Familia comiendo en la playa.
5 de agosto de 2022. La profesora Beatriz Robles, docente del Grado en Nutrición Humana y Dietética de la Universidad Isabel I, ha sido entrevistada por Aimar Bretos en el programa Hora 25 de la SER, para hablar sobre seguridad alimentaria. Tener cuidado con la manipulación de los alimentos, especialmente en la temporada estival, y seguir las recomendaciones de la profesora Robles, garantiza evitar los problemas de seguridad alimentaria.
Con el objetivo de elaborar cenas más seguras, sanas y apetitosas, la tecnóloga de los alimentos analizó en el programa, (que comienza a partir de las 21:00), la importancia de realizar cenas a una hora temprana, ya que las estadísticas revelan que, cenar relativamente pronto, permite tener una mejor salud a largo plazo. “Tener un horario regular y unas rutinas de comidas se relaciona con una mejor salud. La evidencia científica es todavía pequeña, pero todo apunta a que en España no lo hacemos del todo bien”, indicó.
Beatriz Robles explicó la diferencia entre un alimento seguro y saludable. La experta en nutrición detalló que la comida que se compra en los supermercados es segura y no va a producir una intoxicación alimentaria, “a menos que nosotros la manipulemos mal. Aunque el riesgo cero no existe, tenemos los estándares más altos del mundo en la Unión Europea, y es una garantía de seguridad alimentaria”. La profesora Robles matizó que no toda la comida que encontramos en el supermercado es saludable, ya que el consumo de determinados productos a largo plazo, que no son saludables, puede derivar en enfermedades como la obesidad, la diabetes o algunos tipos de cáncer.
El huevo, manipular con precaución
La docente de la Universidad Isabel I recordó la importancia de tener precaución con algunos alimentos en la época estival como es el caso del huevo. La tortilla poco cuajada, la mayonesa que se elabora con huevo crudo en casa… estas prácticas pueden derivar en intoxicaciones alimentarias, especialmente por la bacteria salmonela, por lo que es recomendable consumir estos productos inmediatamente después de ser cocinados o en una hora como máximo.
La profesora destacó que comprar melones y sandías partidas si es aconsejable cuando están en la zona de refrigerados. Sin embargo, cuando nos encontramos con estos productos a temperatura ambiente, envueltos en un plástico, podemos correr el riesgo de que hayan sufrido contaminación de bacterias en su manipulación.
En la entrevista, Beatriz Robles señaló que el pescado fresco debe pasar por el congelador antes de consumirlo para evitar una intoxicación por anisakis. Y respecto a la acumulación de metales pesados en el pescado, recomendó no consumir atún, emperador o lucio (en general pescados grandes) en menores de 10 años, mujeres embarazadas o que estén lactando. “Para el resto de la población, siempre que se diversifique la variedad de especies, no habrá ningún problema”, subrayó.
Las dietas saludables
La divulgadora científica comentó que no existen los alimentos mágicos o imprescindibles, salvo la leche en los bebés lactantes, aunque sí hay nutrientes imprescindibles para el organismo que se encuentran en una gama muy amplia de alimentos. No hay una única dieta saludable, sino muchas, y para cada persona, la dieta saludable es aquella que mantiene la salud, previene enfermedades crónicas y permite a cada persona seguirla a lo largo de su vida.
Todos los alimentos crudos de origen animal como carne, pescados o huevos, y aquellos que ya se compran elaborados y listos para el consumo, deben manipularse siguiendo las medidas de seguridad y respetando las fechas de caducidad. Es recomendable que tartares, sushis o carpachos no se consuman por mujeres embarazadas, niños pequeños, personas mayores o inmunodeprimidos. Estos productos no deberían incluirse en los productos que se lleven para comer en la playa. No obstante, sí son aconsejables las cremas frías, las ensaladas, las frutas con piel o los alimentos bien cocinados.
Beatriz Robles aconseja no dejar los alimentos cocinados a temperatura ambiente en un periodo de tiempo superior a una hora en los meses de calor. “Los alimentos cocinados, las sobras, al frigorífico, siempre que podamos”, concluyó.