Marcos Terradillos - Vie, 28/01/2022 - 13:00
Gráficos de análisis sobre las publicaciones.
Serie: 'Un Viaje por la Ciencia' (XIX)
Con el año nuevo ha llegado la convocatoria de la evaluación de la actividad investigadora de 2021, los famosos sexenios. Todos los profesores e/o investigadores jóvenes comienzan una carrera frenética, primero por entender qué son, cómo se solicitan y si ellos mismos pueden pedirlos.
Pero, ¿Qué son estos sexenios o tramos de investigación? Los tramos de investigación suponen el complemento de productividad más importante entre los funcionarios, representan un símbolo de estatus y de prestigio en la universidad; y en muchas instituciones son requisito indispensable para poder dirigir tesis doctorales o participar en planes de doctorado de calidad reconocida.
Y, ¿Qué nos piden para poder tener un sexenio reconocido? El proceso es relativamente sencillo: escoges 6 años de tu carrera como investigador en los que hayas tenido como mínimo 8 meses de contrato (cada año), seleccionas tus 5 mejores publicaciones de esos años y propones una o dos comisiones para que te evalúen.
Pero, ¿Quién lo pueden pedir todos los profesores/investigadores? Solo lo pueden solicitar los funcionarios de carrera de los cuerpos docentes de las universidades públicas españolas, los funcionarios de carrera del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y los profesores indefinidos de universidades privadas con convenio con la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora (CNEAI).
La Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadores es la que califica los sexenios. Fuente: Aneca.
¿Es así de sencillo o es un proceso lleno de complejidades? Las comisiones evalúan tus publicaciones de 0 a 10 y hay que obtener un mínimo de 6. Hay que tener una valoración favorable en las 5 publicaciones.
Una vez que sabemos qué nos piden y qué “calificación” hay que obtener, comenzamos con el tema a priori más duro, que es buscar todos los datos que nos solicitan. Lo haremos a partir de una disciplina que se denomina bibliometría. La bibliometría se centra esencialmente en el cálculo y en el análisis de los valores de lo que es cuantificable en la producción y en el consumo de la información científica. En otras palabras, es una forma de saber cómo de buenas son nuestras publicaciones.
La importancia de un trabajo científico se mide básicamente en función de la cantidad de citas que tiene la revista en la que se publica (las referencias que hacen de nuestro trabajo otros investigadores). Parece obvio que la calidad de nuestro trabajo no se debería medir sólo por las citas, sino por el análisis de su contenido. Pero, como vivimos en un mundo de clasificaciones, todo se mide por números y cantidades; y así hemos llegado a un punto en que la calidad de un contenido científico se mide por lo que se puede contar, las citas.
A partir del número y calidad de las citas se calcula el factor de impacto de una revista. El factor de impacto intenta medir la repercusión que ha obtenido una revista en la comunidad científica. Es un instrumento utilizado para comparar revistas y evaluar la importancia relativa de una revista concreta dentro de un mismo campo científico. Lo primero que hay que saber es que el factor de impacto siempre será un cálculo aproximado y que los datos van a diferir de unos índices a otros en función de las publicaciones y criterios en las que se basan.
Y, ¿Cómo se calcula? El factor de impacto de una revista se basa en el número de veces que se cita por término medio un artículo publicado en dicha revista. De esta manera el factor de impacto de una revista en el año 2021 hace referencia al número de veces que los artículos publicados en esa revista durante el período 2019 y 2020 han sido citados en el 2021. Así se calcula el Journal Citation Report (JCR), que es el indicador de calidad más conocido y el más valorado por los organismos de evaluación de la actividad investigadora.
A partir del factor de impacto se ordena un ranquin de revistas. Solo unas afortunadas que cumplen una serie de requisitos muy estrictos pueden formar parte del mismo. A partir de esta clasificación se establecen los cuartiles. El cuartil es un indicador que sirve para evaluar la importancia relativa de una revista dentro del total de revistas de su área. ¿Cómo calcularlo? Se ordenan las revistas en orden descendente por factor de impacto. Se divide el total de revistas en cuatro partes iguales. Cada parte es un cuartil. Las revistas con el factor de impacto más alto se encuentran en el primer cuartil, las revistas con el factor de impacto más bajo se encuentran el cuarto cuartil y en la parte central se encuentran el segundo y el tercero. Como en el futbol, las revistas pueden cambiar de cuartil cada año. De ahí la gran exigencia que piden en las publicaciones, ya que pueden bajar de “división”.
Para conocer estos ranquines tenemos las ya clásicas bases de datos que analizan las citas: Journal Citation Reports, Scopus, Google Scholar y otras. Cómo obtener todos los datos necesarios para conocer si somos o no merecedores de que se nos reconozca un sexenio es una historia mucho más larga.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2792-1808
Burgos, España
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