Atentado terrorista en Logroño cometido por ETA el 10 de junio de 2001. Fuente: larioja.com
19 de agosto de 2022. Bajo el título ‘Vecinos en conflicto, el impacto del terrorismo de ETA en La Rioja durante la Transición y la Democracia (1975-1992)’, el profesor David Mota Zurdo, coordinador del Grado en Historia, Geografía e Historia del Arte de la Universidad Isabel I, ofreció una conferencia online en el encuentro organizado por el Centro Internacional Antonio Machado de Soria y el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo. Estas jornadas, organizadas entre el 13 y el 15 de julio bajo el epígrafe ‘Escribir la página antes de pasarla. Cómo relatar el terrorismo’, buscaron analizar la historia del terrorismo desde distintas perspectivas.
El profesor Mota Zurdo destacó que la impronta que ha dejado ETA en comunidades limítrofes con el País Vasco y Navarra carece de estudios científicos, incidiendo en que apenas ha habido estudios que hayan abordado la realidad de la actuación de la banda terrorista en territorios fronterizos como La Rioja, donde cometieron atentados de diversa naturaleza y con técnicas diversas que se inauguraron en este territorio, entre ellos, el coche bomba o las bombas lapa. “La comunidad académica ha considerado que estos atentados se produjeron de forma circunstancial, y en buena manera, puede que esta justificación responda a algunos territorios como Burgos o Cantabria, pero no parece encajar en el caso riojano”, explica David Mota.
El experto en terrorismo de la Universidad Isabel I subrayó que la actuación de ETA en este territorio va de pequeños sabotajes y bombas a subestaciones eléctricas o sucursales bancarias a atentados perpetrados y frustrados de mayor magnitud a exiliados y miembros y fuerzas de seguridad del Estado. El profesor Mota Zurdo analiza el periodo de mayor virulencia de ETA, el comprendido entre 1975 y 1992, matizando que a partir de 1978 ETA desarrolló una nueva estrategia, la guerra de desgaste, que sirvió para seleccionar a sus víctimas y maximizar el daño a sus objetivos. La investigación del historiador se cierra en 1992 ya que en marzo de ese año, la cúpula de ETA es detenida en Bidart (Francia), trayendo consigo no solo el descabezamiento de la banda sino una relajación en el nivel de violencia.
Primeros ataques de ETA en La Rioja
Los primeros ataques de ETA en La Rioja fueron a subestaciones eléctricas de Iberdrola (entonces Iberduero), una de las responsables de la construcción de la Central Nuclear de Lemóniz. En 1981 hubo más de 50 ataques a estaciones de este tipo. “Estos ataques dejaban sin luz varias horas a las poblaciones afectadas por el radio de la subestación y eran objetivos factibles para ETA e incluso justificables, ya que con estos sabotajes querían extender estas actuaciones al resto de España y los territorios limítrofes como La Rioja, servían de campo de pruebas”, argumentó el docente. Este tipo de atentados se redujeron a partir de 1984, momento en el que se paralizó la construcción de la central nuclear de Lemóniz.
ETA también persiguió dañar a los industriales vascos con intereses en La Rioja. Así ocurrió cuando colocó dos paquetes con 13 kilos de goma 2 en la sede de Bodegas Olarra de Logroño. En esta ocasión, los dispositivos fueron desactivados. El ataque fue una advertencia al industrial por negarse a pagar el impuesto revolucionario. En estos años, ETA destruyó varias sucursales del Banco Guipuzcoano, por negarse la entidad a abonar el chantaje económico a la banda terrorista. También hubo ataques contra empresas francesas en La Rioja cuando se estrecharon lazos entre los gobiernos de España y Francia en los años 80 para luchar contra el terrorismo.
David Mota Zurdo durante la conferencia online.
El historiador recuerda en la conferencia que la mayor parte de los ataques se produjeron contra empresas automovilísticas. El 23 de mayo de 1987 ETA destrozó el concesionario de Renault y Michelin en Haro (La Rioja), sin víctimas, pero con cuantiosos daños económicos. El 16 de enero de 1988 sucedió lo mismo en Logroño, contra la empresa Citroën, donde hubo importantes daños materiales y un herido leve. Y en 1989 se repitieron los ataques contra la Citroën y la Renault de Logroño, con cuantiosos daños materiales. Ese mismo año, ETA instaló 10 bombas en el tendido ferroviario de la región.
La década de 1990
En la década de 1990 continuaron colocándose bombas en La Rioja, como ocurrió en la Vuelta Ciclista a España, cuando la colocación de una bomba el 9 de mayo de 1990 retrasó el inicio de la etapa entre Logroño y Pamplona y, tras la reanudación de la carrera, los ciclistas decidieron finalizar la etapa a velocidad reducida como medida de protesta y defensa de la paz, tal y como señaló el ciclista Perico Delgado. Igualmente, los atentados con bombas contra las líneas ferroviarias se multiplicaron en agosto de 1991, obligando a suspender una docena de viajes en ruta que pasaban por Logroño. Según fuentes policiales, la colocación de estas bombas fueron unos de los muchos ensayos para conseguir la paralización de las infraestructuras ferroviarias a nivel nacional de cara a la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla de 1992.
Los atentados contra las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en La Rioja fueron de diversa consideración a lo largo de estas dos décadas. La ubicación de la sede de la Unidad Antiterrorista de la Guardia Civil en Logroño, como base de las actuaciones en el País Vasco y Navarra, puso a la región en el mapa de los objetivos de la banda. En estos años, fallecieron o fueron heridos un gran número de miembros de las fuerzas armadas y fuerzas y cuerpos de seguridad del estado vinculados a La Rioja. “La mayoría de los atentados sufridos se debieron a la participación de los agentes en compañías móviles dedicadas a reforzar la presencia policial en Euskadi en el marco de la lucha antiterrorista; fueron atentados con explosivos; muchas de estas muertes fueron consecuencia de la política de hostigamiento de ETA al Estado; y todas ellas, tuvieron impacto sobre la sociedad riojana”, señala el profesor.
La losa de ETA se amplió a policías municipales, políticos y empresarios riojanos a los que ETA acusó de confidentes, estar aliados con la derecha o que aparecieron en listas negras. Igualmente hubo ataques a instituciones como el Gobierno de La Rioja.
David Mota comentó en su ponencia que la huella de ETA también es mensurable en la participación de riojanos dentro de la banda terrorista vasca. “Uno de ellos es Félix Manzanos Martínez, natural de Zarratón, un pequeño municipio próximo a Haro. Captado por ETA en la década de los 70, recibió el sobrenombre de ‘Rioja’ y en 1979 se integró en el mortífero Comando Donosti y cometió varios asesinatos. En la actualidad, Manzanos continúa en Cabo Verde, país al que llegó en la década de los 80”, manifestó David Mota Zurdo.
Conclusiones
En sus conclusiones, el historiador explicó las diferentes tipologías de atentado que llevó a cabo ETA sobre el territorio de La Rioja, que indican que su actuación no fue meramente circunstancial. “El territorio estuvo en la agenda de la organización y tuvo una incidencia significativa en La Rioja (y sobre sus naturales) durante este periodo, coincidiendo con la dinámica generalizada de lo que sucedía en España. Solo en 1980 hubo en el país 395 atentados, 132 víctimas mortales, 100 heridos y 20 secuestros, crímenes a los que se sumaron los 3.106 delitos cometidos contra la seguridad interior contra la policía en áreas urbanas y los 501 detectados por la Guardia Civil en zonas rurales, entre los que se encontraban los de violencia política”, concretó el profesor.
“La Rioja fue un espacio de ensayo para ETA. Algunas de las estrategias procedimentales que luego aplicó a nivel nacional fueron previamente puestas en práctica en este territorio. Es el caso del primer atentado con coche bomba o la primera gran masacre contra Guardias Civiles”, concluyó el docente de la Universidad Isabel I.