Andrés Seoane Fuente - Vie, 20/04/2018 - 18:31
Madrigal de las Altas Torres. Martes, 22 de abril. 1451. El mundo veía nacer a Isabel I de Castilla o Isabel la Católica, que hoy celebraría hoy su quingentésimo sexagésimo séptimo cumpleaños. Una mujer que se convirtió por méritos propios en uno de los personajes más influyentes, decisivos y determinantes en la crónica de España. Un ejemplo de mujer adelantada a los días en que le tocó vivir. Y un símbolo de muchas realidades en cierto modo extrapolables al contexto presente.
Isabel I de Castilla es una representación paradigmática del paso de la Edad Media al Renacimiento. Una circunstancia histórica de transformación absoluta, aplicable a la situación actual, a la que se enfrentó sin partir como legítima heredera al trono y con una amplia y cuidada formación humanística, ejemplificada en el estrecho vínculo que mantuvo con Beatriz Galindo ‘la Latina’, maestra de Latín y Gramática de Isabel.
Siempre preocupada por la educación, no descuidó su formación ni cuando se situó como candidata al trono, siempre quiso a su lado a mentes preclaras e intelectuales de quienes que aprender, y puso, simbólicamente, la primera piedra de lo que sería la biblioteca de El Escorial, al reunir más de 400 textos impresos una gran colección de manuscritos.
Como mujer, plantó cara a los sectores del poder y la población que cuestionaron su capacidad de Gobierno por no ser un hombre, demostrando su valía y llevando a España a una época de auge y esplendor. Pero su defensa de la mujer no se limitó a sus dotes para reinar, y compuso una corte culta, convirtiéndose al tiempo en un icono del mecenazgo de la cultura, en la que otras mujeres adoptaron un papel destacado como Luisa de Medrano o Mencía de Mendoza.
Firme valedora de Cristóbal Colón, apoyó el proyecto de descubrir América erigiéndose como figura defensora de la protección de los indígenas, combinando la ambición y la benevolencia, con el pensamiento puesto en el desarrollo aún a riesgo de pisar suelo desconocido, pero teniendo siempre en cuenta el bienestar y la seguridad de su población presente y futura.
Como pionera, garante de la educación, impulsora del protagonismo de la mujer y personalidad ávida de progreso, el ejemplo de Isabel I se alza como imagen con unos valores atemporales y de gran repercusión en la actualidad, 567 años después de su nacimiento.
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