20 de diciembre de 2024. En un profundo estudio de lingüística histórica, Andrea Sánchez Vicente, profesora del Máster de Enseñanza de Español como Lengua Extranjera de la Universidad Isabel I, ha analizado la representación de las consonantes sibilantes españolas en un conjunto de cartas del siglo XVII. Esta investigación, titulada Las sibilantes españolas en un corpus epistolar de comerciantes neerlandeses en la segunda mitad del siglo XVII, destaca cómo cuatro mercaderes neerlandeses abordan el uso de las sibilantes en 131 cartas escritas en español entre 1669 y 1677.
El análisis, publicado en Del Español. Revista de Lengua, revela que los autores de estos documentos empleaban una norma no distinguidora, es decir, seseante, en lugar de la norma distinguidora utilizada en la mayor parte del norte de España en aquella época. Según la profesora Sánchez Vicente, esto se debe “tanto a procesos cognitivos asociados con la adquisición de una tercera lengua (L3), como a factores sociolingüísticos relacionados con el contacto de lenguas”.
El contexto lingüístico de los autores
Los comerciantes neerlandeses, cuya lengua materna era el neerlandés y quienes probablemente habían aprendido el francés como segunda lengua, adoptaron el español en su práctica comercial. Sánchez Vicente destaca que el aprendizaje de una tercera lengua como el español habitualmente lleva a simplificaciones lingüísticas: “Los aprendices tienden a elegir la variante más simple y no marcada, en este caso, la [s]”. Además, este seseo podría haber sido influenciado por el contacto con variedades del seseo español, como la del País Vasco y Andalucía.
Evidencia en el corpus epistolar
Las cartas del corpus, conservadas en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, muestran numerosas confusiones gráficas en las sibilantes. Por ejemplo:
- Uso de s por c/ç/z: "las aguas serradas".
- Empleo de c/ç/z por s: "buena defença".
- Otras confusiones incluyen ultracorrecciones como el uso de ç para representar el sonido [k].
La profesora Sánchez Vicente concluye que estas confusiones, documentadas en el 89% de las cartas, no solo reflejan la norma seseante sino también la dificultad de los aprendices para asociar grafías y fonemas en contextos multilingües.
Conclusiones del estudio
El estudio evidencia que el uso seseante por parte de los comerciantes no solo era producto de la simplificación inherente a la adquisición de un idioma extranjero, sino que también reflejaba influencias externas como los manuales de aprendizaje de la época y el contacto con hablantes de variedades seseantes. Como señala Sánchez Vicente, “la adquisición del sistema español de sibilantes es una cuestión multifactorial, influenciada tanto por procesos universales como específicos del contexto”.
Este trabajo no solo enriquece nuestra comprensión de la evolución lingüística del español en el siglo XVII, sino que también arroja luz sobre cómo los aprendices multilingües enfrentaban los retos de adquirir normas gráficas y fonológicas en contextos comerciales.