David Mota Zurdo - Mié, 13/07/2022 - 10:00
Freddie Mercury, de Queen y Mark Knopfler, de Dire Straits en el concierto Live AID de 1985. Fuente: Plasticosydecibelios.com
Serie: 'Haciendo Historia' (LXXXVI)
Hoy 13 de julio se celebra una efeméride singular: el día Mundial del Rock. ¿Cuál es la razón de esta celebración? ¿Qué ocurrió tal día como hoy de 1985? A lo largo de esta entrada, trataremos de dar respuesta a estas preguntas, a la par que aportaremos una reconstrucción de los hechos novelada de su origen. El objetivo es deconstruir la imagen que hay sobre el rockero, habitualmente, una persona provocativa, impasible, solitaria y narcisista. El siguiente relato puede ayudar a comprender algunas iniciativas que cuando menos complejizan tal imagen.
Live Aid en Wembley, Londres, 1985. Fuente: Rock FM
Octubre de 1984. Bob Geldof, líder de la banda de rock irlandesa The Boomtown Rats se encuentra en su apartamento de Londres, completamente desaliñado, muy cansado e iracundo. La marcha del guitarrista Gerry Cott en 1982, con el que habían conseguido estar en el Top 10 de Reino Unido, incluso en el Billboard Hot 100 estadounidense, ha sido una pérdida muy notable para el devenir del grupo musical. Las cosas no van bien. El disco V Deep no funciona. Ni su primer sencillo «Never In A Million Years», ni el siguiente «House on Fire» han conseguido generar atracción. Su salto desde el pop-punk y el rythm and blues hacia el reggae no está funcionado. No consiguen enganchar a su público, que se siente traicionado por el cambio de estilo. Las Ratas se están sumergiendo en las alcantarillas, siendo incapaces siquiera de obtener el dinero necesario de depósito para garantizar la reserva de salas de conciertos y hacer la presentación de su disco. Sólo han conseguido llegar a las universidades, con un público muy marginal, sus pocos devotos. Su visibilidad mediática es cada vez menor.
Sentado en el sofá, Bob suspira:
- ¡Mierda, mierda, mierda! ¡No podemos seguir así! ¡Caemos en picado! ¡Maldito Gerry! ¡Por qué demonios te has ido! ¡No logramos «el riff»!
- ¡Encima los malditos puretas de las salas de conciertos nos piden pasta por adelantado porque no se fían de nosotros! ¡Pero es por nuestra imagen!¡Por nuestra puñetera imagen, joder! ¡Thatcher púdrete!
Pone la televisión y comienza a hacer zapeo. Mientras tanto, abre una lata de cerveza. Da un gran trago, largo, muy largo, demasiado largo. Los ojos se le inyectan en sangre por el gas que traga, cuando de repente para en seco y tras soltar un gran eructo, grita:
- ¡No me jodas!
Completamente sorprendido y afectado, observa con encono la tele: es la BBC. La imagen de un niño etíope de unos 5 años, sumamente delgado, con cara de extremo sufrimiento y el cuerpo al borde de la inanición aparece tambaleándose por mitad de la nada. El suelo está sumamente seco y agrietado. La estampa es apocalíptica.
Bob lanza la lata de cerveza con unas pocas gotas contra la tele, mientras espeta:
- ¡Madre mía! ¡Es un esqueleto andante! ¡Ese niño no pesará ni 10 kilos!
- ¡Qué ostias está pasando en Etiopía!
- ¡Por qué no hacemos nada! ¡Se están muriendo de hambre!
Gran hambruna de Etiopía. 1984. Fuente: El País
Abre otra cerveza, y otra, y otra, hasta que completamente borracho decide fumarse un «cigarrito mágico» para dormir. Consigue cerrar los ojos un par de horas, pero un sonido le despierta de súbito. Intenta conciliar el sueño de nuevo, pero no puede. La impotencia le carcome por dentro. No puede estar en la cama. Ese «cigarrito mágico», como le gusta llamar a sus porros, no ha servido de nada, no ha hecho su efecto. No puede olvidar. No puede enterrar lo que ha visto. No consigue quitarse «ese cuadro» de su cabeza. Vueltas, vueltas y más vueltas de un lado a otro de la cama. De repente, un ruido seco. Bob se incorpora y grita en mitad de la noche:
- ¡No nos pueden estar engañando! ¡Esto es una auténtica mierda! ¡Somos escoria! ¡El capitalismo es basura!
Geldof (izq.) y Ure (dcha.) 1985. Fuente: Plásticos y Decibelios
Al día siguiente, Geldof vaga de un lado a otro de su apartamento, dejándose caer en el sofá unas veces, y otras en la cama. Está muy impactado. El documental le ha afectado, le ha tocado en lo más hondo. Es la gota que colma el vaso. La marcha de Gerry, un pobre niño moribundo por el hambre y el último fiasco del concierto en el festival de Calpe (Alicante), donde ni llegaron a tocar, han horadado su estado de ánimo. Está cariacontecido y se muestra excesivamente taciturno. Pero, de repente, su gesto cambia. Brota una idea en su cabeza. La noche ha sido dura por la resaca y la falta de sueño, pero todavía tiene cierta lucidez: ha conseguido dar con una solución que posiblemente pueda atajar varios frentes con una sola acción. Recuperar su fama, limpiar su imagen y contribuir a la lucha contra el hambre y la injusticia. Acto seguido se abalanza sobre el teléfono, marca el número de Midge Ure, el líder de Ultravox, la banda protopunk londinense, con el que tiene una gran relación. Escucha el tono: uno, dos, tres y…Ure descuelga airado:
- Si tienes valor para llamarme a las 7 de la mañana, también lo tendrás para encontrarte conmigo en mi portal, ven a mi casa, que te voy a partir la cara.
- Midge, tío, soy yo, Bob Geldof, tengo que proponerte algo.
- ¡Maldito Geldof! ¿Cómo diablos se te ocurre llamarme a estas horas de la mañana? ¡Todavía no me he metido en la cama!
- ¡Cállate y escucha! No he podido dormir en toda la noche ¿viste la BBC ayer?
- ¿Qué? ¿Cómo? ¿Me llamas para hablar de lo que viste en la BBC? ¡Geldof, estás fatal! ¡Voy a colgar el teléfono!
- No, no, Ure, joder, espera. Ayer vi un documental sobre lo que está pasando en Etiopía y vi a un probe chico que no podía ni moverse, con la mirada perdida, más muerto que vivo, y todo por hambre, por no tener nada que llevar a la boca ¡Es una puta desgracia!
- Pero Geldof, no te entiendo ¿Por qué me cuentas esto? ¿Qué puedo hacer yo? No tengo el cuerpo para escuchar tus penas. He visto imágenes de esos pobres etíopes, sí, pero, ¿Qué podemos hacer por ellos? ¡Sólo somos músicos, y con muy mala fama además! Como no les cantemos una canción para alegrar su mal fario…
- ¡Eso es Ure! ¡A eso me refería! He estado dándole vueltas y creo que podemos hacer algo. Creo que el músico de rock puede dejar de entrar dentro de ese cliché. Somos humanos y sentimos como todos los demás No sólo somos los chicos duros del barrio ¿Y si…y si hacemos una canción para recaudar fondos para enviarlo como ayuda humanitaria a Etiopía?
- Colega, no somos una ONG.
- No, claro que no, pero sí podemos hacer algo. Pásate esta tarde por mi piso. Tengo algo que proponerte.
Horas más tarde, pican al timbre. Bob abre la puerta, es Midge. Deja abiertos los accesos y se sienta en el sofá justo cuando Ure se asoma por la escalera:
- Ahí lo tienes, dice Bob mientras lanza dos billetes de avión sobre la mesa.
- ¿Qué es esto?
- Nos vamos a Etiopía. He cogido dos vuelos a Adís Abeba.
- No, tío, lo siento. Yo no puedo. Tengo muchos compromisos con la banda. No puedo dejarlo todo e irme ¡Etiopía está en el culo del mundo!
- Yo me voy, tengo que ver lo que está ocurriendo sobre el terreno. Entre el maldito tirano que gobierna el país y la sequía, esta gente está cayendo como moscas.
- ¿Y si lo de la BBC sólo es sensacionalismo, Bob?
- Por eso quiero ir y que tú vengas conmigo.
- Lo siento, pero no puedo, aunque me guste la idea ¿Hay algo que pueda hacer en la city?
- Creo que sí…podemos empezar a mover ficha.
Aquella tarde, Bob y Midge empezaron a darle forma a la idea de escribir una canción juntos que narrara lo que estaba ocurriendo. Y se les ocurrió la posibilidad de crear un grupo musical exprofeso que tuviera fines caritativos.
Geldof en Etiopía. 1984. Fuente: El Planeta Urbano.
Bob marchó a Adís Abeba y, apenas estuvo unos días a finales de octubre de 1984, pero regresó a Londres literalmente roto: era un alma en pena. Había visto las condiciones en las que vivía el pueblo etíope y, por eso, llegó a la capital británica con una obsesión «alimentémoslos». Fue así como surgió el grupo: The Band Aid y las primeras estrofas de su primer single «Feed the World». En pocos días, Bob y Midge tuvieron definida la melodía, los arreglos y la letra. Pero Ure no estaba convencido del título, no conseguiría enganchar a la sociedad británica:
- Bob, tenemos que hacer algún cambio. El título es excesivamente político y somos una sociedad mojigata ¡Parece que lo han sacado de un lema de Greenpeace!
- ¡No me jodas, Midge! ¿Qué le pasa al título?
- En realidad, nada. Pero tenemos que pensar en sacar el máximo rendimiento para ayudar de la mejor forma posible a los etíopes. ¿Qué te parece si convertimos «Feed the World» en una canción navideña?
- Prrrrffff…
- No, en serio: un título que aluda a la Navidad. Piensa en lo que se avecina. Es la mejor forma de reblandecer muchos corazones de piedra que les importa una mierda lo que pase en África ¿Qué tal «Do They Know It’s Christmas?»?
- Mmmmm…me gusta. Tiene su ironía.
A principios de noviembre, Geldof fue invitado a BBC Radio para hablar del último disco de The Boomtown Rats. Sin embargo, no lo hizo. Ni lo citó. Bob se centró en dar a conocer The Band Aid y el sencillo contra el hambre que había escrito con Ure.
- Y…Bob, ¿Cómo invertiréis el dinero? ¿Cómo conseguiréis que hasta la última libra, incluido los impuestos por publicar el trabajo, sean destinadas a ayudar al pueblo etíope?
- Realmente, no lo sé, pero lo haremos. Y, aprovecho este espacio en BBC, para hacer una promesa: cada centavo irá a ayudar a los etíopes.
Con este gesto, Geldof lanzó un órdago a los músicos británicos. Les había invitado a mostrar su compromiso con «la causa». Era una apuesta. Si un músico que llevaba varios años en mala racha, que había desaparecido del top 10, era capaz de sacar adelante una iniciativa de este tipo, los músicos más reconocidos de la escena rock se verían obligados a participar.
El 25 de noviembre Bob y Midge se metieron en una de las salas de los estudios Sarm West de Londres para grabar esta canción navideña. A los pocos minutos de empezar, Geldof y Ure constataron que su estrategia había surtido efecto: Duran Duran, Paul Young, Sting, U2, Phil Collins o Status Quo fueron pasando por el estudio para colaborar. En total, 36 músicos solicitaron participar en la composición. En 8 días salió a la calle y en menos de 15 se convirtió en el número de Reino Unido, siendo el sencillo más vendido en la historia del país.
Los músicos que grabaron la canción Do They Know It’s Christmas? Fuente: Zenda Libros
Esta canción sólo fue el preludio de la organización benéfica Band Aid Trust y de la efeméride que se celebra hoy 13 de julio de 1985: el día Mundial del Rock; o, en otras palabras, la rememoración del primer concierto benéfico simultáneo de la historia en dos sedes internacionales: el Live Aid. Este concierto, promovido por Geldof y Ure, se celebró a la par en el Estadio de Wembley, en Londres (Inglaterra), y en el Estadio John Fitzgerald Kennedy, en Filadelfia (Estados Unidos). Su finalidad fue eminentemente benéfica y consiguió congregar a lo más nutrido del rock: Queen, U2, The Beach Boys, Dire Straits, Led Zeppelin, Bob Dylan, Paul McCartney o Black Sabbath. Estos fueron los grupos que en distintas sedes lograron llevar a cabo un concierto de 16 horas, donde «Do They Know It’s Christmas?» y «We are the World» fueron las canciones estrella, siendo retransmitido en directo en 72 países distintos: uno de los eventos con mayor afluencia de público y share de la historia de la televisión. La organización creada por Bob Geldof y Midge Ure logró recaudar 100 millones de dólares, que fueron destinados a las víctimas de la gran hambruna etíope de 1983-1985. Por tanto, lejos de la impostura de la que muchas veces se dota la música rock, conviene recordar eventos solidarios de este tipo y su origen. Geldof y Ure contribuyeron a quitar la pátina de rebelde sin causa a los músicos de rock, lograron una gran cantidad de dinero para asistencia del pueblo etíope y, a la par, impulsaron un nuevo tipo de evento musical caracterizado por «el rock solidario».
Pero las personas cambian. Geldolf hizo de estos eventos una forma de negocio, lo explotó con fines benéficos (y lucrativos), al punto de que amasó una gran fortuna. En 2012, El País definió la trayectoria del músico:
Con una fortuna estimada de 32 millones de libras (40 millones de euros), [Geldof] posee varias propiedades registradas a nombre de empresas con domicilio en las Islas Vírgenes para beneficiarse de ventajas fiscales. De esta forma, un histórico apartamento que posee en el centro de Londres y la fastuosa mansión en Kent quedan exentos del impuesto de sucesiones y otras obligaciones fiscales sobre el patrimonio. Aunque estas técnicas fiscales son perfectamente legales han despertado recelos en ciertos sectores que consideran éticamente reprobable que una figura que explota su imagen solidaria se sirva de recovecos legales para eludir el pago de tributos.
Y es que la solidaridad, para algunos, no está reñida con la evasión de impuestos.
*Las conversaciones reproducidas en el texto han sido construidas sobre fuentes documentales, si bien no sabemos con exactitud si se llevaron a cabo de esa forma o de otra totalmente distinta. Por tanto, como autor de estas me disculpo por si hubiera erratas o haya reproducido diálogos equivocados y/o impensables.
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2659-398X
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