Sonia Bartol Sánchez Profesora de la Universidad Isabel I
Vie, 12/02/2016 - 13:48

La percepción general de este día en España (a excepción de Cataluña) o en otros países como el Reino Unido es de un día de consumo de tarjetas, flores, bombones, peluches y citas en restaurantes. En España, el empujón oficial y comercial al día de San Valentín se lo dieron los grandes almacenes Galerías Preciados. En una gran mayoría de países de Latinoamérica se celebra además como el día de la amistad. Este día acarrea ciertos síntomas de depresión para los que se encuentran sin pareja, viendo cómo la promoción de San Valentín se exalta a bombo y platillo. Cabe decir que la mayor parte de las parejas o matrimonios con una andadura sólida no le dan la más mínima importancia, ya que ponen como excusa que el amor no es solamente un día, sino también los 364 días restantes. Ahora bien, San Valentín se ha instalado en nuestro ciclo festivo anual como una campaña publicitaria.

Hemos dejado atrás el ciclo agrícola anual para vivir con un ciclo posindustrial y posmoderno, donde priman las campañas de publicidad preparadas sin procrastinación alguna, campañas que se preparan estratégicamente seis meses o un año antes; como son la de Navidad, San Valentín, Pascua y la de Halloween. Al menos, estas campañas están claramente presentes en el Reino Unido, donde actualmente resido. Aquí los escaparates cambian aceleradamente de espumillones a corazones, de huevos y pollitos de Pascua a telarañas y esqueletos, mostrando una creatividad y un gusto exquisito a nuestros ojos ávidos de novedades.

San Valentín

El origen de este día es controvertido. En primer lugar, hay diferentes interpretaciones y al menos tres teorías sobre a qué santo mártir, llamado Valentín, se refieren. Aunque con el que más lógicamente se puede relacionar es con un sacerdote romano del siglo III llamado Valentín de Terni, que no se sabe muy bien si se hizo popular porque curó a una joven ciega milagrosamente en nombre de Jesús o porque quiso convertir a Claudio II al cristianismo. Dice otra leyenda que casaba a jóvenes soldados con sus novias ilegalmente, ya que el emperador Claudio II prohibió que los jóvenes soldados se casasen, creyendo firmemente que estos lucharían mejor y con más valentía y entereza si no estaban casados. Finalmente, lo que sí se sabe con certeza es que Valentín se convirtió en mártir cuando Claudio II lo descubrió desobedeciendo sus órdenes en contra del politeísmo romano y acabó siendo torturado.

Lupercalia y Juno Februa

Diosa Juno.Lupercalia.

Por otra parte, los historiadores tampoco se ponen de acuerdo en confirmar si este día podía ser la continuación o sustitución sincrética y solapada de las celebraciones romanas de Juno Februa y/o Lupercalia.

El nombre de Februa o Februata proviene del término latino de februum, que significa «purgación» o «purificación». Juno se refiere a la diosa del panteón romano (Hera en el griego) que se asocia con las mujeres en relación con el matrimonio, el parto y la fertilidad. Por lo tanto, el mes de febrero se ha vinculado con la purificación y, de hecho, seguimos con esa tradición en nuestros parámetros judeocristianos de comenzar el periodo de Cuaresma, caracterizado por el ayuno y la austeridad.

El largo y duro invierno se está terminando, nos preparamos para la siembra y para la primavera. Perséfone se despierta de un largo sueño en el ultramundo; todo confluye a un nuevo ciclo, a un nuevo año de cosechas que comienza con la siembra. En los medios rurales de Europa quedan algunas tradiciones a modo de ceremonias folclóricas donde se siguen realizando como algo pintoresco e identitario, a veces incluso reinventado, pero sin conocer realmente el porqué. La razón era ahuyentar a Hades: ahuyentar al invierno, a las enfermedades, a la muerte, a la escasez, a la penuria, al sufrimiento, a la oscuridad, al frío y al hielo por medio de ruidos, gritos, golpes con palos y cencerros; es decir, las mascaradas y los carnavales. Estos rituales se realizaban para devolver el equilibrio a la comunidad, en relación con la estabilidad emocional y a la cohesión social.

En cuanto al festival de Lupercalia dedicado a Lupercus, dios de los pastores o cazador de lobos relacionado e identificado con Faunus (Pan) en numerosas versiones, se celebraba entre el 14 y el 15 de febrero.  Los pastores y devotos, en honor a este dios, se vestían con pieles de cabra (como así se sigue realizando en las mascaradas); caminaban por las calles purificando la ciudad y espantando a los demonios, así como realizando rituales para mejorar la salud y la fertilidad.

En resumen, el mes de febrero era un mes para la purificación y para pedir a los dioses por la salud y la fertilidad. Sin embargo, tenemos otras festividades en febrero, como son la fiesta de la Candelaria (Santa Brígida), Santa Águeda, Carnavales, etc. que invitan a seguir relacionando febrero con la renovación y la transgresión.

Estorninos y narcisos

La naturaleza da muestras de ir despertando en el mes de febrero: hay más luz durante el día, las primeras flores surgen e incluso se abren camino entre la nieve, como son los narcisos, las campanillas, las begonias y los tulipanes, entre otras. El oso despierta de su hibernación, que además es representado por personas disfrazadas con máscaras, siendo un elemento principal en la mayoría de las procesiones de mascaradas en los pueblos europeos, por estas fechas.

Hay pájaros, como los estorninos, que vuelan en bandadas realizando acrobacias que hipnotizan hasta el ensimismamiento. De hecho, el cortejo de los pájaros comienza en el Reino Unido en febrero, acontecimiento que no se le escapó al poeta y filósofo Geoffrey Chaucer, y parece ser que es el primero al que se le reconoce oficialmente la relación de San Valentín con este cortejo en un verso de El parlamento de las aves:

«Por esto fue el día de San Valentín,

cuando todas las aves van ahí a escoger su pareja».

 

Después de este verso, trovadores, poetas, exaltados, devotos llevaron el cortejo y el amor hasta el éxtasis rozando el misticismo. Don Quijote luchaba contra gigantes para conquistar a Dulcinea, Ofelia moría por amor entre flores y agua:

«Mañana que es día de San Valentín,

todo en la mañana estará dispuesto,

y yo seré la doncella que irá a tu ventana,

para ser toda tuya, Valentín». (Shakespeare)

 

Tarjetas de San Valentín

 Tarjeta ‘vintage’ de San ValentínTarjeta ‘vintage’ de San Valentín

Posteriormente a Chaucer las primeras declaraciones de amor en poesía o epistolares se hicieron populares en el día de San Valentín, pero fue en el siglo XVII cuando realmente se instaló esta festividad de forma masiva y llegaría a todas las clases sociales en el Reino Unido y, por ende, a los Estados Unidos. Las primeras tarjetas se hicieron artesanalmente con encaje, fotos, bordados, flores secas; incluso eran perfumadas. Con los avances en la industria de la imprenta, la sociedad victoriana se volcó en este día para crear tarjetas adornadas con ilustraciones, e incluso espejos donde la interesada se reflejaba como la elegida en ser su «Valentine». Téngase en cuenta que era una forma de expresar el amor de una forma literal y a veces, anónima.

Tarjetas satíricas de San Valentín o anti San Valentín

Vinager Saint Valentine Card.Vinegar Saint Valentine Card

Como dato curioso y anecdótico, vale la pena mencionar las vinegar Saint Valentine cards, que mostraban el efecto contrario al amor, a la dulzura y a la adoración, en territorio anglosajón. Se trataba de tarjetas con ilustraciones a modo de caricaturas grotescas y versos que indicaban el desplante, el desamor, el desprecio rozando la crueldad, para aquellos que no eran correspondidos e incluso para destacar la fealdad física.

Se enviaban no solo a enamorados, sino también a vecinos, maestros, jefes, familiares o amigos y a cualquiera al que se deseaba decir algo mezquino de forma anónima. La profesora e investigadora Dra. Annabella Pollen, de la Universidad de Brighton, que clasificó más de 10.000 tarjetas de San Valentín para el museo de esta misma ciudad[i],  señala que era una forma de expresión para imponer las normas sociales convencionales de la época. Varias estampillas mostraban a un hombre sosteniendo un bebé en su regazo; el mensaje era de crítica hacia ese hombre por variar su rol en la sociedad victoriana o eduardiana. Otros ejemplos son el caricaturizar a la mujer de forma grotesca como venganza a no ser correspondido. Pollen analiza estas postales desde el parámetro del humor carnavalesco de Bakhtin y cómo podía ser arma para la hipocresía anónima. Además, relaciona esta forma de insulto con el ciberbullying en la actualidad y lo describe como una válvula de escape que permitía la depravación moral y el comportamiento antisocial.

Pollen señala que solamente en el Reino Unido se enviaron en 1820 unas 200.000 tarjetas de San Valentín; ya con la innovación industrial de las imprentas, se llegó a 1.500.000 en 1870[ii]. En los Estados Unidos, asimismo, se dieron unas estadísticas proporcionalmente similares, teniendo en cuenta que en este país, según la historiadora Ruth Webb Lee, se enviaron 750.000 tarjetas «avinagradas». Como es de esperar, los receptores se sintieron afectados por tales insultos ilustrados y hubo efectos devastadores, como el de una joven que tomó láudano después de haber recibido una de estas postales que confirmaba que no era correspondida. Otros destinatarios lo mantenían vergonzosamente en silencio y hacían desaparecer las tarjetas en la lumbre.

Concluyendo, más que el día de San Valentín, se deben tener en cuenta los rituales y las ceremonias que se han celebrado a lo largo de la historia y cómo estos han ido evolucionando dependiendo del «progreso». No obstante, las necesidades psicológicas poco han cambiado; teniendo alimentación y cobijo asegurados, la supervivencia de la especie se enfoca en la fertilidad. Con lo que podemos deleitarnos en encontrar y celebrar el amor en todas sus vertientes: enamoramiento, pasión, emparejamiento, matrimonio y fertilidad. Lo que nos diferencia de nuestros antepasados es que hemos perdido la conexión sagrada con Juno u otros dioses a los que se pedía amor y la fertilidad como Angus, Anu, Afrodita, Artemisa, Deméter, Eros, Hera, Isis, Oshun o Xochiquétzal, entre otros y otros panteones de divinidades. Al poseer esta conexión sagrada, nuestros antepasados ponían una intención en sus deseos que les ayudaba a mantener la estabilidad emocional; en cambio, ahora lo resolvemos a golpe de terapia o mindfulness.

La figura de San Valentín nos queda un tanto lejana, perdida entre la prisa por comprar rosas, tarjetas y chocolates; para los que pronostican, existe la posibilidad de enviar una tarjeta virtual. Tampoco olvidemos la purificación y la transgresión en estas fechas, oportunidad para purgar el pasado y los dolores invernales; y así comenzar la primavera, renovados.

 

 

[i] http://brightonmuseums.org.uk/discover/2014/09/08/love-letters-and-hate-mail-victorian-vinegar-valentines/

[ii] http://eprints.brighton.ac.uk/13357/1/EPVC%20-%20The%20Valentine%20has%20Fallen%20Upon%20Evil%20Days%20-%20for%20repository.pdf

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