Fotografía de Rafael Alberti

Rafael Alberti. Fotografía del Museo de la Fundación Rafael Alberti (El Puerto de Santa María, Cádiz). Fuente: eldiario.es.

24 de julio de 2023. La revista Fuentes Humanísticas de la Universidad Autónoma Metropolitana de México recoge en su último número un artículo de la profesora María Eugenia Álava Carrascal, coordinadora de comunicación científica en inglés de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Isabel I. El artículo titulado ‘La obra del exilio de Rafael Alberti como literatura de testimonio’ analiza la obra del escritor gaditano desde la perspectiva del testimonio, empleando para su investigación fuentes que han teorizado sobre su trabajo desde 1990 como Annette Wiewiorka, entre otros.

Rafael Alberti fue un escritor de la Generación del 27 que se consolidó como poeta junto a nombres como Federico García Lorca, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Pedro Salinas o Vicente Aleixandre, en mitad del aperturismo cultural que la Libre Enseñanza fomentaba en España durante las primeras décadas del siglo XX.

El artículo de la profesora Álava Carrascal ofrece una nueva dimensión a la recepción de su obra poética exilar desde la península, reflexionando sobre qué lugar le corresponde a Rafael Alberti en el panorama literario en la posguerra, al rastrear su trabajo en diferentes revistas filológicas peninsulares.

La profesora Álava recuerda que Alberti estuvo en el exilio durante 40 años. Durante las décadas exilares se desarrolló una gran parte de su trabajo poético, enmarcado en lo que en la península se estaba denominando la «segunda generación de posguerra»; poetas que trataban, entre otras cosas, la experiencia de la Guerra Civil española. Desde el exilio, sin embargo, “La falta de experiencia en primera persona le da más distancia y le aleja del extremo desgarro de aquellos que habían sido expulsados de su tierra por la milicia nacional”, explica la profesora Álava.

La docente de la Universidad Isabel I indica que el caso de los escritores en el exilio en los cincuenta fue muy particular, porque, según la profesora: "Nunca llegaron a integrarse en el canon de la literatura peninsular de posguerra, ya que su trabajo llegó con años de retraso y las dificultades para establecer un diálogo bidireccional con la literatura que se hacía en España eran grandes, sobre todo en las primeras décadas de la posguerra".

La literatura que se fraguó en Francia e Hispanoamérica llevaba consigo una modernización estilística que se nutrió de los nuevos estilos de los países en los que vivían los exiliados, “que eran capaces de transmitir los sentimientos, quizá más desgarradores si cabe, con la renovación que escapaba del tremendismo universalista de los poetas que publicaron sus obras durante los años cuarenta en la península”, matiza en su artículo. Es una literatura en la que lo privado se hizo público y lo íntimo se hizo interpersonal, con una objetividad distinta de aquellas premisas en las que se fundamentaban las obras de sus coetáneos peninsulares.

El artículo de la profesora Álava aporta una nueva visión del concepto de género literario, a través del testimonial, y que es bidireccional “ensalzando la honestidad a través de la emotividad y la dimensión individual hecha interpersonal”, tal y como señala en sus conclusiones.