Tecnopedagogía (XXIV): Interactividad con vídeos en entornos digitales

La utilización de la imagen y el sonido como apoyo para facilitar los procesos de enseñanza-aprendizaje se presenta como elemento fundamental para abordar la complejidad de los nuevos escenarios educativos digitales.

La inclusión de recursos audiovisuales en las aulas, como herramientas que se integran en el constructo formativo, sobrepasa su utilización como instrumentos accesorios a la práctica educativa y la función meramente motivadora o expositiva, planteando una nueva posibilidad de relación con el conocimiento más cercana y compleja (Martínez et al., 2015).

Concretamente, entre los recursos audiovisuales, destaca el potencial didáctico del vídeo, que es un importante transmisor de información y de conocimiento, un recurso altamente motivador (Cabero, 2007, pp. 133-145). Se configura como herramienta fundamental en el proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que puede «cumplir una intencionalidad motivadora, reflexiva, analítica y de producción textual, entre otras» (Peláez et al., 2013).

Las oportunidades que ofrece el vídeo en procesos de enseñanza-aprendizaje pueden ser múltiples y su utilización en la construcción de ambientes pedagógicos posibilita, según Hernández (1998), que tanto profesorado como alumnado puedan observar fenómenos naturales, aproximarse a trabajos científicos actuales, clarificar conceptos, emplear y reforzar conocimientos, y descubrir opiniones de profesionales y expertos. Asimismo, es un recurso que, además de generar la discusión y la reflexión en el alumnado ante una cuestión específica, incorpora sonidos, colores e imágenes que provocan resultados atractivos y motivadores. Con la incorporación de los mismos se proporciona un aprendizaje más cercano a la realidad, se complementan los temas propuestos y se enriquecen los contenidos.

El visionado del vídeo no debe ser la única tarea del alumnado, sino que tendría que ser una oportunidad de desarrollar otras situaciones de aprendizaje y actividades complementarias para la adquisición de competencias.

Además este recurso es un medio didáctico que, empleado adecuadamente, facilita al profesorado el proceso de enseñanza y transmisión de conocimientos (Bravo, 1992), y al alumnado, el proceso de aprendizaje, asimilación y comprensión de los mismos.

Como elemento educativo, el vídeo cumple una serie de funciones mencionadas anteriormente, cuyo aprovechamiento y potenciación generará grandes beneficios para el alumnado. Dada la importancia pedagógica de los mismos y sus amplias posibilidades, desde el Área de Innovación Educativa se apuesta por destacar el protagonismo y las perspectivas que ofrecen los vídeos como recurso fundamental del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Se han articulado procesos para favorecer la interacción del profesorado en el desarrollo del contenido, basándose en las situaciones de aprendizaje que se proponen mediante vídeos:

• A través de un sencillo proceso el docente tiene la posibilidad de seleccionar un fragmento concreto del vídeo, indicando el punto exacto de inicio y fin que desea destacar; de este modo se favorece que la atención del alumnado en este fragmento del vídeo sea mayor y que la información considerada más relevante sea asimilada y comprendida por el alumnado más fácilmente. Además, dirigiendo al alumnado a un fragmento del vídeo, se reduce el tiempo invertido para la visualización del recursos; de esta manera el aprovechamiento de la carga de trabajo es mayor.

• Por otro lado, se ofrece la posibilidad de enlazar diferentes botones a momentos concretos del vídeo, mediante conceptos, frases, explicaciones, reflexiones, cuestiones, etc.