Una de las reuniones de los focus group durante la realización del estudio.
20 de noviembre de 2018. La Universidad Isabel I, la empresa de consultoría medioambiental Geocyl y la Diputación de Valladolid han llevado a cabo un estudio sobre las buenas prácticas desarrolladas por los habitantes de la provincia, con el propósito de conocer sus hábitos en el consumo de bienes escasos que preocupan a la población como el agua o la energía. El objeto final es crear una serie de informaciones que permitan desarrollar un entorno o aplicación de consulta en temas referentes a inteligencia de ciudad y del ciudadano (en cuanto al uso de los bienes). Basados en criterios de sostenibilidad, conocer de antemano la percepción, el conocimiento y el uso por parte de la ciudadanía de las tecnologías que existen para hacer más sostenible su vida diaria y ejercer una menor huella ambiental.
Las conclusiones generales de este trabajo de investigación reflejan que los jóvenes poseen un mayor conocimiento de los problemas ambientales y se encuentran más concienciados con la sostenibilidad, mostrando una gran preocupación por el futuro. Sin embargo, son los participantes más mayores los que conocen más acciones o sistemas para el ahorro de agua, quizá porque se encargan de la gestión de sus hogares.
Creen que el problema del uso del agua no se basa tanto en las acciones diarias de los particulares si no en la industria, la ganadería y la agricultura, por lo que se hace indispensable conocer la cantidad de agua que supone la compra o uso de los bienes o servicios. De momento, se debe dar preferencia a la restricción o reducción del uso de los plásticos, compra de "productos de km0", y reducción del uso del papel, ya que la producción de esta última supone un enorme gasto de agua. Esto no solo haría que el uso del agua se viera fuertemente reducido sino también las emisiones de CO2 y en definitiva nos ayudaría a ser más ecológicos y sostenibles con el medio.
Cayetano Medina (i.), docente de la Universidad Isabel I, y Jorge R. Mujico, vicerrector de Investigación de la institución académica, durante una visita a la Diputación de Valladolid en el transcurso del estudio.
Sin embargo, los participantes recalcan que no hay que olvidar que la base de la sostenibilidad se basa en la concienciación y la educación.
En cuanto a la metodología, partiendo del método cualitativo de sesión de grupo se ha buscado conocer con una pequeña muestra de población de Valladolid la realidad de forma parcial, indagar sobre las acciones, opiniones y conceptos acerca de los usos y la sostenibilidad del agua.
El número promedio de participantes del focus group (grupo de trabajo) fluctúa entre seis y diez personas efectivas. Sin embargo, se acepta reducirlo hasta cinco en caso de los grupos de “expertos”, es decir, participantes que disponen de abundante información o experiencia relacionada con el estudio.
En este caso, dentro del estudio se realizaron dos jornadas de focus group, de entre 5 y 7 miembros cada uno. Estos dos grupos se diferencian en “profesionales” y “particulares”.
Dichas jornadas se estimaron en una duración media de 90 minutos, llegando a alargarlas hasta las dos horas, ya que los participantes se mostraron activos en todo momento.
Con el fin de mantener la dinámica y la atención de los participantes, y sirviendo de guía en el desarrollo del tema, los focus group se encontraron al mando de un moderador que sirve de guía a los participantes para cubrir todos los temas que interesan para investigación, buscando una manera natural, y eventualmente de un comoderador que aportó inquietudes sin afectar a la posición del moderador central. El estilo de la conducción de los grupos fue diferente en cada una de las investigaciones.
En el grupo de “particulares” el estilo fue informal, intentando alentar en todo momento la espontaneidad y buscando la opinión y la honestidad de cada uno de los miembros. El grupo de “profesionales” tuvo un estilo más formal. En todos ellos se buscó la participación individual, pero también el intercambio grupal.