Cristóbal Ruitiña - Lun, 10/01/2022 - 11:10
El periodismo en los Gabinetes de Empresa.
Serie: 'El Poder de la Palabra' (XIII)
En las últimas semanas ha saltado a las redes la antigua polémica sobre si los jefes de prensa son periodistas o no. Era esta una cuestión que parecía ya resuelta, pero, por lo que se ve, no es así. Lo que más me ha llamado la atención de este asunto son, como suele suceder, los argumentos.
Quienes consideran que los jefes de prensa no son periodistas sostienen que los primeros no están del lado de los lectores, radioyentes y televidentes, sino de sus empresas, y que ello les incapacita como periodistas. Pero en este último verbo reside, sin embargo, la clave: la capacitación. Esto es lo que determina quién es periodista y quién no; y no, el ámbito en el que trabaja. Porque los periodistas de los gabinetes de comunicación -los que practican el denominado periodismo de fuente- emplean después de todo las mismas técnicas, prácticas y rutinas que quienes ejercen en un medio de comunicación, cada vez más a menudo, porque las han adquirido al estudiar el Grado en Periodismo.
De hecho, si bien hace años lo único que les capacitaba para tal tarea era pasar por un medio de comunicación, ahora, sin embargo, es cada vez más frecuente pasar directamente de la Facultad al gabinete de comunicación sin haber ejercido antes en un medio. Esto último también se ha criticado en algunas ocasiones porque se obvia la cada vez más adecuada formación que se recibe en el ámbito universitario, sobre todo desde que, en los últimos tiempos, la carrera ha terminado de incorporar la formación en Comunicación Corporativa, como, por ejemplo, hace la Universidad Isabel I.
Este tipo de discursos, los que consideran que un periodista deja de serlo al trabajar para una corporación o institución, sostienen, además, que los informadores de gabinete se proponen colocar su información en los medios a toda costa y poco menos que sin importarles las consecuencias. Sin embargo, esto tampoco es así, o al menos, no lo es cuando se da una buena praxis. Porque estos profesionales están también sujetos al código deontológico y sus procedimientos no son, ni más ni menos, que los que contribuyen a que, desde el otro lado, un hecho se convierta en noticia.
La cuestión es que muchas veces tienen éxito, tal vez, demasiadas; es decir, muchas veces consiguen “colocar” sus informaciones en los medios. Y ello porque estos últimos han abandonado en gran medida su misión, adelgazando para empezar sus plantillas y sobrecargando al profesional con la multifunción. Y tal vez por ello, también sean estos, los de los medios, los periodistas más propensos a criticar a su empresa. Así pues, que los de Gabinete sean los que menos lo hacen, tal vez no se deba a que son menos periodistas, sino a que las corporaciones para las que trabajan premian con más respeto -y, por lo tanto, remuneración económica- su labor.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2792-1786
Burgos, España
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