Marcos Terradillos - Mié, 20/10/2021 - 11:00
Portada y escenas de la película Idiocracia.
Serie: 'Haciendo Historia' (LIX)
Como hemos visto en las dos entradas anteriores de este blog tituladas 'El mono sapiens I' y 'El homo sapiens II' el desarrollo tecnológico del ser humano nos ha ido alejando progresivamente del resto de primates, pero no desembocaron en un proceso de humanización completo. Hemos podido ver cómo todos los avances científicos y tecnológicos que se han ido produciendo desde el Neolítico se han desarrollado a costa de parte de la humanidad. También hemos visto que hoy en día se pueden cubrir las necesidades básicas de los 7.800 millones de habitantes del planeta. Si no lo hacemos, podemos no merecer el término de humanos plenos.
Y nos tenemos que plantear, ¿Dónde podemos llegar si no socializamos la ciencia y la tecnología, si seguimos condenando a parte de la población a la miseria económica, científica y educativa? ¿Qué puede pasar si no finalizamos el proceso de hominización a humanización?
Debemos ser conscientes de que, si no experimentamos un profundo cambio en nuestro actual comportamiento como especie, corremos el riesgo de que se materialicen otras opciones que nos podrían llevar al colapso: emergencia climática, extinción masiva de la biodiversidad y, cómo no, a nuestra propia extinción.
En este debate la pregunta central es: ¿Qué queremos que sea el ser humano? ¿Qué queremos ser como especie? Ahora mismo estamos en una situación en que podemos decidirlo nosotros. Debemos pensar como especie y no solo como individuos competitivos.
Si la próxima generación no es un grupo formado correctamente en la ciencia y la tecnología, si no la respetan, si no confían en ella, si no confiamos en nosotros mismos como especie ¿Qué puede pasar? Pues en una primera generación se reproducirán con mucho éxito gracias a la herencia de la medicina, pero luego regarán los campos de cultivo con refresco y la sociedad necesariamente colapsara.
A los diferentes lectores de este blog les habrá sonado raro esto de regar los cultivos con refresco. No parece ni muy práctico ni muy económico, pero es la excusa para hablar de una película que he visto últimamente; una comedia muy tonta pero que abrió debates muy relevantes. Ha sido definida como: 'la película estúpida más inteligente de la historia'. Es Idiocracia.
Esta comedia de Mike Judge de 2006 trata sobre un experimento militar fallido en el que una pareja despierta quinientos años adelante en el futuro, en un mundo distópico en el que la selección natural ha favorecido a los grupos sociales más alejados del progreso científico, debido a que se reproducen más.
Representa una denuncia de la progresiva idiotización de la sociedad. Es lo que Valle Inclán definiría como un esperpento. Solo cuando la pareja venida del pasado socializa un gran avance científico como es regar los cultivos con agua, la sociedad, los humanos sobreviven.
La base científica de esta película se basa en que mientras las personas mejor formadas no se deciden a tener hijos o los tienen muy tarde, las de escasa formación se reproducen a toda máquina, ayudados por la herencia de la medicina. Pero, si la inteligencia deja de ser un factor determinante en la sociedad humana, quedará relegada por la selección natural. Hay que pensar que en el mundo actual no es necesario ser especialmente hábil intelectualmente para alimentarse y reproducirse.
Aunque lo que plantea esta película pueda parecer grotesco, hay una base científica que apoya parcialmente el argumento. En 2018, 12 años después de la película, la revista científica PNAS publicaba un estudio elaborado por investigadores del Centro de Investigación Económica Ragnar Frisch de Noruega en el que se explicaba que, desde el año 1975, la inteligencia de los jóvenes había comenzado a descender alrededor de siete puntos por cada generación. Hicieron pruebas de coeficiente intelectual (CI) aplicadas a 730.000 jóvenes noruegos en edad de cumplir el servicio militar obligatorio y fueron efectuadas a lo largo de varias décadas, entre 1970 y 2009.
De la misma forma, el neurocientífico Michel Desmurget, director de investigación del Instituto Nacional de Salud de Francia, afirma en su libro La fábrica de cretinos digitales que los llamados nativos digitales son/serán los primeros niños con un coeficiente intelectual más bajo que sus padres, entre otras causas, por la adicción a las pantallas (televisión, videojuegos, etc.) que han generado una pérdida de las interacciones sociales, principalmente las intrafamiliares
Portada del artículo en la revista PNAS y del libro 'La fábrica de cretinos digitales'
Pero, y ¿Cómo se refleja el momento previo al colapso en esta película?: Por la propaganda exagerada y no deseada que se presenta en todo tiempo y lugar; el consumismo, el lenguaje soez en la publicidad, la obesidad, las avalanchas de basura, el abuso de pictogramas, contracciones y abreviaturas en la comunicación; la popularización de espectáculos basados en violencia extrema. Solo podremos evitar este futuro con ciencia, pensamiento crítico y divulgación.
Una de las principales victorias de la Idiocracia, así como uno de los peores enemigos de la socialización de la ciencia, del pensamiento crítico, del desarrollo inteligente, e incluso de la democracia son las Fake News.
El problema de la circulación de noticias falsas es tan antiguo como la aparición de los medios de comunicación. Lo que es completamente nuevo es el volumen de producción de noticias falsas o manipuladas, la forma en la que se producen, la velocidad a la que se distribuyen y el alcance que consiguen. Son tan importantes que el Collins Dictionary eligió el término de fake news como la palabra del año en 2017.
Las fake news favorecen la antidemocracia, favorecen las jerarquías, son un peligro a nivel médico, nos enfrentan, nos dividen, nos deshumanizan, se aprovechan de las personas con menos recursos. Están usando la tecnología en nuestra contra. Nos condenan a la idiocracia, nos condenan a la caverna. Del mismo modo que los prisioneros de la caverna de Platón confundían las sombras de los objetos con los objetos mismos, nosotros confundimos las mentiras proyectadas en las pantallas con los hechos reales.
En paleontología humana también hemos sufrido fake news. La más relevante fue la del hombre de Piltdown. Entre 1912 y 1953 académicos británicos intentaron que creyéramos que una mandíbula de orangután, dientes de chimpancé y un cráneo humano formaban el eslabón perdido. Todo encaba en la mentalidad de la época; en una fase primitiva del ser humano teníamos cara de primate, pero con un cerebro tan desarrollado como el actual.
El hombre de Piltdown, una mentira que afecto a arqueólogos y paleontólogos.
Uno de los grandes retos en la lucha contra las fake news es la brecha digital; es la desigualdad para el acceso a la información y al conocimiento mediante las nuevas tecnologías. Supone la existencia de grupos sociales que no tienen o no saben hacer uso de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación. Necesitamos una alfabetización universal. Debemos alfabetizarnos, debemos educar y educarnos en Ciencia. El conocimiento de la Ciencia es absolutamente imprescindible para el desarrollo continuo de nuestra especie.
¿Nos merecemos el calificativo de humanos? Nos encontramos en un momento crucial de la evolución humana. Ha llegado el momento en el que es necesario convertir el conocimiento científico en una actividad social y participativa, ha de ser conocido y controlado por toda la población, en beneficio de la ciudadanía e indisolublemente ligado a la socialización de la ciencia y la tecnología.
Si desarrollamos esto con éxito, podríamos empezar a calificarnos como humanos y no solo como homininos. Ahora y no mañana debemos elegir si queremos seguir siendo solo primates o humanos, si queremos una Idiocracia o una democracia plena, si queremos ser monos sapiens u homo sapiens.
Puedes leer también: 'El mono sapiens I' y El mono sapiens II'
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2659-398X
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