Amalia Herencia Grillo - Lun, 02/10/2023 - 10:10
Cerebro.
Serie: 'El ABC de la Psicología' (XXIII)
El arte es una manifestación considerada exclusivamente humana, no animal, o al menos aún no hemos encontrado muestras de arte creado por animales, debido a la intencionalidad que requiere y al desarrollo continuo que ha experimentado a lo largo de los siglos (Novelo, 2018). El arte forma parte de la evolución del ser humano a lo largo de la Historia, y, a pesar de que no todos tenemos predisposición o habilidades artísticas como tal, sí son numerosos los autores que afirman que el arte presenta múltiples beneficios para el desarrollo cerebral, entre otros, y no sólo en la infancia:
- Favorece la memoria a largo plazo (Hardiman et al., 2014)
- Proporciona herramientas socioemocionales al activar distintos sentimientos (de Miguel, F., 2021)
- Amplía nuestra capacidad de observar diferentes emociones
- Ayuda a prevenir enfermedades neurodegenerativas[1] como el Alzheimer
Arte como terapia. Fuente: Hombre en suéter verde acostado en la cama
Este último aspecto ha sido y sigue siendo ampliamente estudiado y cada vez son más las estrategias dirigidas a introducir el arte en el tratamiento paliativo de enfermos en distintas fases de evolución de la enfermedad. Además, existen varios ejemplos interesantes de cómo enfermedades como el Alzheimer influyen en la percepción del mundo en los enfermos; uno de los ejemplos más llamativo es el del pintor William Utermohler (1933-2007). Nacido en Filadelfia, se mudó a Londres en 1962 y fue diagnosticado de Alzheimer en 1995 (después de haber sido considerado enfermo de depresión). Su obra fue prolífica durante décadas; cuando le diagnosticaron la enfermedad, se dedicó a realizar una serie de autorretratos que, vistos en su conjunto, muestran los efectos del avance de la enfermedad en la actividad cerebral. Al ser su estilo figurativo (lo que podríamos entender, en lenguaje coloquial, como ”realista”), esos efectos son aún más llamativos.
Erased self-portrait. Fuente: William Utermohlen | GV Art London
Estos autorretratos van desde 1995 hasta 2001, ya que en 2002 perdió la capacidad de pintar. En ellos, vemos cómo ese estilo figurativo se va convirtiendo en abstracto de manera progresiva, y no por iniciativa propia. Estos retratos han dado pie a multitud de estudios como los realizados por Nicci French en 2019, que los denomina “modernismo emocional”. Algunos de ellos tardaron dos años en pintarse, como es el caso de “Erased self-portait”, finalizado en 1999.
El ejemplo de Utermohler es sólo uno más, relevante por lo conocido, pero una muestra al fin y al cabo de la relación irrompible entre arte y actividad cerebral, que debe ser explorada y analizada en busca de mayores beneficios.
Referencias:
De Miguel, F.(2001). Extrasynaptic comunication. Frontiers in molecular neuroscience,14.
Hardiman, M., Rinne, L. y Yarmolinskaya, J. (2014). The Effects of Arts Integration on Long-Term Retention of Academic Content. Imbes, 8 (3), 144-148.
French, N. (2019). What dementia teaches us about love. goodreads.com
Novelo, M. (2018) El fenómeno artístico.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2792-1832
Burgos, España
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