El ejercicio físico y la alimentación mejoran la microbiota intestinal y con ello, la función cognitiva.
26 de enero de 2024. El libro publicado en inglés por la editorial estadounidense Nova Science Publishers, forma parte de las colecciones Gastroenterology research and clinical developments. Bajo el título Gut microbiota. Exercise and diet as modulators of congnitive function through, este libro explora cómo el ejercicio y la dieta pueden mejorar significativamente la función cognitiva mediante la influencia de la microbiota intestinal.
La publicación señala el papel crucial de la dieta y el ejercicio en la salud del cerebro. Así, la nutrición y el ejercicio físico pueden desencadenar cambios positivos en la microbiota intestinal, que a su vez afecta a la función cognitiva. Estos cambios pueden llegar a afectar a la regulación epigenética, un proceso a través de modificaciones de la actividad de nuestros genes.
El profesor Francisco J. Grijota Pérez, profesor del Máster en Formación del Profesorado en la Universidad Isabel I, además de coeditor de la obra, escribe uno de los capítulos en colaboración con Ismael Martínez Guardado, profesor de la Universidad Camilo José Cela, titulado The role of exercise as an intervention for improving the inmune system and microbiota. Los autores destacan el papel del ejercicio físico como una una estrategia no farmacológica para ayudar al sistema inmunológico y la salud intestinal. Este enfoque innovador ofrece una nueva perspectiva sobre cómo algunas actividades cotidianas como el ejercicio pueden tener un impacto significativo en la salud a largo plazo.
En este capítulo los investigadores profundizan en “cómo el ejercicio físico influye positivamente en la morfología y función de las células del sistema inmunológico, así como en la expresión de citoquinas proinflamatorias y antiinflamatorias”. Así, por ejemplo, se ha descubierto que los linfocitos llamados natural killer cells (NK) y los fagocitos son muy sensibles al ejercicio físico agudo, lo que puede aumentar la susceptibilidad de infecciones del tracto respiratorio superior. En este sentido, cuando se realiza ejercicio durante periodos prolongados de más de 12 semanas, se observa un aumento en la concentración de linfocitos T CD4, que se encargan de la regulación directa de la respuesta inmunitaria, así como del aumento en las concentraciones de células NK.
Este capítulo proporciona, por tanto, una visión valiosa del papel que desempeña el ejercicio físico no solo como una herramienta de prevención, sino como un tratamiento adyuvante para diversas enfermedades crónicas. En sus conclusiones, la información recogida en este libro es una llamada de atención para integrar el ejercicio físico de manera regular en la vida de las personas, de manera que se fortalezca el sistema inmunológico y una salud intestinal óptima.
Portada del libro.