24 de mayo de 2022. Milagros del Campo, docente del Máster en Psicología Forense de la Universidad Isabel I, ha analizado la vulnerabilidad y el trabajo psicológico que se realiza en los juzgados con las personas que son víctimas de agresión sexual desde su más tierna infancia, dentro de las Jornadas sobre Psicología Forense. El título del webinar ha sido Evaluación psicólogo-forense del testimonio del menor: silenciados.
Milagros del campo destacó la importancia de la Psicología en el Derecho, en concreto, en el Derecho de victimización sexual, porque afecta a niños, personas con discapacidad y colectivos que son vulnerables a sufrir cualquier tipo de victimización.
En victimización infantil destacan varias cuestiones: la mayoría de los abusos sexuales se producen sin testigos, ni evidencias físicas o biológicas y tienen lugar en la intimidad familiar, donde se desarrollan relaciones de afectividad. Estos hechos suponen un problema grave de la victimización infantil porque “solo está el testimonio del niño, sin evidencias físicas, y sus palabras son la única prueba que se tiene, lo que se llama, la huella de su memoria. Eso genera dificultad a la hora de definir que los hechos puedan ser probados”.
Cuando se habla de memoria, hay que sabe que ésta es frágil, que no funciona como una cámara de vídeo y se modifica con cada reproducción, es fácilmente distorsionable, ya que el niño puede ser sugestionado. Además, la memoria es sensible y se pierde con el paso del tiempo.
Mila del Campo ha destacado que, en los últimos años, se ha prestado mucha atención a la victimización secundaria, a la doble victimización de niños que entran en contacto con el sistema jurídico o policial. Se ha tratado de evitar que el niño tenga que rememorar los hechos que ha vivenciado y son traumáticos. La legislación trata de limitar esa victimización secundaria.
Los psicólogos debemos contrarrestar, con nuestra profesionalidad, aquellos elementos de la memoria que pueden alterar la prueba (paso del tiempo, sugestión, victimización secundaria…) “La psicología forense, a través de la psicología de testimonio, aumenta la calidad y cantidad del relato de lo que puede un niño contar en una sala de justicia. También puede prevenir la victimización secundaria, para que el niño se encuentre lo mejor posible a la hora de declarar”, destacó la profesora del Campo.
Es necesario obtener el testimonio cuanto antes, procurar que no se tenga que repetir, pero si es así, que se haga con los mismos profesionales con los que ya tiene confianza. Buscar un lugar adecuado y pensar que el niño no sufra emocionalmente.
Existen tres posibilidades para trabajar con niños: la prueba preconstituida, para garantizar el principio de contradicción, con menores de 14 años se hace a través de expertos, con soporte digital para ser reproducida en juicio oral. La segunda opción es la asistencia de la declaración, para ayudar a jueces y fiscales en esa declaración para ayudar las preguntas o asesorando cómo se deben recoger las preguntas. Y la prueba pericial de lo que ha quedado recogido en la entrevista, para posteriormente realizar un informe que puedan servir de guía al órgano judicial.
El psicólogo forense debe recoger una información, para establecer la huella de memoria y hacer una valoración de las secuelas psicológicas, para conocer la huella psicopatológica de los hechos en los que se han denunciado.
Víctor Rodríguez y Milagros del Campo durante el webinar.
Para que una declaración sea analizada correctamente,” previamente debe ser recogido el testimonio de manera adecuada, porque es la más importante, la recogida de la información. Esta información se recoge a través de unos protocolos, de un entorno que sea adecuado para que el niño se encuentre tranquilo, y lo más alejado del ámbito judicial”, subrayó.
Los protocolos de entrevista forense tienen una fase introductoria, donde se establece un clima de confianza rapport para encuadrar la entrevista; la fase de transición, con las capacidades cognitivas y sociales del niño, que afectan a su competencia como testigo y ensayo de la técnica de narración libre; la fase de obtención del relato, en la que se deja que el niño realice un relato libre de los hechos (incluyendo una fase aclaratoria); y una fase de cierre, en la que se formulan preguntas por parte del experto y se cierra la entrevista, para volver a un estado emocional del niño, que se encuentre e a gusto, de nuevo.
Con la recogida de información se realiza un análisis de la credibilidad del testimonio. Se llevan a cabo protocolos de evaluación e hipótesis, para definir si los relatos son verdaderos o inventados. Uno de los protocolos más usados es el SVA (análisis de validez de la declaración), aplicándose 19 criterios basados en el relato libre del niño, con 4 criterios adicionales para confirmar la validez del relato del niño.
La docente analizó un caso práctico en su exposición y destacó que, en todo caso, la finalidad del psicólogo es la de garantizar la protección integral del menor o persona con discapacidad. “Se debe buscar la protección y concienciar sobre la complejidad de este tipo de evaluaciones y la necesidad de adecuada formación, para que se tenga un máster especializado en el tema como el que ofrece la Universidad Isabel I en el Máster en Psicología Forense”, concluyó.
Sigue las noticias de todas las jornadas: Víctor Rodríguez, Raquel Domínguez, Milagros del Campo y Raquel Domínguez.