Extracción de Miguel Ángel Yunta junto a la enfermera Emma Calero.
23 de octubre de 2024. La sede de la Universidad Isabel I ha abierto sus puertas hoy para invitar a los trabajadores de la sede central y a la población en general de Burgos a participar en una nueva Campaña de Donación de Sangre. Un total de 30 personas se han sumado a esta iniciativa, de las que han podido donar 24 y 2 de ellas lo han hecho por primera vez. La Universidad se suma también con esta jornada al reto de 10.000 donaciones de sangre que se pretenden conseguir a través de la Red de Universidades Promotoras de Salud (REUPS), de la que forma parte. Hemos aportado nuestra pequeña aportación en este mar de solidaridad.
Miguel Ángel Yunta Ibarrondo, coordinador de los Grados en Educación Infantil y Primaria de la Universidad Isabel I, ha sido donante en la sesión de esta mañana. Él es donante de sangre desde los 16 años. Hemos querido compartir la experiencia de Miguel Ángel que nos cuenta cómo esta acción altruista se ha convertido en una parte esencial de su vida. Desde los motivos personales que lo impulsaron a empezar, hasta los beneficios para la salud, Miguel Ángel nos anima a todos a participar en esta labor solidaria.
Cuéntanos ¿por qué decidiste hacerte donante de sangre?
Pues todo empezó en el instituto, en cuarto de la ESO, cuando nos dieron una charla sobre accidentes de tráfico y el estado de las reservas de sangre en los hospitales. Fue ahí cuando entendí la importancia de donar, no solo en casos de accidentes, sino para ayudar a personas que diariamente necesitan sangre, como los que tienen anemias o necesidades médicas continuas. Además, en mi caso, tuve una prima que sufría de anemia y necesitaba transfusiones periódicamente para llevar una vida medianamente normal. Esos dos factores me motivaron a convertirme en donante recurrente.
Revisión médica previa a la extracción con la doctora Isabel Antolín.
Entonces, ¿desde los 16 años has donado de manera habitual?
Exactamente. Empecé desde joven y he continuado hasta ahora, que tengo 31. A partir de los 18, cuando conseguí el carnet de conducir, me resultó más fácil porque en Andalucía el banco de sangre tiene parking, lo que facilita mucho la experiencia. Suelo donar dos veces al año, aunque ahora se puede donar cada cuatro meses. Generalmente lo hago cada cuatro o seis meses.
Además, donar sangre también te permite tener cierto control sobre tu salud, ¿verdad?
Claro, antes de cada donación, los servicios de salud realizan una serie de analíticas, lo que te permite tener un seguimiento de tus niveles de hemoglobina y vitaminas. Para la gente joven, que no suele ir al médico con regularidad, es una buena forma de estar al tanto de tu estado de salud, aunque no es mi principal motivo para donar.
Hablando de motivos, ¿cuáles son los que realmente te impulsan a ser donante?
Es, sobre todo, por solidaridad. Me marcó mucho la situación de mi prima y, como familia, nos concienciamos de la importancia de donar. Además, como sociedad, debemos aportar lo que podamos para el bienestar común. Creo que es una forma altruista de devolverle algo a la sociedad.
¿Qué opinas de las campañas de donación en la universidad?
Me parece una iniciativa excelente. Que la universidad forme parte del circuito de donaciones refuerza su papel en la comunidad. Al final, es una forma de devolver algo a la sociedad, especialmente en un ambiente joven y dinámico como este. Las universidades son el escenario perfecto para promover este tipo de acciones.
Miguel Ángel Yunta y su compañero Ildefonso Álvarez, director del Grado en Educación Infantil, en las manos de la enfermera Calero.
¿Cómo ha sido tu experiencia personal hoy al donar sangre?
Hoy ha ido bien, aunque tengo que admitir que tengo bastante miedo a las agujas. No tanto a la aguja en sí, sino al momento en que entra en la piel. Aun así, es un dolor momentáneo que desaparece en segundos. Para los que tienen miedo a las agujas, como yo, les aseguro que no es algo que dure ni que sea insoportable.
Después de donar, hay algunas recomendaciones importantes. ¿Nos cuentas cuáles son?
Sí, después de cada donación es fundamental descansar un poco y beber líquidos. Nos suelen ofrecer una bebida y algo de comida para estabilizar los niveles de glucosa. Las tres cosas más importantes son: no hacer ejercicio físico intenso, evitar el alcohol y el tabaco, y tener cuidado con las escaleras. Después de donar, has perdido 450 mililitros de sangre, y debes permitir que tu cuerpo se recupere antes de realizar actividades que requieran esfuerzo.
Para concluir, ¿recomendarías a otros jóvenes convertirse en donantes de sangre?
Sin duda. Donar sangre es una forma sencilla de contribuir al bienestar de todos. No solo lo recomiendo por motivos personales o familiares, sino también porque es una forma de ayudar a los servicios sanitarios, que a menudo necesitan grandes volúmenes de sangre, especialmente en épocas críticas como el verano o las fiestas navideñas. Al final, es un pequeño gesto que puede salvar vidas.
Miguel Ángel repone fuerzas una vez finalizada la donación.
Solidaridad
Donar sangre, como bien nos ha explicado Miguel Ángel, es un acto altruista que beneficia tanto a los receptores como a los propios donantes. Además de salvar vidas, permite hacer un seguimiento básico de la salud personal. A través de su experiencia, nos recuerda la importancia de mantener las reservas de sangre en niveles adecuados y nos invita a todos a formar parte de este circuito de solidaridad que salva vidas cada día.