Insuficiencia cardíaca y ejercicio físico.
20 de febrero de 2024. Bajo el título ‘Sociodemografía, condición clínica y capacidad aeróbica funcional en pacientes con insuficiencia cardíaca con variante en la fracción de eyección ventricular’, el profesor Iago Portela Pino, acaba de publicar un estudio, en colaboración con los investigadores Jhonatan Betancourt Peña, de la Escuela Nacional del Deporte de Santiago de Cali (Colombia) y María José Martínez Patiño, de la Universidad de Vigo.
La insuficiencia cardíaca es una dolencia que afecta a más de 60 millones de personas en todo el mundo. Los pacientes presentan disnea (sensación de falta de aire) y fatiga, lo que limita significativamente la tolerancia al ejercicio y la capacidad funcional de estas personas a la hora de realizar alguna actividad física. Este estudio realizó pruebas a 209 pacientes con diagnóstico de insuficiencia cardíaca, de los que un 53% son hombres.
El equipo de investigación clasificó a los pacientes en tres grupos, según la fuerza de su corazón: insuficiencia cardíaca con corazones más fuertes, intermedios y más débiles. Encontraron que las personas con corazones más débiles también tenían una capacidad de ejercicio más baja, lo que significa que pueden sentirse más cansadas y tener dificultades para realizar actividades cotidianas.
Lo más interesante que descubrió el equipo es que los hombres tenían más probabilidades de tener problemas cardíacos, y que quienes estaban clasificados con corazones intermedios, eran los más afectados. Igualmente notaron que las personas con corazones más débiles tenían menos probabilidades de tener parejas estables.
Caminar sobre una cinta en una instalación deportiva.
Los científicos utilizaron pruebas sencillas como caminar durante 6 minutos o levantarse de una silla, que junto a preguntas sobre la vida cotidiana, les han permitido obtener información más allá de las pruebas médicas habituales. Esta investigación ayudó a comprender mejor cómo afecta la insuficiencia cardíaca a las personas en su vida diaria.
“Esta investigación ha tenido en cuenta variables sociodemográficas, clínicas, de capacidad aeróbica funcional y calidad de vida relacionada con la salud en estos pacientes”, explicó el profesor Portela Pino.
Este estudio es un paso importante para personalizar cómo tratamos la insuficiencia cardíaca. Al comprender mejor cómo diferentes tipos de problemas cardíacos afectan a las personas, los médicos pueden adaptar los tratamientos para ayudar a más pacientes de manera efectiva. Aunque se necesitan más investigaciones, estos hallazgos podrían allanar el camino para mejorar la calidad de vida de aquellos con problemas cardíacos.