Castillo de Hogwarts, escuela de magia de la saga e Harry Potter.
14 de junio de 2022. Valentín Navarro Caro, docente del Grado en Derecho de la Universidad Isabel I, y Verónica Sevillano Monje, de la Universidad de Sevilla han ofrecido una comunicación titulada ‘Juro solemnemente que esto es una travesura’, para analizar el aprendizaje de conceptos jurídicos complejos a través de la obra de Harry Potter. Esta ponencia está enmarcada en el simposio La gamificación y otras experiencias de Ludificación en la Formación del Derecho, dentro del II Congreso Internacional en la Docencia e Investigación de las Ciencias Sociales y Jurídicas 2022 (INNDOC), un evento virtual organizado entre el 16 y 17 de junio de 2022.
Los ponentes señalan que desde siempre ha existido una fuerte relación entre la literatura y el derecho y tradicionalmente se han utilizado las obras clásicas para explicar algunos aspectos jurídicos en las facultades de Derecho para ilustrar ideas clave. Los autores de la ponencia quieren, no obstante, utilizar la saga de Harry Potter para ofrecer estas explicaciones ya que es una obra que el alumnado conoce. “El objetivo principal que se persigue con esta experiencia es la de explicar, ilustrar y clarificar conceptos complejos de la Filosofía del Derecho a través de una lectura atenta y colaborativa del tercero de los libros de la saga, “Harry Potter y el prisionero de Azkaban”, explica Verónica Sevillano.
La experiencia se centra en la asignatura ‘Elementos de la Filosofía del Derecho’ que se imparte en la Universidad del Atlántico Medio y la metodología de lectura atenta o cercana (close reading) basada en la lectura del texto sin salirse de él, y que requiere de lectura lenta y concentrada, la comprensión minuciosa del texto, el uso habitual de fragmentos pequeños. Los docentes señalan como novedad innovativa utilizar este tipo de lectura para una obra completa, en un mundo en el que se suele realizar la lectura en diagonal y la rapidez. Los profesores matizan que esta metodología de trabajo se utiliza en los despachos de abogados y las salas jurídicas, al realizar una lectura individual y lenta para, posteriormente, realizar un trabajo colectivo y de puesta en común de los principales aspectos de cada caso.
Valentín Navarro explicó que el tercero de los libros de Harry Potter es el más jurídico de toda la saga y contiene dos errores judiciales: el que se comete con la condena de Sirius Black (que siendo inocente acaba condenado y encarcelado en Azkaban) y el caso del hipogrifo Buckbeak (que es condenado a muerte por herir en el brazo a Draco Malfoy, donde sí se ha cometido un delito, pero la pena es totalmente desproporcionada).
Carátula del libro.
Por otra parte, hay una relajación de las sanciones en la figura de Harry Potter. Al comienzo del libro, el protagonista incumple las normas sobre el uso de la magia en menores de edad y el estatuto de los brujos, “ensancha a Tía Marge, abre una puerta cerrada con el hechizo alohomora e invoca el hechizo lumos, cuando cree haber visto un perro en la puerta de un garaje en la calle Magnolia”, explica el profesor Navarro. Estos hechos son pasados por alto por el ministro de Magia Cornelius Fudge cuando lo encuentra en el Caldero Chorreante. “Estos hechos llevan a reflexionar a los alumnos de Derecho sobre la razón de estado y la arbitrariedad en la aplicación de las normas, quebrándose así el principio de igualdad formal ante la ley recogido en el artículo 14 de la Constitución y que es básico como fundamento del Estado Liberal”, detalla el docente de la Universidad Isabel I.
Harry Potter es un personaje privilegiado y así lo indica Fudge en el último capítulo a Snape explicando que todos hacen un poco la vista gorda cuando se trata de Harry Potter.
El momento culminante del libro es cuando se corrigen los dos errores judiciales aludidos en un principio, relativos a Sirius Black y Buckbeak, infringiendo el derecho positivo para aplicar un ideal de justicia. “La autora de la saga, J.K. Rowling, considera que la obediencia a la ley no es una cuestión moral sino que solo es necesaria, en la medida en que dicha obediencia no produzca un resultado injusto”, concreta el profesor Navarro. Y, en este sentido, Rowling está más cerca de la idea de la corrupción de la ley de Santo Tomás de Aquino, al indicar “que actuar bien no significa actuar conforme a derecho”. Harry Potter no se somete al orden social sino a una serie de virtudes morales que considera más importantes, porque, en el fondo, son las que sostienen ese orden social.
Los alumnos pueden profundizar en conceptos jurídicos filosóficos abstractos con estos ejemplos unidos a las clases magistrales del docente para conseguir mejores resultados en el aprendizaje de la asignatura.