Francesc Gascó Docente del Máster en Divulgación Científica
Mié, 04/09/2024 - 11:31

Grupo de niños en laboratorio de químicaLa experimentación en la divulgación científica.

Serie: Un Viaje por la Ciencia' (LV)

Experimentar algo por nosotros mismos siempre tendrá más valor que todo lo que nos puedan explicar o todo lo que podamos leer. Si, hay grandes ponentes y comunicadores. Y existen plumas privilegiadas. Pero en el caso concreto de las ciencias (y sean básicas, naturales o sociales), no hay nada como ensuciarse las manos o vivir algo en primera persona para que se nos grabe a fuego en la mente. Como tantas cosas en la vida, esto tiene un ‘reverso tenebroso’. Pero ya llegaremos a eso.

Empecemos por la principal fuente de conocimiento del que una persona dispone: la educación formal. Durante décadas, se confió más en los libros y en la memoria de los alumnos que en una comprensión basada en la experiencia. Por suerte, a través de las últimas reformas educativas, se está cambiando esto, buscando un aprendizaje desde la experimentación y la consolidación de los conceptos y las competencias mediante la experiencia personal y el método científico. Hay mucho que mejorar, pero se han dado pasos de gigante.

¿Adónde voy con todo esto? A que en la divulgación científica debemos de dar el mismo paso. Se está haciendo ya, por supuesto. Pero que la divulgación sea un ente incorpóreo que cada persona realiza a su manera -que es, no nos engañemos, una de sus virtudes- hace que no siempre se haga pensar y experimentar al público.

Este público es amplio, con intereses variados, con formación variada ¡y hasta de cualquier edad! Hay gente que viene con los deberes hechos de casa: ya tienen ciertos conocimientos, mucho interés, y quieren estar al día de lo que se cuece en el mundo académico. Pero en el otro lado del espectro está la gente que a priori huye de contenidos difíciles o que, tras unas experiencias traumáticas en su infancia con las materias del colegio, huyen de todo lo que huela a que puede caer en el examen. Y, si bien es lícito enfocarse en los primeros, no debemos olvidarnos de todos los demás.

En los últimos años hemos vivido -y sufrido- un nuevo auge de las pseudociencias. Hasta los bulos y las fake newsvuelan en los medios de comunicación en materias tan humanas y cercanas como la economía o la política. Y la gente detrás de la manipulación mediática tiene muy claro lo que hemos dicho al principio: la experiencia personal pesa más que todo lo demás. ¿Qué clase de cosas experimenta un ciudadano que le lleven a pensar que, tal y como se nos ha enseñado en el colegio, la Tierra es un planeta con forma más o menos esférica, que va rotando sobre su eje y desplazándose en órbita elíptica alrededor del Sol? ¿Por qué debe creerse cualquier ciudadano que todos los seres vivos están emparentados y que tenemos ancestros comunes con las ratas o con los tiburones, cuando hoy en día parece que la vida está perfectamente distribuida y organizada? Y por el contrario, ¿acaso la vida sencilla desde nuestros hogares -con todos sus sesgos- no es algo que experimentamos a diario?

En nuestras disciplinas, el conocimiento científico ha crecido tanto en las últimas décadas -o siglos- que solemos contentarnos con que aquel primer público vea satisfecha su curiosidad. Pero la ciencia, no olvidemos, es pura revolución. Es dudar metódicamente y buscar respuestas, es hacerse todo tipo de preguntas, es buscar la manera de contrastar y refutar cualquier hipótesis, por arraigada que esté, y dejar que los datos empíricos, y que la fría matemática, hagan su trabajo, podando el arbusto del conocimiento, librándolo de todo lo que no se sostiene por evidencia.

En este sentido, la divulgación científica puede y debe ser mucho más que satisfacer la curiosidad de gente que ya se hace preguntas. El conocimiento empodera y nos hace inmunes a los bulos y las manipulaciones. Y por ello, desde la divulgación científica debemos incorporar a nuestro arsenal la experimentación personal. El regreso a lo básico. La enseñanza del propio método científico. El pensamiento crítico.

Quizá llegó el momento de desempolvar aquellos libros de Filosofía.

Editor: Universidad Isabel I

ISSN 2792-1808

Burgos, España

Arqueólogos en una excavación

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