Andrés Seoane Fuente - Vie, 26/05/2017 - 17:43
Nuestro patrimonio gastronómico, la célebre dieta mediterránea de la que siempre presumimos, está en peligro. La máxima autoridad alimentaria y nutricional de España alerta en su último informe de que el 46% de los niños y jóvenes del país solo consume una pieza diaria de fruta o verdura. De hecho, solo el 3% de esta población ingiere verdura en más de una ocasión cada día, y el 28% sigue esta pauta con la fruta. La dieta española está “desgraciadamente americanizada”, alerta la presidenta de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD).
La Encuesta Nacional de Alimentación en Población Infantil y Adolescente elaborada por la FESNAD y la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), revela estos preocupantes datos en un momento en el que la sociedad que denuncia con más fuerza que nunca lo perjudicial de consumir bebidas azucaradas por su alto contenido calórico, o el daño que ocasiona el aceite de palma no solo a la salud sino también al medio ambiente. A pesar de que la concienciación comienza a arraigar, queda mucho camino por recorrer.
Ascensión Marcos, presidenta de la FESNAD, recuerda que el consumo de fruta y verdura reduce el riesgo de padecer obesidad y sobrepeso, al tiempo que es cardiosaludable. Y achaca la mala alimentación infantil y adolescente a una globalización que está resultando “espantosa” para España. “Ya se está detectando en niños la diabetes tipo II, cuando era una enfermedad que solo afectaba a los adultos”, advierte.
Los profesionales de la nutrición, una prioridad
Corregir este acercamiento de la dieta mediterránea a las costumbres americanas –donde uno de cada cinco niños y adolescentes presenta un elevado nivel de colesterol malo- es un trabajo de todos los agentes sociales, desde la familia a la Administración Pública, pero en el que juegan un papel esencial los profesionales de la nutrición.
Con la vista puesta en el futuro, la sociedad precisa con urgencia de expertos nutricionistas que intervengan en todos los ámbitos del proceso alimentario, desde las industrias que elaboran lo que comemos hasta los centros donde se tratan los trastornos relacionados con la comida, pasando por los laboratorios de calidad, las grandes superficies de distribución, las entidades públicas y los centros educativos, para formar a la población desde una edad temprana y motivar unas conductas alimentarias saludables y una mayor concienciación respecto a los peligros de no seguir una dieta variada y en la que primen los productos naturales.
La nutrición es un factor determinante en la prevención y el tratamiento de enfermedades crónicas como las relacionadas con el corazón, la diabetes o el cáncer, por lo que es vital que los profesionales de este sector adquieran una formación especializada y adaptada a la relevancia que cobra su intervención en estos procesos.
Añadir nuevo comentario