancia del código deontológico del profesional al indicar que “somos responsables de nuestros pacientes y debemos derivar a otro profesional cuando necesiten ayuda complementaria. Como nutricionistas debo saber cómo orientar en su alimentación pero también derivar a un experto en la actividad física y el deporte y viceversa”.