Profesor Ricardo Ortega Ruiz en el laboratorio del Complejo Arqueológico de El Brujo, en Perú.
2 de junio de 2023. El profesor de Antropología Forense de la Facultad de Criminología de la Universidad Isabel I, Ricardo Ortega Ruiz, ha viajado hasta el Complejo Arqueológico de El Brujo – Fundación Augusto N. Wiese, en Perú, para llevar a cabo los análisis antropológicos de individuos prehispánicos en la costa norte del país.
La muestra para analizar dentro del complejo arqueológico comprende una cronología desde el siglo II hasta el siglo XIII, abarcando periodos entre el Mochica y el Lambayeque. Parte de los restos óseos, fardos funerarios y momificaciones no intencionales que van a ser analizados, corresponden a los individuos acompañantes del célebre contexto de la Señora de Cao (una mujer de la cultura mochica descubierta el año 2006 por el arqueólogo Régulo Franco Jordán en El Brujo. Se cree que la dama tenía el estatus de gobernante en la sociedad teocrática del valle del río Chicama y era considerada un personaje considerado "casi divino").
El objetivo del trabajo de investigación realizado por el profesor Ortega se centra en la caracterización a los individuos dentro de su contexto histórico y arqueológico, respondiendo a consultas como “cuál era su perfil biológico (sexo osteológico, edad en el momento de la muerte, estatura y ascendencia) y si presentaba alguna patología o trauma óseo que permitiera conocer el estado de salud de la sociedad en virtud de la existencia de alguna pandemia o un periodo particularmente violento o que fueran los resultados de los documentados sacrificios humanos, lo cual pueda quedar reflejado en los huesos de los individuos analizados”, explicó el docente de la Facultad de Criminología de la Universidad Isabel I.
Ricardo Ortega prestará atención durante su trabajo en Perú a las modificaciones culturales que puedan encontrarse reflejadas en el esqueleto del individuo. “Desde milenios antes de Cristo y durante toda la época histórica prehispánica y hasta la Conquista se tenía como característica cultural la deformación craneal intencional, la cual fue desapareciendo progresivamente hasta mediados del S. XX”, destacó el antropólogo forense.
Laboratorio en el que trabaja Ricardo Ortega en Perú.
Estas deformaciones craneales se realizaban con el infante recién nacido. En ese momento, se procedía a aplicar una serie de herramientas como tablas y/o telas en su cabeza con la presión y disposición necesaria para que, a largo plazo, reflejara una morfología que fuera característica de la sociedad a la que estaba adscrito. “Esta deformación se realizaba a partir del empuje del cerebro hacia las suturas a las que estuviera siendo movido a través de las fuerzas mecánicas de presión generadas por el aparato deformador”, indicó el profesor Ortega.
Estas modificaciones craneales eran irreversibles y se realizaban sin el consentimiento del infante, el cual quedaba visiblemente adscrito a una cultura en particular y, posiblemente, a un escalafón elevado de la sociedad.
Por otra parte, el profesor Ortega explica que en este contexto costero de la zona norte del país “lo habitual es hallar deformaciones craneales de forma tabular. Esta se produce cuando se aplican mediante el uso de la fuerza de compresión una tabla en la frente y otra en la nuca al recién nacido, de tal forma que se le elonga la región occipital y obtiene una morfología elevada y lateral hacia detrás”, especificó. Estas técnicas eran de sobra conocidas y, rara vez, ocasionaban daños al individuo.