Marta Gómez Cuéllar - Vie, 21/02/2020 - 08:50
Pese a todas las piedras del suelo, puedo considerar y considero, que es la noche que mejor he dormido. No os lo he contado, pero en los campamentos siempre hay algún simpático, nótese la ironía, al que le gusta darle gas a su vehículo en plena madrugada, así sin más, solo para que suene. Cosas que a una se le escapan.
Sin dispersarme mucho. Con el bonito amanecer africano (hay cosas que nunca cambian) seguimos la ruta para acabar con esta segunda etapa de la maratón. Hemos estado hablando Pablo y yo sobre el tema navegación con brujula, que debemos mejorar un poco. Bueno, bastante. Solo os digo que casi terminamos en Argelia. Una vez solucionado el asuntillo seguimos tranquilamente la ruta. Gracias a Dios, o a Alá, o a Buda, (o a quién sea pero gracias) solo tuvimos que empujar 3 coches en todo el día (no sabéis las buenas noticias que son esas). La etapa fue tranquila. Pudimos parar en varios puntos a seguir entregando lo poco que nos queda ya del material solidario y llegar tranquilamente al campamento. ¿Sabéis lo que nos esperaba allí? Una ducha. Por fin una ducha.
Y aquí nos pillaron de sorpresa. Esta foto os la dejo tal cual, sacada de una captura de pantalla de las fotos que están realizando desde Uniraid. Porque me parece impresionante. Porque me gustan los atardeceres. Porque el momento lo merecía. Y porque yo escribo este blog, hombre.
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