Javier García-Luengo - Lun, 15/10/2018 - 18:16
Esta entrada del Blog de la Universidad Isabel I reproduce íntegramente un artículo de Javier García-Luengo, profesor del Grado en Historia y Geografía de la Universidad Isabel I, publicado en la Revista Deporcam (número 39 de septiembre/octubre 2018).
Serie Haciendo historia (XVII)
Gregorio Prieto (Valdepeñas, Ciudad Real, 1897-1992) ha sido uno de los pintores más representativos de la Generación del 27, así como una figura esencial en la modernidad artística española. Para tal consideración cabe destacar su personal relación con el cubismo, el surrealismo o el arte pop, todo ello gracias a sus viajes y los años vividos en Roma, Londres o París.
El contacto con la actividad deportiva vino de la mano de su relación con la Residencia de Estudiantes, que visitó por primera vez en abril de 1924, con el fin de asistir a un concierto de piano que ofrecía su buen amigo Federico García Lorca. Dicha Residencia estaba vinculada a la Institución Libre de Enseñanza y, por tanto, amparada por el krausismo, que tanta importancia daba a la formación integral, incluida por su puesto la actividad física.
En 1937, huyendo de la Guerra Civil, Prieto se instala en Inglaterra, donde permanecería hasta 1950. Es de la mano nuevamente de la universidad cuando retoma su interés por el deporte como experiencia estética. Fueron habituales sus estancias en Oxford y Cambridge, especialmente en los días aciagos de la II Guerra Mundial. En ambas ciudades el manchego frecuentaba a otros intelectuales españoles allí exiliados, como Jiménez Fraud, Natalia de Cossío, Salvador de Madariaga y Luis Cernuda.
De sendas ciudades lo que más le impactó fueron sus estudiantes, que destilaban aquella eterna juventud siempre tan anhelada por el creador manchego. No en vano, a ellos les dedicó el cuaderno de dibujos titulado Students. Oxford & Cambridge (1938). En dichas ilustraciones apreciamos el peculiar sentido con el que Prieto concebía a los jóvenes deportistas, pues en cierto modo aquel ambiente, aquellos universitarios, le retrotraían a su apasionada experiencia con la escultura clásica, que tan bien conoció durante su pensionado en la Academia de España en Roma entre 1928 y 1935. En efecto, Prieto concibe en sus ilustraciones a los undergraduates practicando remo, tenis o criquet, como una actualización de la estatuaria clásica, que precisamente tantas veces celebraba a atletas victoriosos. Por ello no es extraño que el manchego emplease una técnica dibujística basada en el trazo continuo y firme, obviando sombras o volúmenes, valorando unos perfiles tan sensuales como precisos. Y es que en efecto, a través de esta técnica, Prieto huye de lo temporal, jugando además con la fragmentación, pues de estos deportistas vemos sus cuerpos, pero no sus rostros, incluso a veces sólo parte de las extremidades, como sucede con tantas esculturas de la antigüedad. Así pues, en la modernidad del deporte Gregorio Prieto halló el sentido clásico de la belleza, pues la actividad física no era sino la sublimación del cuerpo en el eterno vigor de la juventud.
Todas estas obras, así como la producción más destacada de este artista se pueden ver en el Museo de la Fundación Gregorio Prieto en Valdepeñas (Ciudad Real): http://www.gregorioprieto.org
Entrada publicada el 15/10/2018
Editor: Universidad Isabel I
Burgos, España
ISSN: 2659-398X
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