La creatividad y el sistema de recompensa

La creatividad, metáfora de una bombilla que se enciende.

Serie: 'Neurociencia Educativa' (XXVIII)

A lo largo de los últimos meses hemos podido ver frecuentemente a través de las redes sociales a muchos de nuestros amigos y conocidos realizando diversas actividades como por ejemplo cocinar, pintar, dibujar o bailar. Y es que, no hay duda de que el confinamiento que vivimos hace algún tiempo para frenar el contagio de COVID-19 abrió la puerta hacia la creatividad.

Pero, ¿las personas creativas nacen o se hacen? Pues bien, como ocurre con la mayoría de los rasgos que nos caracterizan existe por un lado un componente genético o innato que hace que haya una predisposición natural mayor o menor hacia la creatividad y, por otro lado, hay un ambiente que modula la aparición de esos momentos creativos aumentando o disminuyendo la probabilidad de que aparezcan. Por tanto, es la interacción entre los genes y el ambiente lo que hace que aparezcan más o menos momentos de creatividad.

Las personas somos seres creativos, es más, es un rasgo inherente a nuestra naturaleza humana, siendo una de las características que nos diferencian de otros animales. Somos seres creativos desde el primer día de nuestra vida hasta el último. Y esa creatividad que nos caracteriza permite que avancemos en áreas tan importantes como la ciencia, que tanto valoramos en estos tiempos, pero quizás no tanto en otros momentos.

Ilustración que simboliza diferentes soluciones con papel arrugado destacando una bombilla como el más adecuado.

El reciente estudio de Yongtaek et al.  (2020) ha demostrado a través de electroencefalografía de alta resolución temporal que muchas personas que experimentan un insight creativo o lo que describimos como un momento de lucidez en el que aparece de forma repentina una idea en la mente que da solución a algún problema o situación. Tiene una activación del sistema de recompensa cerebral, similar al que responde a comidas sabrosas, sustancias adictivas o en el orgasmo. Esto significa que genera un placer intrínseco sin necesidad de que haya una recompensa externa y, ese placer producido por la liberación de dopamina, aumenta la probabilidad de que esa conducta se vuelva a producir. Es decir, que vamos a buscar más situaciones que faciliten que se produzca de nuevo un insight creativo. Esto refuerza la noción de que la motivación intrínseca es importante para una actividad creativa sostenida que requiera mucho tiempo, como resolver un acertijo, un problema, crear algo nuevo o investigar.

Esa expectativa de recompensa intrínseca por comprender o crear algo, a diferencia de las recompensas externas, como por ejemplo un premio, es la motivación más eficaz y la que predice con más probabilidad que esas conductas se mantengan a largo plazo. En un nivel más amplio, la obtención de recompensas intrínsecas motiva la curiosidad, la exploración, el aprendizaje y la creatividad en ausencia de recompensas externas inmediatas tales como como alimento o supervivencia.

Personalmente me parecen unos hallazgos muy interesantes que podemos llevar a la práctica propiciando situaciones y actividades creativas y placenteras que generen esta activación del circuito de recompensa cerebral aumentando así nuestra capacidad creativa y motivacional.

Referencias bibliográficas:

Amabile, T. M., Barsade, S. G., Mueller, J. S. y Staw, B. M. (2005). Affect and Creativity at Work. Administrative Science Quarterly, 50(3), 367–403.

Berridge, K. C. y Kringelbach, M. L. (2015). Pleasure systems in the brain. Neuron, 86(3), 646–664. https://doi.org/10.1016/j.neuron.2015.02.018

Oh, Y., Chesebrough, C., Erickson, B., Zhang, F. y Kounios, J. (2020). An insight-related neural reward signal. NeuroImage, 214, 116757.