Personas protestando

Personas con el puño en alto en la calle, símbolo de protesta.

18 de enero 2024. La Directora del Grado en Filosofía, Política y Economía de la Universidad Isabel I, Sheila López Pérez, acaba de publicar un artículo en la revista Encuentros en el que estudia la filosofía de Horkheimer y Arendt para reflexionar sobre el totalitarismo, el identitarismo (movimiento basado en el nacionalismo étnico de extrema derecha, con ideas de xenofobia y racismo) y la intolerancia y enlazar estos conceptos con principios democráticos en la sociedad actual.

La filósofa de la Universidad Isabel I define en su artículo los dos universos filosóficos cuasi antagónicos históricamente: los que tratan la realidad desde el campo de las sustancias, esencialismo y universalismos, con una identidad estática no mimetizada con el contexto; y los que han tratado este espacio como un espacio de conveniencia de individuos complejos, diversos y en constante transformación que tratan de tener una buena vida en un espacio y tiempo compartidos. En el primero de los grupos filosóficos se aposentaría la incomunicación, la incomprensión y la intolerancia, mientras que en el segundo grupo se postula la filosofía como crítica que se traduce en la actualidad hacia los nacionalismos, reaccionarismos e identitarismos.

La profesora López Pérez analiza cómo la filosofía crítica y social, contraria a interpretaciones estáticas y ontoteológicas de la realidad, revela las limitaciones de visiones idealistas que condicen a la imposibilidad de convivencia y a un estado de excepción permanente. Estas filosofías críticas promueven un enfoque pluralista, considerando la diversidad y el cambio no como obstáculos, sino como elementos esenciales para la convivencia humana. Se parte de la premisa de que la realidad es diversa, en constante transformación y que debe ser gestionada inclusivamente.

Max Horkheimer y Hannah Arendt son dos filósofos destacados en este análisis por su enfoque democrático en filosofía, promoviendo una práctica inclusiva para todos los seres humanos. El artículo examina sus conceptos clave para la creación de un humanismo protector, abordando el peligro del totalitarismo, las estrategias para subvertir discursos totalitarios (con Arendt enfocándose en la comprensión y Horkheimer en la teoría), y el contraste del humanismo con el antihumanismo, culminando en conclusiones sobre estos pensamientos.

Principales conclusiones

La filosofía de Horkheimer subraya la importancia de recordar las tragedias históricas y aprender de ellas, aunque no se puedan reparar los daños pasados. La perspectiva de las víctimas en la historia es crucial para mantener una crítica viva y evitar futuras atrocidades.

La obra también discute la necesidad de desmantelar la metafísica occidental y sus procesos de normalización, proponiendo una reproblematización de la realidad que abrace la diversidad y la inclusión. La lucha contra el totalitarismo y la intolerancia implica reconocer y valorar las diferencias individuales, transformando la convivencia y la sociedad.

La profesora López enfatiza la importancia de la comunicación y la comprensión mutua en un mundo globalizado pero segregado en el diálogo. La crítica, la comprensión y la comunicación son vistas como herramientas esenciales para visibilizar y valorar el "espacio entre" las personas.

Finalmente, plantea que la lucha por la humanidad común surge de la necesidad de proteger la diversidad humana y compartir un mundo limitado de manera justa y acogedora. En lugar de buscar una solución final a los problemas de convivencia, la filósofa aboga por abrazar la convivencia como el punto de partida y la realidad ineludible de la existencia humana.