Infografía de los dinosaurios.
29 de diciembre de 2022. El Titanosaurio es un dinosaurio herbívoro de casi 18 metros de longitud y 14 toneladas de peso que vivió hace 70.5 millones de años, en el Cretácico Superior. Se distinguían por tener un cráneo pequeño y acabado en punta, con dientes en forma de clavo que les servían para arrancar la vegetación y alcanzar las plantas con flores de las ramas más altas de los árboles, por lo que tanto su cuello como su cola eran relativamente largas. Pertenecen a la familia de los dinosaurios Saurópodos macronianos que vivieron en los cinco continentes.
Francesc Gascó, profesor del Máster en Divulgación Científica de la Universidad Isabel I junto a Fernando Sanguino y Ane de Celis, de la UNED han realizado un estudio en varios yacimientos fósiles de Castilla-La Mancha para analizar huevos y nidadas en la Formación Villalba de la Sierra. Según sus registros oológicos, la forma, el tamaño y la microestructura de los huevos y cáscaras de huevo encontrados recientemente pueden relacionarse con los Saurópodos Titanosaurios. Los estudios de los investigadores de estos yacimientos españoles tienen afinidades con algunos animales que vivieron en el continente de Gondwana, que es el nombre con el que se conoce el antiguo bloque continental meridional que existió hace uno 550 millones de años. En el estudio también se destaca que los restos de nidadas y huevos de los animales estudiados podrían llegar hasta el Maastrichtiano inferior.
La revista Sociedad Española de Paleontología publica el artículo publicado por el equipo investigador del profesor Gascó titulado ‘Titanosaur eggs forn the Villalba de la Sierra formation (upper cretaceous, Castilla-La Mancha)’ que recoge la exposición de las XXXVII Jornadas de Paleontología SEP y el V Congreso Ibérico de Paleontología en las que los investigadores ofrecieron un pormenorizado estudio de su trabajo investigador.
El estudio recoge además de los hallazgos de huevos fósiles en Villalba de la Sierra (Cuenca), el yacimiento fósil de Portilla (Cuenca), los de Zafra de Záncara y Buendía (Cuenca) o el yacimiento de Poyos, en Sacedón (Guadalajara).
En su trabajo, los paleontólogos han podido estudiar las condiciones óptimas de incubación para los huevos de Poyos a través de la comparación de aves existentes y especies de reptiles no aviares. Al mismo tiempo, han podido realizar una tomografía computarizada, combinando una serie de radiografías desde diferentes ángulos para crear imágenes transversales a través de los restos originales. Las nuevas tecnologías han permitido que se pudiera realizar una búsqueda de restos de embriones y patrones de eclosión de los dinosaurios. “Los patrones sugieren que los huevos estaban originariamente cubiertos por sedimentos. La excavación de estos restos se realizó evitando que se derrumben y facilitando su conservación en 3D”, destacaron en su artículo.