Recreación del aspecto de una mujer neandertal.
25 de marzo de 2022. Los trabajadores de una cantera en el Valle de Neander, cerca de Düsseldorf, en Alemania, descubrieron en 1856 los primeros huesos de fósiles de neandertales. Cuando el anatomista Hermann Schaffhausen analizó los huesos encontrados determinó que podía tratarse de un “barbaro prehistórico” de tribus celtas o germanas debido a la rudeza de la estructura ósea y las diferencias con el homo sapiens. Y otro colega suyo, Franz Mayer, consideró que aquel esqueleto “debía sufrir de raquitismo y llevar toda la vida montando a caballo, por lo que especuló que se trataría de un cosaco ruso que deambulaba por la zona durante la guerra de la liberación contra Napoleón”, explica Francesc Gascó, docente del Máster en Divulgación Científica de la Universidad Isabel I, en un artículo publicado en la revista Muy Interesante titulado 'Nuestros primos Neandertales no fueron tan distintos'.
El profesor Gascó subraya que no sería hasta 1864, al calor de las ideas evolucionistas en las ciencias naturales fomentadas por Charles Darwin (ya que su obra ‘Sobre el origen de las especies’ se expuso en 1859), cuando William King describió los huesos fósiles de Neander como una nueva especie, el homo neanderthalensis, naciendo de esta manera la Paleoantropología o Paleontología Humana.
Los hallazgos fósiles a lo largo del planeta han podido precisar a lo largo de las décadas que el origen de los neandertales está en Oriente próximo. La especie humana extinta vivió en un periodo comprendido entre los 300.000 y los 28.000 años entre las costas de Portugal y Oriente próximo, llegando incluso hasta Siberia occidental. Esta especie se define con unas características físicas singulares que se concentran en una complexión muy robusta y un cuerpo muy musculado, una caja torácica en forma de barril, con capacidad craneal mayor que el del homo sapiens y una frente huidiza que se completa con un torus supraorbitales (unos huesos sobre los ojos donde el homo sapiens tiene cejas) y un mentón poco marcado. Los científicos, señala el profesor Gascó, han podido secuenciar su genoma y determinar que estos homínidos tenían la piel clara y el cabello rojizo.
Cráneo de neandertal.
Se enmarca a los neandertales en la cultura Musteriense, dentro del Paleolítico medio, con evidencias de que enterraban a sus muertos en fosas comunales, desarrollaron herramientas de la industria lítica e incluso colgantes y adornos corporales. También se han llegado a datar pinturas rupestres (aunque esta última teoría es discutida por la comunidad científica).
El profesor Francesc Gascó añadió en su artículo que los humanos modernos compartimos entre el 1% y el 4% de nuestro ADN con los neandertales, razón por la que se ha constatado, a través del estudio del genoma humano, la convivencia con esta especie antes de su extinción.