Violencia en las aulas

Alumna que sufre violencia en un aula.

8 de agosto de 2022. Iago Portela Pino, profesor del Grado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad Isabel I, acaba de publicar, en colaboración con Begoña Nieto Campos, de la Xunta de Galicia, David Álvarez García, de la Universidad de Oviedo y José Domínguez Alonso, de la Universidad de Vigo, un estudio que analiza la ‘Violencia ejercida y sufrida por el profesorado en su labor docente’ en la Revista de Investigación Educativa de la Universidad de Murcia.

El estudio en el que han participado 4467 estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) entre 12 y 16 años revela que los alumnos perciben violencia por parte del profesorado hacia ellos y viceversa, siendo ligeramente mayor la severidad ejercida por parte del profesorado. “El objetivo de este trabajo ha sido el de dilucidar la opinión del alumnado sobre el grado de aparición de ciertas conductas en los centros educativos que pueden ser interpretadas por ellos como agresión o violencia que ejerce y sufre el profesorado en su interacción con el alumnado”, destacó el profesor Portela.

Los alumnos participantes en la investigación completaron el cuestionario de violencia escolar CUVE-R-ESO, el Cuestionario de Violencia Escolar Revisado. Además de la percepción de coacción en las aulas, los investigadores han descubierto que la violencia ejercida por el profesorado se ha centrado en “tener manía” o bajar las notas a los alumnos con mal comportamiento, mientras que el alumnado ha buscado en sus actitudes de presión, dificultar la labor docente a través de comportamientos incorrectos o hablar durante las explicaciones del profesor en clase.

Profesor enfadado

Profesor frustrado con el desarrollo de la clase.

En análisis ANOVA (técnica de análisis de varianza o análisis factorial) aplicado a esta investigación muestra que los adolescentes de mayor edad, que cursan 3º y 4º de la ESO y con peores expedientes académicos, sufrieron mayores cotas de violencia por parte del profesorado. El estudio señala igualmente que la violencia que ejercen los alumnos hacia sus docentes se acentúa en las chicas de mayor edad (15 y 16 años), que están matriculadas en centros públicos ubicados en entornos urbanos.

La violencia escolar

Los autores del artículo destacan que la concepción de la violencia escolar es consecuencia de las constantes interacciones sociales del individuo, donde la conducta agresiva es resultado de sus características personales y el contexto social que le rodea. Su mal comportamiento repercute en el clima social escolar y no permite que los estudiantes, víctimas de este fenómeno calificado como bullying, puedan desarrollar un proceso de enseñanza-aprendizaje de manera adecuada.

Si se tiene en cuenta que en los últimos años se ha promovido desde los centros educativos un marco normativo que previene y sanciona las conductas violentas,  el profesor Portela argumenta que “se tiende a asumir que la violencia escolar es cualquier acto que busque lastimar, intimidar o maltratar a otros estudiantes, material educativo o personal docente y PAS (personal de administración y servicios), que se geste en la escuela y dificulte la finalidad educativa, lesionando la integridad de algún miembro de la comunidad escolar”.

Motivos de violencia en las aulas

Son numerosos los estudios que abordan el maltrato o acoso de los estudiantes hacia los docentes a través de la violencia verbal, amenazas físicas, agresiones, acoso, vandalismo contra sus propiedades, conductas disruptivas o insubordinaciones, que tienen como finalidad desafiar a la autoridad, legitimarse ante sus compañeros o desestabilizar el control en el aula. Del mismo modo, existen un gran número de estudios que abordan la problemática contraria en la que el docente carece de las estrategias o recursos para manejarse en los conflictos que surgen en el aula y no comprende las actitudes de algunos adolescentes en el desarrollo de la clase, teniendo preferencias por algunos alumnos y manía o indiferencia hacia otros. El profesor, que ejerce la figura de autoridad en una clase, pueda llegar a ignorar las necesidades de los alumnos, subestimar su capacidad de trabajo, asignar tareas excesivas o muy complejas, descalificar con sus opiniones en público, realizar comparaciones entre compañeros o utilizar el trato desigual y humillante o las amenazas e intimidaciones en el transcurso de la clase.

Conclusiones del estudio

Como conclusión, los datos de este estudio demuestran que un estudiante, mayor de 14 años, de familia monoparental, con pobre expediente académico, matriculado en segundo ciclo de la ESO y que estudia en un centro público ubicado en el entorno rural, presenta una mayor predisposición a ser víctima de conductas violentas ejercidas por el profesorado. Por su parte, una alumna, entre 15 y 16 años, procedente de una familia monoparental, con bajo rendimiento escolar y pobre expediente académico, matriculada en un centro público en el entorno urbano, muestra una mayor tendencia a ejercer violencia verbal hacia el profesor. En ambos casos, se trata de alumnos que pueden tener problemas de conducta y están desconectados de su entorno académico, con una reducida motivación por aprender.

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