Diego Soto García - Vie, 26/11/2021 - 08:20
La diversidad deportiva.
Serie: 'In Corpore Sano' (XVII)
El entrenamiento deportivo puede considerarse un proceso social, ya que los entrenadores y los deportistas interactúan constantemente en un contexto de entrenamiento específico que conlleva un intrincado conjunto de objetivos, exigencias y resultados. Los entrenadores proporcionan a los deportistas un entrenamiento de calidad para desarrollar sus habilidades técnicas y tácticas, capacidades físicas y los animan a alcanzar un rendimiento deportivo cada vez mayor. En referencia al rendimiento físico, el ámbito científico se viene ocupando de estudiar la especificidad de género en cuanto aspectos fisiológicos que pueden afectar a las cargas que se someten a las deportistas de género femenino. Este hecho ha transcendido socialmente, y comienza a ser abordado en diferentes ámbitos, un ejemplo reciente es el artículo publicado en XL Semanal titulado 'La regla marca la diferencia '.
Parece estar claro la existencia de diferencias fisiológicas entre atletas de géneros femenino y masculino, pero ¿Perciben por igual mujeres y hombres las actuaciones de los encargados de liderarles? ¿Debemos de someterles a diferentes cargas mentales? ¿Qué ocurre respecto a la gestión grupal de equipos de diferente género? ¿Deberían establecer los entrenadores diferentes estrategias en función del género de los equipos que lidere? y por último ¿Esas cargas mentales deberían de estar condicionadas por los condicionantes fisiológicos?
García-Calvo (2017), indica que las diferentes estructuras del deportista y la carga de entrenamiento dan lugar a dos tipos de cargas: la carga física y mental. Los factores psicosociales y contextuales inciden en sentido positivo o negativo y, estos últimos, pueden ser controlados en función del correcto diseño de entrenamiento y de las intervenciones que realice fundamentalmente el entrenador. Relacionado con los factores sociales, existen diferentes creencias instauradas entorno al deporte femenino que quizás no se correspondan con la realidad, entre ellas, que liderar equipos femeninos tiene una mayor complejidad. Abordando convicciones más específicas, se considera que proporcionar un feedback positivo se adapta mucho mejor a las necesidades de deportistas de género femenino, cuestión que en equipos de rendimiento se ha podido observar que el feedback negativo incrementa el rendimiento y no afecta negativamente a variables psicológicas (Soto et al., 2020). La ciencia debe ser la encargada de corroborar si son ciertas las ideas instauradas, o por contrario, aportar un conocimiento nuevo que ayude a objetivar la realidad.
Algunos estudios han mostrado las diferencias existentes en la preferencia en función del género respecto a algunas variables que afectan al rendimiento deportivo, entre otras, el estilo de liderazgo (Weinberg y Gould, 2003), la atención a las necesidades psicológicas de autonomía, competencia y relaciones (Wilson et al., 2006), lo que afecta a la motivación de los deportistas. Otras líneas de investigación se han centrado en conocer los procesos grupales y analizar el clima motivacional de los entrenadores, el clima motivacional percibido entre iguales, la eficacia colectiva y la cohesión de equipo (González-Ponce et al., 2018). Si tenemos en cuenta estas variables, podríamos pensar que existe una alta complejidad para usar un determinado tipo de conductas, metodologías y estilos de liderazgo en función del género de los deportistas a los cuáles se entrene.
Diferentes estudios concluyen que en los deportes colectivos, las dinámicas que el líder consiga promover y la efectividad del liderazgo, determinan el rendimiento de los equipos. Lo que aún no se conoce de forma tan profunda son los efectos de las estrategias en función del género, o dicho de otra forma, si una misma forma de actuación del entrenador tiene el mismo efecto con independencia de si se entrena un equipo femenino o masculino.
Considerando que liderar un grupo deportivo se trata de un proceso complejo y que requiere de un amplio conjunto de habilidades, por ello, es importante ayudar a los líderes a conocer con profundidad los efectos de las estrategias en función del género de los deportistas. Este conocimiento probablemente pudiera llegar de la mano de un incremento de la profesionalización del deporte femenino, lo que permitiría tener mayores recursos para efectuar estudios e implementar métodos de trabajo más adaptados a las necesidades reales.
BIBLIOGRAFIA
García-Calvo, T. (2017). La carga psicológica del entrenamiento en el fútbol: aspectos conceptuales para su valoración y entrenamiento. Revista de Preparación Física en el Fútbol, 24, 23–33.
González-Ponce, I., Leo, F. M., Jiménez, R., Sánchez-Oliva, D., Sarmento, H., Figueiredo, A., & García-Calvo, T. (2018). Athletes’ perceptions of coaching competency and team conflict in sport teams: A multilevel analysis. European journal of sport science, 18(6), 851-860.
Soto, D., García-Herrero, J. A., & Carcedo, R. J. (2020). Well-Being and throwing speed of women handball players affected by feedback. International Journal of Environmental Research and Public Health, 17(17), 6064.
Weinberg, R. S., y Gould, D. (1996). Fundamentos de psicología del deporte y el ejercicio físico. Barcelona, España: Ariel.
Wilson, P. M., Rogers, W. T., Rodgers, W. M., y Wild, T. C. (2006). The psychological need satisfaction in exercise scale. Journal of Sport and Exercise Psychology, 28(3), 231-251.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2697-1992.
Burgos, España
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