
De Izda a Dcha: Rosana Perea, Laura Pérez, Milagros del Campo, Ana Fuentes Cano y Sandra Suárez Castro.
18 de marzo de 2025. En un esfuerzo por visibilizar los riesgos del acceso a la pornografía en los jóvenes, se llevó a cabo una mesa redonda organizada por el Ayuntamiento de Burgos y titulada "La Realidad del Consumo Porno en Jóvenes". En ella se abordaron los efectos de este fenómeno en la salud mental y la conducta de los menores. Durante el evento, destacaron las intervenciones de Ana Fuentes Cano y Sandra Suárez Castro, directora y coordinadora del Grado en Criminología de la Universidad Isabel I, quienes compartieron sus reflexiones sobre las consecuencias del consumo de pornografía en la juventud.
Un estudio criminológico sobre el impacto de la pornografía
Sandra Suárez Castro, criminóloga que actualmente realiza un doctorado sobre el impacto de la pornografía en menores, destacó la creciente preocupación sobre el acceso temprano a contenido explícito. Según Suárez, "la exposición de los menores a la pornografía ocurre a edades cada vez más tempranas, debido a su fácil disponibilidad. Hoy en día, la pornografía no se busca, sino que te encuentra." Esta exposición se facilita por la alta calidad de la imagen, la accesibilidad gratuita de los contenidos y la interactividad que permiten un consumo anónimo sin necesidad de registros. La criminóloga también señaló que "antiguamente, la pornografía se presentaba en formatos más limitados y menos explícitos, principalmente a través de revistas en quioscos y vídeos. Hoy en día, se distingue por el anonimato, la oferta es inagotable y se puede acceder a ella con un solo clic."
En cuanto a los datos sobre el acceso de los menores a estos contenidos, la profesora Suárez expuso cifras alarmantes: la edad media de acceso a la pornografía se sitúa entre los 8 y los 10 años, afectando a un 97,3% de los adolescentes varones y a un 78,3% de las adolescentes femeninas. "El 70% de estos casos de acceso son accidentales, como aquellos que ocurren a través de plataformas o mensajes en redes sociales, mientras que el 30% restante accede de forma intencionada." La criminóloga advirtió que estos contenidos pueden influir en la percepción de la sexualidad de los jóvenes, promoviendo la cosificación de la mujer y la normalización de la cultura de la violencia, la hipersexualización y la erotización de comportamientos agresivos.
Sandra Suárez también destacó los riesgos asociados al consumo de pornografía. Los principales son: la normalización de la violencia, la dependencia tecnológica y un impacto negativo en la salud mental. "Progresivamente, se observa una tendencia hacia la demanda de comportamientos de riesgo más extremos. Es frecuente que los jóvenes muestren síntomas de depresión, interactúen con múltiples parejas, omitan el uso del preservativo o se inclinen hacia prácticas sexuales de mayor riesgo" En este sentido, la criminóloga subrayó que la pornografía no debe ser vista como un simple entretenimiento, sino como un fenómeno que puede exponer a los jóvenes a comportamientos y actitudes perjudiciales.
Ana Fuentes y Sandra Suárez.
Conexión entre pornografía y explotación sexual infantil
Ana Fuentes Cano, doctora en Criminología y experta en el delito de trata de personas y explotación sexual infantil, centró su intervención en la grave conexión entre la pornografía y la explotación sexual de menores. Según la profesora Fuentes, "la pornografía puede estar directamente vinculada con la explotación sexual infantil, al tratarse de un abuso sexual grave que se aprovecha de los menores con fines lucrativos." Las nuevas tecnologías han facilitado esta explotación, ya que los tratantes pueden utilizar plataformas digitales, como redes sociales y aplicaciones de videochat, para contactar con los menores, ganar su confianza y manipularlos para fines de explotación.
Ana Fuentes expuso que las nuevas tecnologías, al ofrecer anonimato, proporcionan un caldo de cultivo para estos abusos. "Los tratantes emplean diversas estrategias, como el uso de aplicaciones de videovigilancia, videochats y cámaras web, para vigilar y posteriormente explotar a los menores. En muchos casos, estos abusos se realizan en plataformas que no permiten rastrear la actividad, lo que dificulta su identificación." Las redes sociales más populares, como Facebook, Instagram, TikTok o X (antes Twitter), se han convertido en espacios donde los menores son especialmente vulnerables, recibiendo solicitudes que parecen inofensivas pero que esconden fines manipuladores.
La directora del Grado en Criminología también subrayó las estadísticas alarmantes sobre el abuso infantil en línea. "En 2022, se registraron más de 900 denuncias de explotación infantil solo en España. Además, más de 21 millones de denuncias relacionadas con material de abuso sexual infantil fueron presentadas a nivel mundial." Ana Fuentes Cano hizo hincapié en la importancia de prevenir este tipo de victimizaciones y advirtió sobre la vulnerabilidad de los menores debido a su impulsividad y falta de madurez para enfrentar estas amenazas.
Prevenir y fomentar el pensamiento crítico
Tanto Sandra Suárez como Ana Fuentes Cano coincidieron en la necesidad urgente de educar a los jóvenes en el pensamiento crítico y en la conciencia de los riesgos asociados con el acceso a la pornografía. Para Suárez, es esencial que los jóvenes comprendan que la pornografía no solo distorsiona la visión sobre la sexualidad, sino que también puede exponerlos a peligros mayores, como la normalización de comportamientos violentos y disruptivos. Ana Fuentes remarcaba que la prevención debe ser integral ya que un enfoque centrado únicamente en el control parental puede ser contraproducente al limitar al menor opciones de comunicación y salida ante estos riesgos.
Este evento ha puesto de manifiesto la necesidad de actuar con urgencia para proteger a los jóvenes frente a los riesgos de la pornografía y la explotación sexual en línea, ofreciendo herramientas educativas y creando un entorno seguro que permita a los menores tomar decisiones informadas y críticas en el mundo digital.