Carlos Pérez Atanet - Vie, 26/08/2016 - 09:38
Ilustración: Fernando Serra
Serie: 'Del Dicho al Hecho Histórico' (XLII)
El dicho popular «salvarse por los pelos», utilizado cuando alguien se libra por poco de algún tipo de peligro o situación difícil, tiene un origen de lo más curioso. Nos remontamos al año 1809. José Bonaparte, hermano de Napoleón, acababa de ocupar el trono de una España indignada con la nueva situación que le había sido impuesta y que mostraba hostilidad hacia prácticamente cualquier iniciativa o política que el monarca intentaba emprender. Fue precisamente una de estas nuevas leyes, dictada en ese año de 1809, la que dio origen a esta expresión a la que nos referimos.
La orden, que como decimos provocó multitud de protestas, obligaba a los marineros a cortarse el pelo. Una de estas quejas llegó por escrito al rey. Se trataba de una carta firmada por un grupo de artilleros de la Marina, en la que explicaban la utilidad que para el gremio de los marineros tenía el llevar el pelo largo. Según la misiva, en caso de caída al mar, la melena servía, además de para divisar con mayor facilidad a la víctima, para que se la pudiese agarrar mejor, con el objetivo de devolverla al barco, salvándole así la vida.
Fuese o no una exageración, el caso es que esta explicación de por qué los marineros debían llevar el pelo largo funcionó y Bonaparte decidió retirar la polémica ley. Fue a partir de entonces cuando se empezó a utilizar la expresión «se ha salvado por los pelos», en estos casos de caídas al mar de marineros, que por entonces debían de ser bastante frecuentes. Poco a poco, y como suele ocurrir con este tipo de dichos populares, su uso se fue extendiendo a otras situaciones, hasta alcanzar la acepción y el empleo que tiene hoy en día.
Fuente de consulta: Actividades lúdicas para trabajar los coloquialismos, los refranes y los dichos en el aula de ELE, Jaime Ibáñez Quintana.
Añadir nuevo comentario