
Fútbol femenino.
14 de febrero de 2025. El fútbol femenino ha experimentado un crecimiento sin precedentes en las últimas décadas, con un aumento significativo en la participación de jugadoras jóvenes en todo el mundo. Este auge también ha traído consigo un problema que preocupa a entrenadores, profesionales de la salud y científicos del deporte: la alta incidencia de lesiones en las futbolistas jóvenes. En este contexto, un reciente estudio titulado Understanding Injuries in Young Female Soccer Players: A Narrative Review on Incidence, Mechanism, Location, Risk Factors and Preventive Strategies, elaborado por un equipo de investigadores, analiza los principales factores de riesgo, los tipos de lesiones más frecuentes y las estrategias de prevención más efectivas.
El equipo investigador está formado por el profesor Víctor Martín, docente del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte (CADF) de la Universidad Isabel I, en colaboración con Javier Sánchez-Sánchez, de la Universidad de Salamanca; Javier Raya González, de la Universidad de Córdoba y Alejandro Rodríguez Fernández, de la Universidad de León. En su investigación han analizado artículos en la materia en las bases de datos PubMed, Scopus y Web of Science hasta el 15 de diciembre de 2024.
Lesiones más frecuentes
Según el estudio, la mayoría de las lesiones en el fútbol femenino ocurren en las extremidades inferiores, siendo las más comunes las de rodilla y tobillo. "Las lesiones del ligamento cruzado anterior (LCA) representan un problema particularmente significativo debido a su frecuencia y a las consecuencias a largo plazo que pueden tener en la carrera deportiva de las jugadoras", explican los investigadores. Estas lesiones, debido a su naturaleza, pueden llevar a que la recuperación sea prolongada y, en muchos casos, aumentan el riesgo de desarrollar osteoartritis prematura, afectando la calidad de vida de las jugadoras en el futuro.
Otro hallazgo importante de la investigación es la diferencia significativa que existe en la incidencia de lesiones entre entrenamientos y partidos. "La incidencia de lesiones es mayor durante los partidos que en los entrenamientos, con las lesiones por contacto predominante en los juegos y las lesiones sin contacto prevaleciendo en las sesiones de práctica", destaca el profesor Martín. Esto se debe a la intensidad del juego, el ritmo competitivo y el contacto físico que caracterizan los encuentros oficiales.
Además, los esguinces de tobillo y las distensiones musculares en los muslos son otras de las lesiones más comunes en jugadoras jóvenes. Estos problemas, aunque de menor gravedad en comparación con una lesión de LCA, pueden provocar ausencias prolongadas en la competición y afectar el rendimiento deportivo a largo plazo.
Factores de riesgo
Las causas de estas lesiones son múltiples y combinan factores intrínsecos y extrínsecos. Entre los factores intrínsecos destacan las diferencias biomecánicas y hormonales de las mujeres en comparación con los hombres. “La anatomía femenina, con un mayor ángulo Q (la inclinación del fémur en relación con la tibia), puede aumentar el riesgo de lesiones en la rodilla”, destaca el profesor Martín. Asimismo, han podido comprobar que las fluctuaciones hormonales durante el ciclo menstrual pueden afectar la laxitud ligamentosa y la estabilidad articular.
Por otro lado, entre los factores extrínsecos se encuentran la carga de entrenamiento, el tipo de superficie de juego y el calzado utilizado. "El tipo de superficie y el calzado son determinantes en el riesgo de lesiones, ya que influyen en la tracción y en la estabilidad del movimiento de las jugadoras", argumentan los autores del artículo. Las superficies sintéticas, por ejemplo, pueden generar mayor fricción y aumentar el estrés en las articulaciones, mientras que el uso de botas inadecuadas puede comprometer la estabilidad del tobillo.
A todo ello se suma la sobrecarga y el volumen de entrenamiento y ambos juegan un papel clave: un aumento repentino en la intensidad del entrenamiento o en la cantidad de minutos jugados sin una adaptación progresiva, incrementan el riesgo de lesiones. Ante estas evidencias, los expertos recomiendan un control riguroso de la carga de trabajo y una adecuada planificación del descanso.
Estrategias de prevención
Ante este panorama, los investigadores han identificado varias estrategias de prevención que pueden reducir significativamente el riesgo de lesiones en las futbolistas jóvenes. Una de las más efectivas es la implementación de programas de prevención basados en el entrenamiento neuromuscular. "Los programas de prevención, especialmente aquellos que combinan entrenamiento neuromuscular, equilibrio y fortalecimiento, han demostrado ser altamente efectivos, siempre que se mantiene la adherencia a los mismos", subraya el profesor Víctor Martín.
El programa FIFA 11+, por ejemplo, es una de las estrategias más recomendadas. Este protocolo incluye ejercicios de estabilidad, fuerza y control de motor diseñados para mejorar la biomecánica del movimiento y reducir la incidencia de lesiones. Se ha demostrado que su aplicación regular puede disminuir hasta en un 50% el riesgo de lesiones de rodilla y tobillo.
Otra recomendación del equipo investigador es la educación y concienciación tanto de jugadoras como de entrenadores y médico personal. La comprensión del papel que juegan factores como el ciclo menstrual en la predisposición a lesiones permite realizar ajustes en la planificación del entrenamiento. "La concienciación sobre la relación entre la salud menstrual y el riesgo de lesiones es fundamental para optimizar el rendimiento y la seguridad de las jugadoras”, argumentan.
Asimismo, el estudio enfatiza la importancia de la planificación del entrenamiento y la gestión de la carga de trabajo. Evitar picos repentinos de intensidad y asegurar una adecuada progresión en la preparación física es esencial para minimizar el riesgo de lesiones por sobrecarga.
Jugadora lesionada en el campo.
El impacto de las lesiones
Las lesiones no solo tienen un impacto físico en las jugadoras, sino que también pueden afectar su desarrollo profesional y su bienestar emocional. Un período prolongado de inactividad puede comprometer la progresión técnica y táctica de una jugadora joven, reduciendo sus oportunidades de avanzar en su carrera deportiva. Además, el miedo a una caída puede afectar a la confianza y el rendimiento en el campo de la futbolista.
Los expertos destacan que una de las claves en la recuperación es el acompañamiento psicológico adecuado. "Más allá de la rehabilitación física, es fundamental brindar apoyo psicológico a las jugadoras lesionadas para ayudarlas a mantener una mentalidad positiva durante el proceso de recuperación", concretan.
Recomendaciones
El crecimiento del fútbol femenino requiere una respuesta estructurada para garantizar la seguridad y el bienestar de las jugadoras. La alta incidencia de lesiones en futbolistas jóvenes evidencia la necesidad de implementar programas de prevención efectivos y adaptados a sus características específicas.
Algunas recomendaciones claves para reducir el riesgo de lesiones incluyen:
- Implementar programas de prevención: Incorporar ejercicios de fortalecimiento, estabilidad y control motor en la rutina de entrenamiento.
- Monitorear la carga de trabajo: Evitar aumentos bruscos en la intensidad y duración de los entrenamientos.
- Elegir superficies y calzado adecuados: Adaptar las condiciones de juego para minimizar el impacto en las articulaciones.
- Educar a jugadoras y entrenadores: Fomentar la conciencia sobre los factores de riesgo, incluido el impacto del ciclo menstrual.
- Acompañamiento psicológico: Apoyar a las jugadoras lesionadas para evitar efectos negativos en su confianza y motivación.
El fútbol femenino está en pleno auge, y con ello, la responsabilidad de proteger a las jugadoras y asegurar su desarrollo en condiciones seguras. Con la aplicación de estrategias basadas en la ciencia, es posible reducir la incidencia de lesiones y fomentar un deporte más seguro y sostenible para las futuras generaciones.