Hoy hablamos de... Margaret Mead.
25 de noviembre de 2022. El profesor Alejandro González Vázquez, docente del Grado en Psicología, nos acerca a la figura de Margaret Mead, en las actividades programadas por el Observatorio de Igualdad de la Universidad Isabel I, en la serie 'Hoy hablamos de...'. El profesor González Vázquez nos acerca a la psicóloga y antropóloga estadounidense Margaret Mead es la precursora de la utilización del concepto de género. Sus investigaciones supusieron una auténtica revolución al publicar el libro ‘Adolescencia, sexo y cultura en Samoa’ una obra que provocó la ruptura de los estereotipos occidentales sobre el papel de la mujer en la sociedad.
Hija de profesores universitarios, Margaret Mead nació en Filadelfia en 1901. A la edad de veinte años comenzó su carrera universitaria en la Universidad de Columbia de Nueva York, como discípula de Ruth Benedict. En 1925, un viaje a la Polinesia para estudiar la población de Samoa, cambió su vida. En su trabajo desarrolla una profunda investigación sobre la influencia de la cultura en la construcción de la personalidad, que posteriormente ampliaría en sus viajes en 1928 y 1929 a las Islas Almirantazgo en Papúa, Nueva Guinea y a Bali en 1936.
Margaret Mead desarrolla una teoría que le enfrenta directamente a los planteamientos evolucionistas vigentes en la época. Tradicionalmente, se afirmaba en la sociedad de su época, que el reparto del trabajo se establecía en función del sexo. La mujer, según la teoría tradicional, tenía una asignación de un rol en la vida doméstica y pública, que estaba dirigida por el origen puramente biológico. Con esta teoría hombres y mujeres nacían predispuestos a cumplir un cierto papel en la sociedad.
Los trabajos de antropología de Margaret Mead derivaron de un estudio de un pequeño grupo de samoanos, en la isla de Ta’ u, viviendo y estudiando a 68 mujeres jóvenes entre 9 y 20 años. Muchos lectores quedaron sorprendidos al saber que las mujeres samoanas postergaban el matrimonio muchos años mientras disfrutaban de relaciones sexuales informales, aunque, una vez casadas mantenían la fidelidad con su pareja y se encargaban del cuidado de los hijos.
Los hallazgos de Margaret Mead se centraron en la idea de que la diferenciación existente por sexos es, en realidad, una construcción social propia de cada cultura, no una condición dada de forma innata a las personas, y por tanto susceptible de modificarse.
El trabajo de Mead no solo supuso una auténtica revolución en la antropología, la sociología o la psicología social, sino que estableció los pilares conceptuales del movimiento feminista moderno, como la piedra angular del movimiento de liberación femenina. Podemos considerarla, por tanto, la precursora de los avances actuales en materia de igualdad entre hombres y mujeres de hoy en día, la lucha contra la brecha de género, y la concepción de las personas como fruto de su entorno cultural y social.