
Fotografía de la Romería a su paso por la actual Avenida de Denia (siglo XIX). Fuente: MyHeritage.
19 de febrero de 2025. Un estudio científico reciente, realizado por Pablo Rosser, de la UNIR, con la colaboración de Seila Soler, profesora del Máster de Formación del Profesorado de la Universidad Isabel I, publicado en la revista Religiones, propone estrategias para preservar y revitalizar la Romería de la Santa Faz en Alicante mediante un enfoque sostenible. Esta investigación aborda el impacto de la urbanización y plantea soluciones innovadoras alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030 de la ONU que integren el turismo cultural y el respeto ambiental. Los investigadores proponen revitalizar y proteger las rutas históricas de la Romería de la Santa Faz frente a las presiones del desarrollo urbano.
“Esta propuesta no solo protege una tradición centenaria, sino que impulsa un modelo de turismo cultural sostenible”, señala Seila Soler, destacando la importancia de conectar patrimonio, comunidad y medio ambiente en el estudio titulado Tras las huellas de la tradición: reinventando los caminos de la Santa Faz en el paradigma de la sostenibilidad y el desarrollo territorial en Alicante.
Fotografía de la Torre del Ciprés y Ermita adyacente, construidas durante los siglos XVI-XVII como parte del recorrido. Fuente: Colección particular.
El estudio plantea la creación de rutas alternativas, como una "ruta verde" basada en caminos históricos y rutas fluviales, así como recorridos desde Villafranqueza y el antiguo Monasterio de Los Ángeles. Estas iniciativas contemplan reforestación, áreas de descanso y una infraestructura adaptada al turismo sostenible. “Estas rutas no solo rescatan el valor histórico, sino que también fomentan el turismo sostenible y crean nuevas oportunidades laborales”, señalan los autores del trabajo de investigación.
Valor patrimonial de la Huerta de Alicante
La investigación resalta el valor patrimonial de la Huerta de Alicante y su sistema de riego histórico, subrayando la importancia de recuperar antiguos caminos como el Camí Vell de l'Ametler y el Camino de Benimagrell para potenciar el vínculo entre naturaleza y cultura, conectando con las huertas de la región. La ingeniería hidráulica, representada por la presa de Tibi del siglo XVI, permitió el desarrollo agrícola y marcó un hito en Europa.
Seila Soler enfatiza: “Integrar estas rutas en las Rutas Culturales del Consejo de Europa es clave para impulsar el turismo sostenible y la creación de empleo local”. La autora subraya la necesidad de mantener una investigación interdisciplinaria y una colaboración activa entre instituciones y comunidad para garantizar la preservación a largo plazo de este legado cultural. También hizo hincapié en la necesidad de modificar el plan urbano para proteger estos caminos históricos: “Sin una planificación adecuada, corremos el riesgo de perder parte de nuestro legado cultural”.
Marco físico por el que se desarrolla la Romería de la Santa Faz (Alicante), con el monasterio situado cerca del Monte del Pino de Alberola.
Origen de la romería
La romería, que data del siglo XV, comenzó tras el milagro de la Lágrima, cuando, según la tradición, la reliquia de la Santa Faz derramó una lágrima al ser exhibida por el sacerdote Pedro Mena. Esta devoción se consolidó en 1752, cuando la peregrinación se fijó el segundo jueves tras la Pascua, reemplazando la fecha original del 17 de marzo. Desde entonces, los alicantinos han recurrido a la romería como símbolo de fe, especialmente en momentos de necesidad, como las rogativas históricas pidiendo lluvia.
Fotografía de la Romería a su paso por el Raval Roig (década de 1840). Fuente: Archivo Municipal de Alicante.
“La Santa Faz es más que una peregrinación: es una manifestación viva de nuestra historia y cultura”, afirman los investigadores. Su investigación destaca la importancia de preservar estos caminos mediante rutas sostenibles que fusionen turismo, historia y medio ambiente.
Este estudio, fruto del rigor académico y de una visión integradora, no solo ofrece soluciones concretas, sino que también abre un espacio para el diálogo y la participación colectiva en la gestión del patrimonio.