Francesc Gascó durante su webinar en FIMP 2020 en el taller sobre ilustración científica para adultos.
29 de enero de 2021. Francesc Gascó, profesor del Máster en Divulgación Científica de la Universidad Isabel I, impartió en FIMP 2020 un taller sobre ilustración científica para adultos. El profesor universitario, es paleontólogo, ilustrador científico y divulgador. Conocido en redes sociales como ‘Pakozoico’, cuenta con más de 60.000 suscriptores en su canal de YouTube y más de tres millones de visitas. Como ilustrador ha sido coautor de la saga de libros juveniles ‘Jurásico Total’.
Francesc Gascó ofreció una clase práctica de cómo se elabora una ilustración científica, poniendo ejemplos basados en su trabajo como paleoilustrador y aportando su granito de arena al ‘paleoarte’, como él mismo lo llama. Para Gascó, la ilustración científica es una parte complementaria de su trabajo como paleontólogo y divulgador. Ya desde su formación universitaria se especializó en dibujar dinosaurios y fauna extinta.
La ilustración científica para adultos en FIMP.
La ilustración científica es una disciplina artística que sirve para comunicar esta ciencia y no debe confundirse con una ilustración naturalista, que puede ser ciencia o no. La ilustración científica, que puede verse en libros, revistas o museo y ‘plasma ciertas ideas científicas que se transmiten a veces, sólo entre científicos’, explica Gascó.
Los primeros libros de ciencia ofrecían muchas ilustraciones porque todavía no existía la fotografía. Hoy en día, buena parte de las imágenes que ofrecen las publicaciones científicas usan el invento de Niépce y Daguerre, con fotografías a tamaño real, al microscopio, en el espacio, pero las ilustraciones científicas se siguen haciendo, para remarcar alguna característica concreta de los trabajos científicos especializados. El profesor de la Universidad Isabel I destacó que las ilustraciones se utilizan para destacar algún elemento anatómico, como esquemas para enseñar cómo funciona algo, para mostrar los componentes de una célula, es decir, que se sigue utilizando para hacer hincapié en algunos detalles relevantes.
El paleoarte, disciplina en la que Francesc Gascó es un experto, se define como cualquier expresión artística que representa organismo extintos en cuanto a la evidencia científica del momento. Gascó subraya que el trabajo del ilustrador recoge ‘la evidencia científica del momento’, porque en muchos casos, debido a los avances científicos, algunas de las imágenes se quedan obsoletas cuando se producen nuevos descubrimientos, aunque en el momento en el que se elaboran, son perfectamente válidas y estaban creadas con todo el rigor posible, en función de la reconstrucción de los hallazgos. Como ejemplo de esta matización indicó que ‘en 1910 se dibujaba a los dinosauros como los actuales reptiles, arrastrándose por el suelo, como animales lentos y sin mucha inteligencia; sin embargo, al estudiar su esqueleto se pudo comprobar posteriormente que podrían soportar su propio peso como los mamíferos y les permitía una locomoción más eficiente’.
Ilustración científica sobre dinosaurios de 1910.
En una ilustración elaborada por Gascó, se puede ver cómo un Brontomerus da una patada a un carnívoro para evitar que ataque a su cría. Poco después se corrigió el parentesco de este dinosaurio, de manera que las proporciones del cuerpo y la forma de la cabeza en esta ilustración ha quedado obsoletas, pero en ese momento, era una ilustración rigurosa.
Ilustración científica de Francesc Gascó.
Matrimonio entre ciencia y bellas artes
La ilustración científica se puede definir como un matrimonio entre las técnicas de ilustración y la divulgación científica. El paleoartista perfecto es el que tiene la formación académica en las disciplinas de la ciencia y las bellas artes. Normalmente se parte de una de las formaciones y, a posteriori, se realiza un aprendizaje de manera autodidacta o más profesional en la otra disciplina científica. El primer paleoartista fue Charles R. Knight, que realizo un estudio sobre cómo son los animales actuales, para poder llegar a reconstruir los del pasado, al utilizar una metodología científica en el estudio de los animales.
El trabajo del ilustrador científico
El trabajo de los ilustradores científicos hoy en día se basa en los estudios de paleobiología, en los que se intenta extraer la información del animal vivo. Las ilustraciones tienen muchos datos para poder reconstruir su hábitat, en los que se aplican tecnologías punteras, como las simulaciones, con las que se puede realizar una reconstrucción sobre cómo podían morder o moverse los dinosaurios.
La reconstrucción anatómica de los vertebrados fósiles centra el trabajo del ilustrador científico, tanto para especies extintas como actuales. El proceso se realiza en cuatro pasos: la reconstrucción de esqueleto y las articulaciones, un segundo momento en el que se añade la reconstrucción en vida con tejido blando como el volumen (con los ligamentos y los músculos) o la piel, un tercer momento en el que se analiza la postura y el comportamiento del animal (si caminaba o podía correr) y un cuarto paso, en el que se dibuja el paleoambiente, es decir, su entorno (plantas, presas, depredadores, hábitats). Es importante ser rigurosos a la hora de realizar las ilustraciones, explica Francesc Gascó, porque no se pueden mezclar dinosaurios de distintos periodos, porque unos pueden estar extintos previamente.
Resto de un dinosaurio conservado en ámbar.
El paleontólogo explicó que la reconstrucciones se detallan a partir de los restos encontrados. En alguno de ellos, puede haber incluso tejidos blandos como plumas o escamas. Y a través del estudio de las familias en las que se clasifican, se extrapola esa información a su grupo de parientes más cercano, para los que es necesaria la ilustración científica.
En un primer momento se pensó que todos los dinosaurios tenían escamas. Sin embargo, en los años 90 se descubrió en China el yacimiento de Liaoning que dio la vuelta a esta teoría, al hallar dinosaurios, unos más emparentados con las aves que otros, mostrando una gran diversidad de plumas: algunos con semejanzas al plumón de los polluelos y otros con plumas “más modernas”.
Fósil de un dinosaurio con plumas.
El estudio de algunos restos puede llegar a modificar la teoría general sobre la piel de los dinosaurios. Así, el Tiranosaurus rex, por ejemplo, se sabe que tenía escamas, aunque pertenece a una familia de dinosaurios con plumas. Los científicos creen que su gran tamaño pudo ser la causa por la que perdió las plumas, para evitar el sobrecalentamiento de su cuerpo.
Otro elemento importante en la ilustración científica es el color. ¿Cómo se puede saber? Francesc Gascó explica que hasta hace poco tiempo se observaban a los parientes actuales de cada línea de dinosaurios para realizar una inferencia, como el caso de los cocodrilos o las aves, y a partir de ahí, estudiar qué papel tienen en el ecosistema en el que viven, para trasladar esta información a la ilustración. Gracias a los restos de los dinosaurios emplumados, se han podido recuperar plumas fósiles que analizadas en el microscopio electrónico revelan la gama de colores original, con lo que la técnica para definir el color se ha revolucionado recientemente.
Ilustración científica donde se plasma la iridiscencia del color del plumaje.
‘Cuando se realiza un buen trabajo científico que defina la musculatura del dinosaurio será sencillo determinar la forma y el volumen de cada especimen, al que habrá que sumar la textura y color de su piel y sus derivados tegumentarios (pelo, uñas, glándulas, escamas o plumas)’, explica Frances Gascó.
Puedes seguir la intervención de Elena Martín en FIMP.
Puedes seguir la intervención de Beatriz Robles en FIMP.