Escena de un crimen.
24 de junio de 2024. La inspección técnico-ocular, considerada como una diligencia fundamental en la investigación criminal, proporciona información crucial sobre la naturaleza y la gravedad de los delitos a partir de las evidencias recopiladas en las escenas del crimen. El desarrollo adecuado de esta inspección es vital, ya que influye en el curso de las investigaciones posteriores, y requiere protocolos específicos para garantizar que los elementos recogidos en la escena del crimen, y que vinculan el delito con los sospechosos, sean presentados como pruebas durante el juicio. Estas son algunas de las principales ideas aportadas por la profesora María Hernández Moreno, coordinadora de investigación de la Facultad de Criminología de la Universidad Isabel I, que acaba de publicar un artículo en los Cuadernos de la Guardia Civil. Revista de seguridad pública.
“Entre todas las posibles pruebas, las biológicas necesitan medidas de actuación y protección particulares debido a su fragilidad”, explica la docente y experta en análisis de la escena del crimen. Por ello, este estudio se centra específicamente en las manchas de sangre, analizando las pautas establecidas para su adecuado procesamiento y tratamiento con fines reconstructivos. Además, se profundiza en el respaldo legal tanto de la diligencia en sí misma como de la evidencia biológica.
El análisis detallado de las manchas de sangre y de su tratamiento durante la inspección técnico-ocular son aspectos cruciales para asegurar la integridad y la validez de la prueba presentada ante los tribunales. El cumplimiento riguroso de los protocolos establecidos y el respaldo legal son fundamentales para garantizar la transparencia y la fiabilidad del proceso judicial.