Sheila López Pérez - Lun, 18/10/2021 - 10:00
Metáfora sobre el equilibrio del ser humano que busca una respuesta en la Filosofía.
Serie: 'El ABC de la Psicología' (IV)
Dos fases en la historia del pensamiento
Se podría decir que la historia de la filosofía se ha dividido en dos fases: una anterior a la Ilustración, en la que se filosofaba acerca de la existencia en su totalidad, en su abstracción y en su estatismo, y otra en la que se empezó a filosofar sobre la sociedad en su concreción. Así, podríamos aventurar que antes de Marx, la filosofía se había encargado de especular sobre la Idea de realidad, una realidad total, lineal y sin grietas, y después de Marx la filosofía se transformó en crítica, en crítica de las condiciones concretas de existencia (Manuscritos de economía y filosofía, Marx, K., 1968).
Si aceptamos esta distinción, y si aventuramos un poco más, podríamos decir que incluso después de Marx -y de Nietzsche, casi coetáneos-, después de que Marx suprimiera la necesidad a las condiciones materiales de existencia y de que Nietzsche proclamara la muerte de Dios -que no era otra cosa que suprimir la necesidad a las acciones humanas (Así habló Zaratustra, Nietzsche, F., 2012)-, después de ambas supresiones decimos, los filósofos se han seguido dividiendo, a pesar del contexto histórico, en el grupo que ha especulado sobre la realidad en su abstracción -con su ejemplo más claro en la moderna Fenomenología alemana (Ser y tiempo, Heidegger, M., 2003, La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental, Husserl, E., 1984)- y en el grupo, cada vez más amplio, que ha transformado el filosofar en un filosofar crítico, en una crítica de la sociedad concreta, en una crítica de la distancia que hay entre las posibilidades reales de mejorar la sociedad y los movimientos que la sociedad acomete.
Teoría Tradicional y Teoría Crítica
Podríamos denominar estas dos actitudes, siguiendo a Max Horkheimer, Teoría Tradicional y Teoría Crítica (Teoría tradicional y Teoría crítica, Horkheimer, M., 1987). La Teoría Tradicional, dirá Horkheimer, implica tomar el mundo como ya siempre dado, como ya siempre determinado en sus condiciones existentes y, por lo tanto, como ya siempre derivable y predictible en su continuación. En la Teoría Tradicional se hereda el aparato conceptual con el que interpretamos el mundo, o lo que es lo mismo, se heredan las categorías de pensamiento con las que lo pensamos y actuamos en él. ¿Qué es pensable y qué no lo es para nosotros? Si lo que es pensable es siempre una continuación sin grietas de lo ya existente, nos movemos en una Teoría Tradicional de la realidad, pues vemos esta como un objeto enfrente de nosotros que no es intervenible, como un Sistema que evoluciona pero que no es modificable en su esencia, como una corriente en movimiento que es imposible de redirigir.
Horkheimer cree que, en las antípodas de la Teoría Tradicional, existe una actitud esencialmente humana (esto es, que no nos es dada desde el exterior, sino que implica la participación activa del sujeto) que tiene por objeto el moldeamiento de la realidad, una actitud que toma la sociedad como agrupación de humanos participativos con capacidad, y sobre todo con interés, por decidir cómo quieren vivir. Esta actitud es la Teoría Crítica, la cual implica al sujeto en su pensamiento consciente y activo, lo que no quiere decir más que en su pensamiento individual. Un sujeto que no ha activado su individualidad no puede ser crítico, pues sin individualidad solo puede repetir patrones (Teoría Tradicional). Para el teórico de Frankfurt es importante remarcar el carácter individual del pensamiento, pues el pensar solo puede ser ejercido por el sujeto y nunca por el colectivo.
Según Horkheimer, la Teoría Tradicional nunca puede ser crítica. La meta principal de este tipo de pensar es organizar toda la experiencia en función de dominios ya conocidos y delimitados (tal y como inauguró Descartes en su Discurso del método, 2011). La reproducción de la vida tal y como es en la actualidad es la consecuencia de esta forma de pensar cuadriculada e imbuida de lógica formal. La Teoría Tradicional implica aceptar las condiciones de existencia como si estas estuviesen ya siempre dadas y definidas, lo cual desemboca en otorgar un papel de espectador a los sujetos que están enfrente de ellas.
La Teoría Crítica, por su parte, hace el ejercicio de historizar la realidad (Estética, ética y hermenéutica, Foucault, M., 1994), de situar cada cosa en el contexto en el que ha nacido. De esta manera, relativiza los elementos que hemos naturalizado y nos obliga a dejar de considerarlos eternos y necesarios. Se trata de des-metafisiquear la realidad. De hacerla frágil (Adiós a la verdad, Vattimo, G., 2009). De ponerla en las condiciones históricas que le han permitido nacer y que pueden hacerla desaparecer. Mientras que desde la Teoría Tradicional el individuo se encuentra ante una maquinaria perfecta de objetivos, fines y expectativas, la Teoría Crítica es la encargada de analizar todo ese engranaje y dar con las causas -y los causantes- de su funcionamiento, problematizarlos y preguntarse por su conveniencia.
La Teoría Crítica pretende despertar al individuo tradicional de un modo de existencia que perpetua irreflexivamente, lo que significa hacerle consciente de sí mismo y de la actividad que ostenta en la sociedad. Debido a ello, se podría decir que la manera de salir de la Teoría Tradicional radica en el empujón de uno consigo mismo, en el empujón para reflexionar sobre sí, en el empujón para problematizarse y para problematizar el tipo de vida que se está llevando. La auto-concienciación del sujeto es el único modo de que el mundo dado no tenga la última palabra, pues tomarse a uno mismo como creador es negarse a que el mundo exterior tenga derecho sobre cómo uno quiere vivir.
Bibliografía
Descartes, R., Discurso del método (2011), Madrid, Alianza Editorial
Foucault, M., Estética, ética y hermenéutica (1994), Barcelona, Paidós
Heidegger, M., Ser y tiempo (2003), Madrid, Trotta
Horkheimer, M., Teoría tradicional y teoría crítica (1987), Barcelona, Paidós
Husserl, E., Crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental (1984), México, Ediciones Folios
Marx, K., Manuscritos de economía y filosofía (1969), Madrid, Alianza Editorial
Nietzsche, F., Así habló Zaratustra (2012), Barcelona, Ediciones Plutón
Vattimo, G., Adiós a la verdad (2009), Barcelona, Gedisa
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2792-1832
Burgos, España
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