Raúl Márquez Zamora - Sáb, 06/08/2016 - 09:00
Mujer fumando cigarrillo de marihuana medicinal
A pesar de haber escrito con anterioridad dos entradas sobre diez cosas que aprendí trabajando con drogodependientes (primer post y segundo post), lo cierto es que todavía sentía que no había terminado de ofreceros mi visión de este colectivo. Así que he decidido ofreceros un último decálogo:
1- No debemos ser especialmente severos con las recaídas. Son muy frecuentes y siempre se pueden utilizar para aprender sobre las circunstancias que las precedieron y las situaciones potencialmente peligrosas y sin retorno (como comentaba en el punto 5 de mi anterior entrada). No obstante, el problema es que a veces una recaída supone el inicio de un nuevo periodo prolongado de consumo, o incluso la muerte.
2- Un adicto no disfruta cuando está consumiendo. Lo hizo quizás al principio, pero cuando la adicción está instaurada, su vida gira en torno a la sustancia y a cómo conseguir el dinero que necesita.
3- La heroína produce un importante deterioro físico, pero no tanto mental. La cocaína es exactamente al revés, el deterioro mental es mucho más severo.
4- Con algunas sustancias, sobre todo con la cocaína, son frecuentes las patologías duales. Es decir, personas que son adictas y que a la vez, debido al consumo, tienen algún trastorno mental, como la esquizofrenia. Trabajar con ambas por separado es complicado; trabajar con ambas a la vez lo es mucho más.
5- Las cárceles están llenas de reclusos relacionados con las drogas. Si quitásemos a las personas presas por asuntos relacionados con el narcotráfico, o con robos perpetrados para conseguir droga, la población de presos sería sensiblemente inferior.
6- Frecuentemente, la única manera que tiene un adicto de reaccionar es tocando fondo, y me refiero a perderlo absolutamente todo. He conocido algún terapeuta que insta a la familia a dejar en la calle al adicto para acelerar el proceso.
7- Dejar de consumir es fácil, cualquier adicto ha dejado de consumir decenas de veces. Lo difícil es mantenerse en recuperación.
8- Cuando una persona deja de consumir, se enfrenta a un vacío enorme. Su vida era la droga y ahora no está. No hay nada, todo lo hacía con ella. Ayudar a llenar ese enorme hueco será parte de nuestro trabajo.
9- Cuando una persona llega a la adicción intentando huir de problemas, superar la adicción puede devolverle a una realidad con los mismos problemas que tenía antes, más todos los que le ha generado la adicción. Hay una espiral de consumo que consiste en consumir para evadirse de los problemas, crear otros nuevos (o agravar los que tenía) por consumir de nuevo, y volver a consumir para afrontarlos.
10- Una vez consiga detener el consumo, el adicto tendrá múltiples circunstancias a las que enfrentarse y que reparar. Llegado ese punto, es importante que entienda que no fue responsable de su adicción, pero que sí lo es de su recuperación.
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