Alejandro Jiménez Gómez - Sáb, 05/06/2021 - 09:30
Metáfora de la tierra en verde, símbolo del Día del Medio Ambiente
Serie: 'El reto del profesor en formación' (V)
Hoy es día 5 de junio de 2021 y, como otras efemérides que celebramos anualmente, es el Día Mundial del Medio Ambiente. Aunque su primera celebración se remonta a 1974, este día fue establecido oficialmente por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1977. Todos los años se busca y establece un lema prioritario y global de actuación o concienciación social, el cual es acompañado de múltiples actividades en una gran variedad de países.
El Día Mundial del Medio Ambiente de 2021 se centra en la restauración y protección de los ecosistemas. Según datos de la ONU cada año se pierden casi 5 millones de hectáreas de bosques y casi el 80% de las aguas residuales que llegan a los océanos no se someten a un tratamiento previo, causando así incalculables daños en las especies marinas. Estos datos sin lugar a duda reflejan la importancia de intentar revertir la deprimente situación vivida y sufrida cada año en los ecosistemas de nuestro planeta.
En este contexto, la educación y formación de las nuevas generaciones es uno de los pilares básicos en los que se debe focalizar y protagonizar un cambio significante. Así pues, aparece hace décadas en nuestras vidas la educación ambiental, rama de la educación cuyo objetivo es el conocimiento del planeta y el establecimiento de medidas y actuaciones que protejan el bienestar de la naturaleza, así como el de todas las especies de seres vivos que la forman.
Desde hace años la educación ambiental se ha incorporado a los planes educativos de las distintas etapas escolares. Además de ser un pilar fundamental en el proceso de transformación social para el desarrollo sostenible este tipo de educación se ha establecido de una forma transversal, pudiéndose trabajar en todo tipo de asignaturas (Ceballos, Correa y Batista, 2002).
En los primeros años de escolarización las características evolutivas de niños y niñas condicionan los procesos de aprendizaje (Alejandro 2013). Nos referimos a un aprendizaje de tipo constructivista que nos permite contar ideas previas al alumnado y otorgarle cierta participación, siendo el alumnado, en gran medida, el protagonista de su propio aprendizaje. El contenido ambiental se trabaja a través de juegos, dinámicas, talleres o metodologías activas, herramientas complementarias y muy útiles.
Años más tarde, en la época universitaria la educación ambiental sufre una gestión o una diversificación diferente, donde la formación se especializa. Por un lado, existe una amplia variedad de grados o másteres directamente relacionados con el medio ambiente como son el 'Grado en Biología' o el 'Grado en Ciencias Ambientales'. Por otro lado, grados como las ingenierías u otras ciencias investigan y avanzan en la reducción de la contaminación y disminución en la generación de residuos, ámbitos estrechamente relacionados con el Medio Ambiente. En otras opciones formativas como el 'Grado en Derecho' se trabaja el establecimiento y formulación de leyes y normativas de protección y conservación.
Así pues, sea cual sea la etapa educativa en la que se trabaje, la educación ambiental es y debe ser un pilar clave, base de actividades generales o específicas. De esta forma, todos los 5 de junio podremos celebrar el estado y mejora de la calidad de nuestro Medio Ambiente, patrimonio mundial de todos y cada uno de los seres vivos que habitamos en el planeta.
Ceballos, E., Correa, N. y Batista, L. (2002). Competencias argumentativas sobre el Medio Ambiente en Primaria y Secundaria: implicaciones para la educación ambiental. Medio ambiente y comportamiento humano, 3(1), 167-186.
Alejandro, M. F. (2013). Estrategias didácticas para un aprendizaje constructivista en la enseñanza de las matemáticas en los niños y niñas de nivel primaria. Perspectivas docentes, (52), 43-58.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2792-1859
Burgos, España
Añadir nuevo comentario