Isabel María Salces Cubero - Lun, 20/12/2021 - 10:00
Metáfora de la inteligencia emocional.
Serie: 'El ABC de la Psicología' (VII)
En la última década, la inserción laboral de aquellos estudiantes recién graduados en universidades se ha convertido en un proceso complejo debido a las exigencias requeridas por las organizaciones.
A los requisitos comúnmente exigidos, se le suman otros como la competitividad, mayor conocimiento de idiomas e informática, experiencia laboral y competencias y habilidades sociales. ¿Dónde podríamos enmarcar la Inteligencia Emocional (IE), siendo este último punto de gran relevancia?
Diferentes estudios subrayan que la importancia de la IE en el egresado a nivel organizacional. En concreto, los graduados que poseen mayores niveles de IE: perciben su calidad de vida laboral de manera más positiva y estable, resuelven de manera autónoma los problemas sociales que pudieran surgir, optan por un liderazgo integrativo donde tienen en cuenta las opiniones del resto de compañeros y son capaces de establecer objetivos realistas y alcanzables en un corto plazo (Páez & Castaño, 2019; Castrillón & Cala, 2020).
En la misma línea, autores como Goleman (1999) subrayan la importancia de la IE en la organización debido a que esta ayuda a que los individuos sean capaces de regular sus propias emociones, fomenta la empatía, la capacidad de enfrentarse a las adversidades y mejora las relaciones sociales. Asimismo, esta facilita la adaptación a los continuos cambios organizaciones y promueve la resiliencia (Salovey & Grewal, 2005).
A su vez, los egresados con mayor nivel de IE muestran mayor nivel de autoestima, mejores relaciones sociales, mayores sentimientos de bienestar, comunican sus emociones con exactitud con el fin de solucionar problemas (Teruel, et al., 2019).
Castaño (2019) concluye que la formación integral profesional que incluye la integración de la IE dentro de su currículum académico forma profesionales adaptados a los cambios organizativos vividos en los últimos años y reduce el nivel de estrés laboral.
Por tanto, es de vital importancia el desarrollo de la IE como una herramienta más a la hora de hacer frente a las necesidades laborales y personales dentro de una organización, con el fin de formar a los profesionales del futuro y poder atender a las demandas del sector organizacional.
Referencias bibliográficas:
Castrillón, J. J. C., & Cala, M. L. (2020). Calidad de vida laboral percibida y competencias emocionales asociadas en profesionales jóvenes. Informes Psicológicos, 20(2), 139-153.
Goleman, D. (1999). La práctica de la inteligencia emocional. Editorial Kairós, S. A.
Páez-Cala, M. L., & Castaño-Castrillón, J. J. (2019). Ocupación laboral y relación entre calidad de vida laboral percibida, inteligencia emocional y estrategias de afrontamiento en egresados universitarios. Revista de la Facultad de Medicina, 67(4), 419
Salovey, P., & Grewal, D. (2005). The Science of emotional intelligence. Currents, Directions in Psychological Science, 14, 281-285.
Teruel, P., Salavera, C., Usán, P., Antoñanzas, J. L. (2019). Inteligencia emocional centrada en uno mismo y en el otro: Escala Rottherdam de Inteligencia Emocional (REIS). Universitas Psychologica, 18(4), 1-12.
Editor: Universidad Isabel I
ISSN 2792-1832
Burgos, España
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